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La ecuanimidad del brazo divino

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Misogénesis, 28 de Octubre de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 866

  1. Misogénesis

    Misogénesis Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    28 de Octubre de 2009
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    Solitario y embelesado en sus conjuras contra sí mismo se encontraba allí, rodeado de naturaleza. Sus luceros, ya casi extintos, reflejaban la imagen borrosa y opaca de una vidriera. Su pelo lacio y cano se balanceaba al viento describiendo ondas. Aun intentado encontrar inspiración, la noche se cernía sobre él.

    -Otro día, que lamento haber vivido- decía.

    Al llegar a casa, sin encender luz ni candela alguna, hundía un maltrecho tálamo en el suelo llano.

    -Pernoctar al fresco hubiera sido peor- pensaba para sí.

    Lamentando todo aquello que pudiere lamentar un hombre atormentado por sus quehaceres, sus ojos, ya húmedos, se hidrataban y deshidrataban al son del capricho lacrimal.

    - Renqueé en un mal lugar, cojitranco me quise abalanzar sobre el vacío. No sé si fue más nervuda mi caída o la razón por la que me derrumbé. Mi Vida por un poema escrito en sangre. Quien sabe que barahúnda de sustancias me aturdían como para…

    …Un sollozo reticente reverberaba en la habitación cuando las palabras de, , sonaban en la cabaña. Avergonzado de sí, por su actitud plañidera y más aún por su comportamiento deshonroso, fue abrazado por alguna deidad nocturna y durmió.

    Se alimentaba de plantas y animales obtenidos por métodos primarios, se aseaba en ríos y torrentes con poca fuerza y escribía sobre cortezas de árbol.

    Sin tinta, ni papiro reservaba sus últimos recursos para todo aquello que tuviera que decir.

    El hombre, un escritor de cuentos, un enajenado mental, que por enajenación, enajenóse.

    Un día de estos, cuando el sol ya brillaba, se acercó con un recipiente rezumante de un fluido carmesí, unas láminas de celulosa y una pluma, a un escritorio que estaba en la chacra. Mojó en el tintero la pluma de algún ave, ya muerta, y escribió:

    “Nudoso nudillo anudado a mi diestra discierne qué decir, mi alter ego, voz a medianoche, describe con gelidez y frialdad las palabras que conformarán este desahogo literario. Mi voz entona el triste canto que me valdrá para vanagloriarme, primero, y perecer ante la realidad, quizá más tarde, que será emitida por alguien que conozca el verdadero secreto de las palabras. Al borde de matarlo resurge con fuerza el impulso que me hizo crecer en la pragmática. No sé si fue el amor, la felicidad, o mi fin, que por poco tiempo casi olvidé cómo se escribe mi nombre”

    Se alzó tras manuscribir tal cosa e iracundo comenzó a arrojar todo lo escrito, toda su vida, al río.

    Al día siguiente, al atardecer salió a ver crecer las plantas cuando gritó:

    -¡Oh, dulce otoño quién fuera caduco en esta época, quién pudiera pertenecer, igual que tú, a la naturaleza, quien pudiera absolver de toda culpa a un servidor!

    Se consumía en sí mismo como una vela en constante ignición, los días cada vez pasaban de una manera más larga y destructiva sobre su tez y espíritu. Pero aquel cariz deplorable y consumido no era más que el reflejo de un interior carcomido y menguado. Al final, era tal el desgaste y abrasión, que toda su vida vista desde fuera o desde dentro era un fárrago con una base desmadejada.

    El etanol y metanol del que hacía uso le había medio-quemado las corneas y su visión era borrosa.

    La mala alimentación y la ingesta de líquidos en mal estado lo enfermaron y lo obligaron a recluirlo en la propiedad.

    Sólo, encerrado, demacrado y marcado por el tiempo, yacía con la esperanza de que un viento Divino y justiciero se lo llevara por delante.

