La caída original

Arcángeles gloriosos inclinan sus cabezas de áureo nimbo estrellado ante la presencia profunda del todopoderoso Señor de los ejércitos:le hacen la reverencia ancestral cual la de un príncipe estampado en el triste mate del firmamento purpúreo.Su voz ominosa penetra profusamente en el corazón alado de sus serviciales súbditos-los cuales velan por la inmaculada ausencia de pecaminoso dolor en la tierra aún paradisíaca.Pero el reptiliano dios de las profundidades,Satanás,emerge de su señorial caverna infernal para llenar de ponzoña los corazones aún no heridos de la pareja humana que Yahvé creó.

Ésta,descansando en la noche de sedoso velo mortuorio,se despierta ante el bramido de una bestia ornamentada con cuernos de marfil puro,siendo la treta sagaz del maligno para atraerlos hacia la ciega trampa que ya ha hilvanado como tela de doble red soberbia que caza los espíritus más aguerridos contra la innoble causa de la figura en ébano reluciente de la soberbia.Caen como corderos pulcros dispuestos a ser inmolados en el pedernal llameante de las lamentaciones,donde ,despiertos ya de sus delirantes ideas de querer ser también dioses,lloran amargas gotas de sangre que al caer al frío suelo del ya desconsolado paraíso se evaporan en la bruma ancestral de los recuerdos mortuorios del pecado que ya germina cual flor calamitosa a las orillas del río partido en dos,inundando a la fértil natura de nuestros caídos en verbigracia padres...