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La caja de música que nunca abrí

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Llorenç Garcia, 1 de Junio de 2009. Respuestas: 1 | Visitas: 903

  1. Llorenç Garcia

    Llorenç Garcia Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    25 de Mayo de 2009
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    Caía la tarde macilenta de la que sólo me llegaba un último suspiro atravesando la ventana. El cuarto era pequeño y los muebles un tanto desvencijados. Existía una falta de sincronía entre éstos y los colores chillones de la paredes en medio de un ambiente claustrofóbico que el calor despiadado de la calícula ayudaba a fomentar.
    La época de los exámenes se iba alargando como un chicle mil veces mascado y mi universo se reducía a aquella bóveda asfixiante en la que se erguía una lámpara de estudio que se había convertido en mi silencioso animal de compañía, amén de una estantería de libros que cargaban con el polvo del desuso y, en lo alto de ese mueble, una caja de música.
    La luz continuaba declinando como ya lo habían hecho gran parte de las esperanzas depositadas en mi nueva ciudad de residencia. La soledad acuciante disparaba una imaginación repleta de salidas inauditas a aquel callejón sin salida. Una de ellas recayó en aquel trasto inútil de música que nadie había abierto desde lunas inmemoriales. Durante muchos de mis momentos muertos, atisbaba aquella caja con curiosidad cuasi infantil. Había momentos en que la anidaba entre las palmas de mis manos como si anidase a un pajarito recién caído de un árbol. La observaba , la palpaba,... pero nunca llegué a abrirla.
    A veces le daba un poco de cuerda cada vez que mi atención volvía a posarse en ella y mi fantasía se recreaba en la melodía que emanaría de aquel trasto tan vetusto. En mi dilatada soledad, me acabé congraciando con la idea de que la abriría algún día, únicamente cuando la esperanza se apoderara de mí. Entonces, de la música brotaría un destello que me disiparía toda la bruma y me limpiaría todas las telarañas de mi alma y me haría vislumbrar una salida al túnel como un hilo de Ariadna lanzado por fuerzas incognoscibles.
    Más de una vez estuve a punto de abrir aquella caja pero al final prefería aguardar hasta que la asfixia llegara a su clímax; en su lugar, le daba un poco más de cuerda para que la melodía tuviera la suficiente longitud como para ablandar todo interrogante.
    Ignoro cuál será ahora la suerte de esa caja olvidada porque tuve que abandonar aquel agujero antes de que pudiera aplicar aquel ensalmo melodioso. No volví a poner un un pie en aquella casa tras haber dejado la caja con la cuerda más tensada que nunca. Sólo sé que todavía permanece muda en mi recuerdo aunque en más de una situación he sentido el delirio de ir a rescatarla para que ella me pudiera rescatar a mí.
     
    #1
  2. 16/07/92

    16/07/92 Invitado

    Bella prosa, llena de metáforas...

    Un placer leerte,
    besos.
     
    #2

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