La carta

Le dí la carta escrita
en las tinieblas.
No tenía dirección,
era yo su destinataria.

Tragicomedia inspirada
por mi declive.
Sola frente a la oscuridad,
apagando su viveza.

Los golpes funestos
armoniosamente cantados,
no hicieron sombra a mi
sensación de agonía reprimida.

Todos sois cómplices
de mis desgracias.
Una cómplice delatada.
Esa carta es para mí.

La firma no se lee.
Carece de cuerpo el escrito.
¿A quién debería entregárselo
si el nombre empapado de
sal ha desaparecido?

Soy consciente de mis
dolores y heridas,
por eso se que hacer
para no difuminar
los escalofríos,
congelando mis
venas ardientes.

Empiezo a leer la
primera línea, pero
no entiendo la segunda.
Están desordenadas
en el caos de la grafología.

Es para mí, lo se sin
acordarme del motivo.
Si odio a la autora,
¿Cómo voy a creer
lo que yo misma me
dicto bajo siglas artísticas?

 

Este es un manantial de hermosas palabras que brillan dentro de su misma oscuridad, Maravilloso! un placer este tipos de escritos, saludos! y que tengas una feliz tarde, y hasta el próximo verso.

 

¿Qué sería de nosotros sin las palabras? Seguramente nos ahogaríamos en nuestra oscuridad.
Muchas gracias Enrique.

 

Los sentimientos son los que nos obligan a retener el tiempo que nos convierte en prisioneros.
Muchas gracias por leer mi poema.

 

Hermosa forma de abrazar la oscuridad son tus lineas, llenas de un sentir muy abatido, me encanto tu compisición.
Saludos.