La canción.

La canción.

espejos del alma;
tus ojos de zorro no me engañarán, tu cuerpo
es asolado más tus dos mentirosos.
La princesa se transforma en caballo, luego en manzano,
para que el izquierdo deje de llorar. ¡Amor fraterno, amor!
Tres aros de hierro que antes rodeaban mi corazón se rompen
dando paso a la canción.

cuantos de hadas
antiguamente me embelesaban, mis padres,
siempre me los contaban,
y yo cabalgando tras la canción… ​

 

Veo que eres músico, lo que escribiste tiene mucho de canción aparte del título.
Hoy sobre la yegua de la noche cabalgaré hasta el árbol para cortar una manzana azul y llevársela a las hespérides. Revientan ya los aros y comienza el salmo.

Un saludo musical en este equinoccio.