    Ya era de noche y poco a poco se desdibujaban los restos del carro solar de Apolo. Morfeo, ya en pie, procuraba una calma, a la desdichada conciencia de éste.

    Recluido, ya desde tiempo atrás, por la cárcel inescrutable de la mente humana, se hacinaba dentro de uno mismo, maldiciendo la dicha que aún lo mantenía arraigado en este mundo.

    Cierto día erase un hecho que sin precedentes ocurría en el mundo, la puerta del ermitaño repiqueteaba a son de un puño pusilánime pero vigoroso.

    Él, extenuado, al llegar hasta la puerta, abrió, y dijo:

    -¿Quién molesta mi recogimiento en la montaña?, ¿quién corrompe mi silencio en este valle de ensordecedora afonía?- dijo el viejo loco.

    -Su puño y letra, majestuoso e ilustre de entre las excelsas letras universales.

    -Pamplinas, hace tiempo ya, mucho además, que no hay nada ilustre en mí-

    Así, con vanos argumentos, y con estrategias argumentales intentaba alterar el despejado orden de lucubraciones del escritor.

    -Llegó a nosotros, por suerte, su Obra mojada y empapada por el continente del lecho fluvial.

    -Oh desgracia mía, qué pudiera hacer yo para evitar que ahora, en el epílogo de mi vida, ustedes, malditos comerciantes y mercaderes hipócritas, dejen a un pobre anciano morir asumiendo su culpa.

    -No se mortifique señor, ¿acaso no es cierto que del hambre y los sentimientos poderosos nacen las obras más extraordinarias del mundo?

    -Fuera de aquí y fuera de mi vida, no hay nada extraordinario ni meritorio en el dolor.

    - Cuenta la historia de una traición, de una puñalada oculta tras una mano amistosa, de una afrenta al epicentro del espíritu mismo de un ser humano. Algo normal en los hombres.

    -Sí, así es, no es más que eso. Mis manos, todavía están manchadas de sangre y mi mente aún no recuperóse de tal vahído ni jamás lo hará.-dijo él y continuó: ¡Fuera de aquí vil y ruin sabandija!, ¿Quién crees que eres para intentar exculpar mis actos con tu dinero!?

    -Soy el Alfa y el Omega de tu desgracia

    -Quit sapit, el néctar de la destilación…

    -No, viejo amigo, no tanto eso como la circunferencia perfecta, lo que abarca desde el cero al infinito y los confines del universo, no tanto eso, como el paradigma universal sobre el que se basa toda ciencia y todo intento de prueba empírica. Soy todo aquello que todos buscan y nadie encuentra. Soy todo aquello y todo lo demás.

    -Otrosí de escuchar tu discurso, oh deidad cruel, comprendo que mi vida llegará a partir de ahora, dentro de poco llegará el término de este sin vivir al que me has atado.

    - No erres al extraer conclusiones del contexto, nada de lo que crees existe, nada de lo que eres existe, porque un ser que se permite las licencias para actuar como tú actúas nada merece, ni siquiera la muerte. Por tus actos, no eres considerado como persona, sino mejor, como bestia, y como tal no más que para arar campos sirven tus manos.

    -Mis manos te crearon, y en mis letras te describieron con toda tu magnificencia, crees que puedes huir de tal cosa?- dijo el escritor loco.

    -Ya puedes encomendarte a algo esperanzador para poder enmendar tanto y tanto que enmendar.

    -No me sorprendes con tus estructuras casi ilegibles, yo creé la palabra, creé el término, y con mi sangre te pedí que me llevaras contigo, no respondiste y por tanto no eres más que un niño caprichoso que juega a las canicas con su hermano el hado.

    -Amén pues, tu vida ni empieza ni acaba, eres polvo y con el tiempo, la carcoma en polvo te convertirá-dijo Uno.

    Y así petrificado y esculpido en un ídolo de madera quedóse atrapado en aquel claustro en la montaña, y años y factores climáticos enterraron, ya de por vida, a Vuestro Querido Escritor.
     
    #1

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