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la cruz

Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por zispo, 13 de Septiembre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 821

  1. zispo

    zispo Poeta recién llegado

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    31 de Enero de 2010
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    ¡corra Maestro!esa fue la ultima frase de Pedro antes de que espadas romanas atravesaran su cuerpo hiriéndole de muerte.El Maestro corrió todo lo que pudo a pesar de su débil calzado ,pero sabía que en esa huida que emprendía estaba en juego algo muy valioso:su propia vida.A pesar de que corrió todo lo que pudo hasta que el corazón le latía tanto que parecia que se le iba a salir del pecho, no pudo hacer nada para evitar a sus captores que salieron dirigidos por el traidor.Las palabras del traidor fueron como un gran peso para el Maestro.El traidor se le acercó y susurrandole al oído le dijo-Maestro tu me lo has dado todo pero no quiero vivir a tu sombra,como un lacayo más-dichas estas palabras desapareció entre las sombras y los romanos apresaron al maestro.

    Una mujer lloraba desconsolada en un rincon de una casa que parecía bastante pobre.Tenía una corazonada de que algo terrible estaba sucediendo en la ciudad y se sentía angustiada , notaba como el nudo de su garganta se acrecentaba y las lágrimas caían por sus mejillas,ella notaba que el hombre al que había amado durante tanto tiempo estaba en peligro,pero sabía que no podía hacer nada.Apenada por su amado salió en su busca.

    En otra parte apartada de la ciudad,sobre una colina,se encontraban unos hombres que al parecer estaban rezando,pero tenían gesto de preocupación,como si les faltase alguien.Rezaban al Señor para que nada malo sucediese,porque si sucedía lo que ellos temían desde hace tiempo,el mundo se sumiría en un caos impredecible.La doctrina que les habían enseñado decía que no debían actuar con violencia pero esta situación quizás lo requería.

    En el gran palacio del centro de la ciudad,un hombre que estaba sumido en sus pensamientos,se despertó de su ensoñación cuando aporrearon la puerta con insistencia.Abrió y se encontró con dos de sus soldados que traían a un hombre que el mismo ordenó capturar.El capturado le miró con sus ojos azules,pero no dijo nada y bajó la mirada.Los soldados recibieron su tributo por capturarle y se retiraron dejándoles solos.-Así que tú eres el llamado maestro-El respondió con una voz muy clara-sí soy yo pero deberías dejarme libre ya que yo no he hecho nada.el hombre rió a carcajadas como si le importase poco la vida del prisionero.Y prosiguió-¿no has hecho nada? ¿entonces por qué vas predicando por mi ciudad cosas tales como el amor al prójimo,la no violencia y la paz?-el Maestro contestó:soy el hijo de Dios- El hombre retrocedió un poco hacia atrás pero no le creyó.
     
    #1

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