La Bella y la Bestia

La Bella y la Bestia​

Ésta es la historia de un Príncipe
que sufrió una terrible y nefasta maldición,
es la historia del amor eterno
que siempre se encuentra en el fondo del corazón.
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Encerrado en su castillo barroco,
hechizado por una bruja a la que no mostró piedad,
fue convertido en una horrible Bestia
llenando su pobre corazón con onzas de maldad.

Pasaba las horas encerrado
en el ala más lúgubre y oscura de su habitación,
dando calor a una pequeña rosa
que moriría si a ninguna mujer entregaba su corazón.

Bajo un cuerpo de músculo y pelo
inspiraba a sus sirvientes más miedo que respeto,
ocultaba en el ala Oeste del castillo
el más importante y oscuro secreto.

Una rosa roja bajo una urna de cristal
perdía un pétalo cada día a la luz del amanecer,
quedaría preso por siempre en ese cuerpo
si por imposible tomaba el amar a una mujer.

Pasaban los meses y los años
consumido por el rechazo, el odio y el rencor,
mientras su corazón se marchitaba
como se marchitaba esa tibia y marmórea flor.

Mas una medianoche de tormenta
halló amparo en el castillo una joven muchacha,
de pelo castaño y ojos como gotas de miel,
era la más Bella, hermosa, alegre y vivaracha.

Se adentró en las entrañas del castillo
movida por el miedo y una extraña sensación,
seducida por la belleza barroca
que desprendía por sus poros el enorme caserón.

Un grotesco aliento de animal
pudo escuchar tras uno de los muchos agujeros,
oyendo pasos que se acercaban
y un rugido como un trueno directo y certero.

Contempla horrorizada el monstruo
que emerge desde las profundidades de la mansión,
gusta como la sangre se acelera,
¿quién podría a esa Bestia entregar su corazón?

La muchacha grita de espanto,
mas la Bestia observa su cuerpo de mujer,
guarda en sus ojos una belleza
tan grande que el cielo no pudo contener.

Tras esos ojos aguados de miedo
el príncipe queda sin remedio enamorado,
pero bajo un cuerpo grotesco y feo,
¿quien sería capaz de hacer de una Bestia su amado?

Le hizo presa en una habitación
atendida por unos pintorescos y curiosos sirvientes,
y como única inquebrantable condición
le prohibió acercarse nunca jamás al ala Oeste.

“¿Qué guarda en ese lugar?”
se preguntaba día tras día la Bella dama,
se incendió la duda en su corazón
hasta que prendió como prende una llama.

Se escapó de su cuarto una noche
para disipar la terrible y punzante cuestión,
llegó al ala Oeste del castillo
y vio la Rosa de la aterradora maldición.

Irrumpió entonces la Bestia
montada en gran cólera, violencia y gritería,
empalidece la pobre muchacha
y se sume en un estado de profunda melancolía.

Pasa entonces un tiempo
germinando el dolor en su roto corazón,
¿qué siente dentro la Bestia
que todas las noches le ofusca la razón?

Le entrega entonces un espejo
viendo que la joven muchacha lentamente muere,
“éste espejo sabe qué anhela tu corazón,
¿qué es lo que tu corazón y tu alma más quieren?”

Se mostró en el cristal una imagen
del padre de la joven que era gran inventor,
“está enfermo, se está muriendo”
dijo ella enjugando de lágrimas su dolor.

“Entonces debes ir con él”
musitó el príncipe ocultando sus sentimientos;
corrió entonces rauda la Bella mujer
mientras la Bestia aullaba a los cuatro vientos.

Pero al llegar a su pueblecito
una gran muchedumbre se había congregado
con astas, lanzas y antorchas
para ir a matar al monstruo enamorado.

Ensilló a su corcel de pálidas crines
para dar aviso a la Bestia de la inminente llegada,
corrió con premura por los bosques
con el alma en un puño y como nunca asustada.

El castillo estaba bajo asedio
por una chusma de hombres violentos y enajenados,
temía la joven ver correr la sangre
de su príncipe profundamente enamorado.

En la cumbre de un ancestral torreón
la figura de la Bestia alcanzó a contemplar,
luchaba contra el odio de un hombre
sediento de sangre y ganas de matar.

Corrió entonces la Bella dama
aprisa por las escaleras para llegar al balcón,
pero una puñalada de odio y venganza
atravesó el pecho del monstruo rompiéndole el corazón.

Cayó el hombre al vacío
acabando su vida al chocar contra el suelo,
y la Bestia herida de muerte
suspiraba sus últimas palabras de consuelo.

Una lágrima lloró la Bella mujer
abrazando el cuerpo que perdía su calor,
llorando las más amargas lágrimas
y suspirando unas últimas palabras de amor.

Abre el cielo la más bella aurora,
derrama tantas bendiciones como grande es el mar,
la maldición habíase roto ahora
que gracias a una mujer una “bestia” supo amar…
****
Hay algo que es muy real
en ésta mágica y ficticia historia,
guárdalo en tu corazón
y tenlo siempre en la memoria;
pues como dice la canción
no hay mayor verdad:
la belleza está en el interior.

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Qué bonito lo haces, Lancelot.

Tienes razón, la belleza está en el interior, pero perdemos demasiado el tiempo mirando el caparazón.

Un besazo

 

..Seme pusieron los pelos de punta.. Es precioso!! Has hecho un grandísimo poema de una historia tan bonita!! Realmente me encantó como lo describiste y plasmaste en un "papel" jeje
..Cada vez me asombra y me encanta la forma que tienes para escribir!!..
..Me encantó y dejó sin palabras, hermano ..
..Un gran beso!!..

 

Gracias Ana!! Me alegro mucho de que te guste éste poema, y he de decir que creo que es uno de los mejores que he escrito. La historia de la Bella y la Bestia me gusta mucho, y es una de mis películas de dibujos favorita. Así que pensé que quedaría muy bien enmarcarla en el lienzo de la poesía. Y el resultado final me encanta.

Un abrazote!

 

Gracias nena! Me alegro mucho de que leas mis escritos
Un besoteeeee!!