La Espera

En lo insondable de las amargas penurias,sí,el abismo fagocitador de la esencia eternal de Dios Purísimo,suelta calamitosas risas de diabólico y enfebrecido grito avernal,para júbilo de los salvajes y avispados ateos,quienes se postran de hinojos ante obsoletos políticos corruptos:con el único fin de succionar sus almas devoradas ya hace tiempo por la verborrea vacua e hipócrita de una cadavérica apariencia espectral.Pero yo paso olímpicamente de sus sermones pacifistas.Desearía que llegara un encumbrado tirano de látigo áspero y duro para que les diese fehaciente y flagelante escarmiento a esos consumidores de espíritu.Y que establezcara un orden aristocrático donde la pureza de la sangre y la enjundia de la mente clarividente se elevase por encima de esos antros que las mosquitas muertas llaman parlamentos.A la espera estoy de su llegada,que no tardará en ciernes de segar las cabezas de los políticos y reyes que llenan sus agujereados bolsillos con el sudoroso oro que habían ganado para su sustento el humilde proletariado.Espero y espero,y mientras tanto me desgarro en jirones de impaciencia en la noche sin luna...primer sello que prefigura la llegada de ese primer superhombre que habrá de impartir dura justicia,rebanando cabezas y mutilando cuerpos sin esencia,vaporizada ya por el impío vórtice del inframundo que nunca se engaña.