La Fanfarria Del Ángel Silente (Parte II)

Despertó, rodeado de lamentos adoloridos. Con la garganta seca... Parecía que su cuerpo, hubiese sido sometido a una tortura bárbara.


Sin saber siquiera, la relación de los acontecimientos que lo habían llevado, de repente, a estar aislado en un frondoso laberinto verde; enmarañado. De amarillentas flores; de cuya trompa, provenían los azotados cantos, hizo el esfuerzo de incorporarse.


Arriba, confluían las coloridas venas del pulso nocturno celestial, en una armoniosa aurora. Siguió aquella estela; elevándose por las tenues sendas, de lo trataba ser un monte; abrigado por el hermoso firmamento.


La vía láctea, era un agitado océano de estrellas; inmolándose en abrazos titilantes, a millones de años de luz. Átomos; que colapsaban en estallidos fulgurantes de neutrones. Bandadas de cometas, que veloces, emigraban hacia el recóndito infinito; escapando del disco de sus pupilas...


Los sangrientos iris nebulosos, flotaban como una familiar mirada en el óleo cósmico; fija y conmovedora, en una profunda reminiscencia; ya difusa, en un cálido sentimiento. Afloraba, una nostálgica melancolía; punzante en su pecho.


Fue entonces: tras la distancia de unas horas recorridas; habiendo alcanzado el punto de cima de la escarpada selva, que advirtió, lo extravante de aquél lugar.


Rodeado, por un hondo poso de nubes borrascosas, vislumbraba; en el eléctrico resplandor de las cataratas tempestuosas, lo que creía, era la diminuta vela de su agonizante embarcación. Avanzando entre las violentas ondas marítimas. Solitaria en la vasta planicie terrícola.


Aquél trance; absorto en el paisaje, se rompió de repentino modo, cuando un susurro al unísono comenzó a agitarse en sus oídos. Al advertir, que algo acechaba tras de él, giró raudo; y atemorizado, creyó estar delirando al contemplar lo que sucedía.