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La campaña del concejal Falacci

Tema en 'Prosa: Cómicos' comenzado por DARDO GATTI, 22 de Marzo de 2010. Respuestas: 2 | Visitas: 1103

  1. DARDO GATTI

    DARDO GATTI Poeta adicto al portal

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    LA CAMPAÑA DEL CONCEJAL FALACCI


    Carozo el pintor, en épocas de elecciones tenía mucho trabajo, todos los partidos políticos se disputaban sus servicios para pintar paredes con sus consignas, ya que en esta rama de la publicidad institucional se destacaba tanto o más que en la pintura de obra, o lo que es mucho decir como letrista y vidrierista.


    Una noche de copas en un antiguo bar que estaba sobre el diagonal 74 y el boulevard Jorge Luis Carozo, tal su nombre completo, contó la historia del Concejal Falacci, candidato eterno de un partido vecinalista.

    Según Carozo, Falacci había accedido fácil a un banca de concejal en las elecciones de 1983, cuando aún no se había despertado la vocación política en muchos ciudadanos, pero años después, su banca en el Consejo Deliberante estaba en peligro por no haber manejado adecuadamente el difícil arte de tejer alianzas con los partidos mayoritarios, por otro lado, sin que quedaran ya muchos hombres dignos de respeto en su partido, había tenido que salir él mismo a conformar listas con gente nueva en su mayoría jóvenes.

    Contaba Carozo que una tarde cuando estaba esperando a un “puntero” en una pizzería de la zona de tribunales para cerrar el contrato por las pintadas murales de la campaña que se aproximaba, se había ubicado en un entrepiso construido en madera para poder hablar tranquilo y tuvo la suerte que el tipo apareció temprano, como ese día el “político” andaba apurado cerró el trato sin discutir mucho ni regatear precios como era costumbre y se fue, esto le dejó a Carazo un margen de tiempo que le permitía tomar un refrigerio aprovechando el pago del primer adelanto por sus servicios.

    Fue entonces cuando solo en el entrepiso, y cuando según estimaba serían las seis de la tarde, prestó atención a lo que hablaban en una mesa de planta baja ubicada justo bajo su mesa, miró entonces a través de un espejo de la pared ubicado por detrás de la barra y desde allí pudo ver a Falacci reunido con tres jóvenes.

    Con tiempo, un largo vaso de “Gancia” con limón, y un generoso platito de maníes pelados, se dispuso a escuchar y ver al concejal en plena acción, quedó tan impresionado que siempre que tenía la oportunidad contaba palabra más palabra menos esta historia.




    Los jóvenes rondaban los 30 años, tenían pinta de oficinistas o empleados de banco, las corbatas flojas en sus cuellos desabrochados y los sacos colgados en los respaldos de las sillas en forma descuidada daban a los jóvenes aspecto de estudiantes de secundario vistiendo descontentos el uniforme de reglamento.

    -Tenemos que rearmar el partido Todos por Tolosa… les decía Falacci, -Se nos está llenando de “negritos”… continuó luego; para seguir explicando las razones políticas por las que en su momento se los incorporó al partido, y arengar luego que ya era hora de ir cambiando la gente, para que el partido Todos por Tolosa represente a la clase media ya en vías de extinción.

    Cada gesto cada palabra del Concejal era dicha con calma y en voz baja y con una actitud cómplice que hacía que los muchachos se inclinaran sobre la mesa para escuchar mejor, cada tanto sorbía su café americano, mostrando en los puños de una impecable camisa blanca unos dorados gemelos con sus iniciales grabadas que hacían juego con una traba que sostenía la corbata de seda italiana.

    Luego de algunos minutos de charla política bastante pesada, entregó panfletos a los jóvenes para repartir en sus trabajos, llamó al mozo mientras los despedía amablemente pretextando una reunión partidaria, se dirigió al baño y asegurándose previamente que los jóvenes hubiesen salido del local, tomó un bolso de regulares dimensiones que el mozo le alcanzó desde detrás del mostrador, e ingresó al baño.

    -Acá viene lo bueno… solía decir Carozo antes de continuar con la historia, y de paso donde fuere que estuviera pedía otra copa.

    Al rato salió Falacci del baño, ya no llevaba la camisa blanca, la corbata y los dorados ornamentos, ahora vestía una camisa gris a cuadros por fuera del pantalón, y una gorra visera negra, el bigote antes renegrido y prolijo apareció entrecano y abundante sobre los labios, ya el mozo había limpiado la mesa y colocado dos botellas de cerveza con cuatro vasos y algunos maníes cuando tres jóvenes de entre 20 a 25 años entraron al local y dándole al concejal de una forma extraña haciendo girar las palmas para luego quedar tomadas como para iniciar una pulseada, uno a uno se fueron sentando alrededor de la mesa.

