La flor salvaje

El poder cultural que posee el cuerpo de la mujer es todo el esplendor de belleza, los hombres son fascinados por el fuego que desprenden sus ingles, sus piernas están destinadas a llevarlos dentro o a expulsarlos.

Así son ellas, así son sus piernas, así son sus caderas; en ellas llevan el escondite perfecto para sus retoños: De ellas emerge vida.

Su pecho siente y alimenta, la mujer es la conexión con el placer, con el alma, con el corazón, con lo salvaje, ella puede moverse a su manera, menearse, bailar, oscilar y empujar.

La mujer tiene clara su naturaleza, es su segmento cultural lo que traza varios círculos, lo que amplía su conocimiento. Ella no derrocha amor, sangre, lágrimas, ni se queja cuando sufre, en todas sus vidas; ella es esperanza, coraje, fuerza y valentía.

 

Además ternura, inteligencia, picardía, intriga... en fin... toda una aventura con sus colinas, valles, curvas y cuevas húmedas... me fascinan.