La fea

LA FEA
Historia increíble
Guillermo recién habían extendido autorización de su divorcio, después de apenas año y medio de casado, con la mujer con quien se había encaprichado, pues desde que llegó a su adolescencia, juró se casaría solamente con una reina de belleza. Confiaba naturalmente en su personalidad y proyección económica y social, y en consecuencia por su roce entre personalidades interculturales; su acercamiento entre tales eventos le era familiar. No obstante desde fuera las cosas se ven diferentes que en la intimidad, aunque cumplió con sus deseos, lo decepcionó esa vida que no le permitía la más mínima privacidad y el constante corre y corre entre los padres de su esposa, sus amistades y familiares, que según se quejaba; no lo dejaban ni siquiera respirar. Juró entonces, su próximo matrimonio sería con la mujer más fea que encontrara.

Para lograr su propósito se conectó por internet, con mujeres de todo el planeta, no siendo tarea fácil encontrar la mujer de su predilección, dado que con quienes se entrevistó con ese propósito, le mostraban sus mejores fotografías y todas ellas eran mujeres muy atractivas, cansado de ello puesto que a su ex esposa, la seguían, enamoraban, adulaban, flores por aquí, invitaciones por allá, cuestión ésta que molestaba.

No podía creerlo pero se conectó con una dama tan fea que lo asustó, pero así, como se presentaban muy atractivas en la foto, pensó a lo mejor fuera un truco, fingiendo por el deseo de encontrar pareja. Concertó la cita, ella vivía en África del Sur y quiso despertar su interés, citándose en un país neutral, por ejemplo dijo Guillermo, en: Canadá, en fecha tal. Yo le dijo me identificaré con un sombrero color Corinto, por mí parte dijo ella: blusa roja manga larga y en mis manos una sombrilla azul.

De lejos Guillermo la vio en el aeropuerto, en ese momento dentro de una rueda de gente tomándole fotografías, quienes pasaban se detenían a mirarla, él pensó, así será de fea. Cuando al fin se vieron, ella con cierta importancia le dijo: Estaré en el hotel sólo estrellas, suite 24, tengo con el mismo propósito tres citas antes, a partir de las diez de la mañana, tú eres el número cuatro. No dijo más y se marchó.

Guillermo observó desde su butaca, a sus contrincantes y seguía pensando se no habría algún truco, haciéndole creer tan solicitada fuera, además de fea. Disimuladamente preguntó a uno de los entrevistados, y éste le contó que la dicha dama era dueña en África de una mina de oro y diamantes y su riqueza suplía su fealdad, aunque sus curvas por detrás decían otra cosa. Tocó el turno a Guillermo y la sensación de verla de muy cerca era de desmayo, pero se aguantó y empezó a responder un cuestionario: ¿Por qué te casarías conmigo? Quiero una novia sólo para mí, e igualmente cuando sea mí esposa.- En su interior y a causa de la experiencia vivida con su primera esposa, lo que respondía era verdad - Me desagrada que todos la miren y se enamoren. ¿Con que bienes cuentas? Soy dueño de una cadena de hoteles en todo el mundo, inclusive donde hoy estamos. ¿Tienes conocimiento en algo de mí vida? No me interesa, fue su tajante respuesta. ¿Te casarías con migo a pesar de mi fealdad? En el ínterin de esa interrogante, ella lo veía embelesada. Era un gentleman, de facciones muy atractivas, y un porte atlético, ojos gris profundo, una sonrisa encantadora. Su respuesta fue muy meditada, cuando dijo: Me gustaría conocerte un poco en tus relaciones, costumbres y conducta, conocer tus padres y hermanos y demás familia.-Esto lo dijo para ganar tiempo, estaba convencido de haber conocido a la mujer más fea del mundo, y no era para tanto-.Sin embargo se llevó la sorpresa cuando le respondió te acepto, sellémoslo con un beso. Sin dar tiempo a respuesta alguna, lo atrajo con fuerza hacía ella y algo extraordinario sintió muy dentro, que la beso larga y apasionadamente. Al separarse, aquella mujer fue transformándose paulatinamente, adquiriendo una belleza segundo tras segundo inusitada, dejándolo perplejo y no menos enamorado, con gran sonrisa y alegría ella le dijo: gracias amor mío, me has salvado del encanto al que estaba sometida.

Explícate por favor respondió Guillermo asombrado. Todo empezó contestó ella, con el descubrimiento en tierras de mi padre de una mina de oro y diamantes, y el brujo de una tribu lo mató para robársela, y a mí me amenazó en transformarme en un adefesio si no me casara con él. Así lo hizo, con la advertencia que sí alguien se enamoraba de mí a pesar de mi fealdad, se quitaría el encanto. El brujo ya está muerto, igualmente lo asesinaron por su maldad con mucha gente. Dos hermanos administran la mina y no ignoran mi suerte, que ahora cambiará para siempre. ¿Qué me respondes? Lo mismo de hace un momento; quiero conocerte.

cristóbal monzón lemus.

respiro luego escribo

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