    Vestían camisas a cuadros grises o rojos desabotonadas, con camisetas musculosas debajo, jeans y costosísimas y coloreadas zapatillas, todos morochos, todos con gorras viseras de diversos colores y de costosa marca.

    -Muchachos los mandé a llamar por que se nos está aburguesando el partido se nos está llenando de fachos y garcas…habría comenzado Falacci, para seguir invocando frases que según él, pertenecían a gente progresista y luchadora cuando no, revolucionaria, frases que remarcaba al pronunciarlas con un –Como dijo… tal o como decía cual, asegurándose que el tal o cual mencionado fuera un personaje más o menos conocido por lo jóvenes, así parafraseando al Che Guevara, John William Cooke y hasta Juan Perón, explicó durante dos cervezas, que debían volcar al partido la mayor cantidad de pobres y excluidos para hacer de Todos por Tolosa un partido progresista y popular.

    Carozo contaba como casi queda pagando el Concejal, cuando uno de los pibes le preguntó por las contradicciones del partido en sus carta orgánica que demostró saber de memoria, y de paso le recitó algunas frases de Mao que venían al caso, para terminar invocando a Santucho, por suerte el mozo que se notaba que tenía medidos los tiempos llegó a la mesa y le dijo que tenía un llamado por el teléfono del Bar, la telefonía de entonces permitía estos mutis en circunstancias apremiantes, a diferencia de la de hoy día que apenas te permite alejarte unos pocos pasos.

    Salvado del papelón con la oportuna intervención del mozo, al regresar a la mesa, les dio unos panfletos distintos a los anteriores para que repartan en los barrios humildes de la zona, despidiéndolos con el pretexto de la consabida reunión partidaria, y un -¡Hasta la victoria siempre camarada, que sonó casi ridículo.

    Carozo fue testigo nuevamente de la huida al baño con el bolsón, para salir esta vez vestido con un pantalón varios talles mas grande de lo debido y una camisa descolorida, el bigote mas canoso ya estaba recortado y finísimo sobre el labio superior, la cabeza igualmente calva cubierta con una gorra de grueso paño y unos mocasines marrones que habían conocido mejores tiempos le habían agregado varios años al Concejal, el detalle genial era un bastón de caña y una ligera renguera, esta vez los recibidos a la mesa eran tres ancianos que lo abrazaron mientras el Concejal Falacci les decía - ¡Muchachos! Todos por Tolosa necesita de la experiencia de los viejos militantes, nuestro objetivo es la clase pasiva injustamente tratada desde hace tanto… en ese momento apareció el mozo con cuatro tazas de té de boldo.

    Según Carozo a esa altura asqueado por lo visto y oído llamó al mozo para pagar su cuenta, quien al traerla y cobrarle, imprevistamente le sonrió y le dijo _ ¿Y qué tal el show?, ¿tendríamos que cobrarlo aparte no?, Carozo se sintió descubierto en su pequeño espionaje y no se animó a decir nada, se estaba dirigiendo a la escalera para bajar y salir de allí lo antes posible, cuando la mano del mozo le tomó fuerte del brazo, incomodo Carozo se dio vuelta esperando problemas pero se encontró nuevamente con la sonrisa franca de tierra adentro del mozo, -Miré si viene el sábado a eso de las dos de la mañana no se va a arrepentir, el chanta éste ya me avisó que tiene reunión con los travestis de acá a la vuelta, no se lo pierda, yo me muero por verlo… y palmeándolo en la espalda acepto y recogió agradecido la propina que estaba sobre la mesa.-

    A esta altura Carozo paraba siempre el relato y pedía otra copa, para culminar declamando –¡Qué asco me dio che! ¡Qué políticos de mierda que tenemos!

    Carozo ya no pinta paredes en las campañas, nadie lo llama, sus letras no tienen el trazo firme de antes, el Concejal Isidoro Falacci cayó en desgracia, estuvo preso un tiempo luego que un periodista le hiciera una cámara oculta al recibir una coima de un empresario de la noche y ya no milita en la política, vive de rentas, por Tolosa las cosa siguen igual que siempre.

     
    #1
    Última modificación: 26 de Noviembre de 2014
  2. cipres1957

    cipres1957 Poeta veterano en el portal

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    Excelente el desarrollo y la historia; el casi final de travestis; genial.
    Don Falacci, me recuerda a otros tantos sinverguenzas que pululan en nuestro país. Cambian los personajes; las chantadas al orden del día.
    Felicitaciones Dardo por tu relato y por el buen humor.

    Daniel
     
    #2
  3. DARDO GATTI

    DARDO GATTI Poeta adicto al portal

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    Gracias Daniel, a veces la realidad es peor que la ficcion un abrazo
     
    #3

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