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La Capilla

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por Othar, 28 de Junio de 2013. Respuestas: 1 | Visitas: 1020

  1. Othar

    Othar Poeta recién llegado

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    La Capilla

    A orillas de un cristalino río arequipeño, que da vida a verdes campos, envuelta en un seco olor de huacatayes y cebollares, está escondida una antigua construcción dedicado a la Virgen de Guadalupe.

    Pocos arequipeños conocen su origen, y menos aún a Fray Josè Mojica, un fraile Franciscano venido desde muy lejos, que dejando una vida material llena de éxitos, se asentó espiritualmente en este hermoso valle y decidió construirla; con indesmayable voluntad, como recuerdo vivo a un encuentro con Nuestra Santa Madre, a quien también le hubo de ofrecer los no pocos sacrificios que vivió, tras llevar una vida piadosa; enclavada en la mas absoluta pobreza, y finalmente morar al cielo, dejando en la tierra únicamente un bien personal: su penosa enfermedad guardada entre su carnes.

    ¡Yo lo sé!- Empezó contando el viejo Ruben-, muchas horas meditando, he tratado de comprender, como una vida consagrada a Dios, reunió inmensa energía, a costa de su propia existencia... ¡Y no solo eso! Hasta donde la fè puede servir de buen lazarillo, si nos dejamos llevar por ella....
    – Diciendo esto -, dos gotas gruesas, como de cristal , corrieron apuradamente por entre los surcos de sus mejillas envejecidas, hasta estrellarse contra el suelo. Rubén, calló por un instante, enjuagóse el rostro en sus harapos y rompió nuevamente con su nostálgica pena, en medio de una voz entrecortada. Las arrugas no mienten hijo, ya tendrás las tuyas, y te recordaran que existen momentos en nuestras vidas, que no podrían sucumbir, ni siquiera; a la perniciosa amnesia, ¡mala mensajera de la muerte!

    ¡Yo era muy coro aún! -Prosiguió-, ¡el mundo también lo era!, entonces ¡éramos nosotros!, solo sabíamos de tierras y algo de Dios, ¡así podíamos salvarnos del hambre!, lo demás; ¡que importaba!, ¡bastante era cuidar la chacra y de nuestras esperanzas!.
    ...Así fue que; después de unos días, vi al padre nuevamente en la pensión. Sentado, mirando su plato, sin decir nada, los pollos picoteaban sus uñas largo rato, él; ¡ni caso! Vaciaba su mirada en la mesa de eucalipto, luego comía. Sus manitos blancas y delicadas; hacíanle cariño a la hosca cuchara que teníamos,. la ternura con que otrora partía el pan, y nos hacía reír a nosotros, -mas galifardos que ignorantes-, ¡ya no había!, pero, sì estaba él. Hasta parecía que sus palabras se habían ido, junto con el brillo de sus ojos y su sonrisa.
    Yo, le comparé, con aquellos santos de yeso, ¡esos; que mi mama nos obligaba a rezar, cuando íbamos a la catedral! Así, el padre Mojica; estuvo un buen rato, luego salió. Yo de curioso le esperé a que avanzara, hasta verlo bajar por el sendero en medio de sauces y molles, envuelto en una pequeña nubecilla de polvo que le ocultaba los pies, ¿acaso flotando?; pensé... Decidí seguidle.

    Una cabaña pobremente instalada sobre algunos matorrales le recibió, y acomodando la enclenque portezuela pudo entrar, cerca de él; desde mi escondite, acurrucado detrás de la pirca; que rodeaba la cabaña, le oì pronunciar palabras inentendibles; y levantando la mirada pensé: -¡A quien le hablaría!-, Pero, no pude ver a nadie más; sólo estaba el padre. En tanto, cuando dejaron de pronunciarse, sentí un extraño silencio, ….era imposible creerlo,¡no había ruido, viento,color ni vida que se sintiese!…. Un fugaz adormecimiento me invadió, ¡de pronto; en mi cabeza aparecieron escenas; sin saber de donde provenìan!, y; ¡ asustado!; dentro mi corazón; alguien repetía: ¡Ora! ¡Ora!, ¡aquí esta Dios!

    Entonces, vi algo aún más increíble, ¡todos los colores y las formas del paisaje se mezclaron; y empezaron a perderse fugazmente en el horizonte!, quedando todo reducido a una dimensión en blanco, ¿ya no existirían màs los colores y las formas? ,…empecé a llorar, hasta que una voz similar a un arrullo, me dijo: -cálmate; no hay que temer-.
    Miré el cielo, y vi algo similar a una gran sabana blanca, y; de un punto luminoso, a su alrededor; nacieron varias estrellas; que se deformaban en sus contornos; eran 7, y no sé porque recuerdo ese número. Así, las estrellas continuaron estirándose; hasta formar espigadas flamas doradas de un color crepuscular , aumentando su resplandor de entre sus bases.
    Y mientras yo; recordaba personas, lugares y palabras que nunca había visto, ni oído, sentía que todas las escenas .¡entraban y salían de mi mente! Hasta que, en el horizonte pude verlo; ¡allí estaba Fray Mojica!, arrodillado, frente a una hermosa Señora; envuelta en una luz impresionante, de sus labios; salió una relajante melodía; que le devolvió el color a las formas, al paisaje, hasta entrar al río y finalmente callar el silencio.

    Luego, sentí; una suave palmada en mi espalda y los ojos de aquel fraile, me devolvieron al inicio de todo lo que había pasado. Entonces, me preguntó si había oído lo que había pedido esa Señora, yo le respondí que ¡Si!, me volvió a preguntar si le ayudaría en su obra. Y no bien hubo terminado la última palabra; una cortina de lagrimas, me nublaron la vista. ¡Cálmate hermanito!...me consoló ¡Hay mucho que hacer!; ¡Grande es la mies y son pocos los jornaleros! ¡Así fué como el padre y yo; desde aquel día hicimos todo esto!
    Finalizando, Rubén se acerco al Altar y arrodillado; bajo la imagen de la Virgen; miró fijamente el piso, señalándome con su mirada un punto perdido; y después de persignarse; salió pesadamente sin despedirse.

    En la capilla, sólo; debajo del altar de la Virgen, vi arañado en el piso; la siguiente inscripción ;Hallaras la Divinidad, con tu sufrimiento ;.
    Un enorme nudo se me hizo en la garganta-, mientras; el viejo Rubén; se alejaba; hasta perderse por los montes de hierbas.
     
    #1
    Última modificación: 12 de Mayo de 2018
  2. Lourdes C

    Lourdes C POETISA DEL AMOR

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    Bello, muy bello. Gracias por compartir. Muy grato leerte. Saludos.
     
    #2

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