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La fuente encantada

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por posman, 26 de Septiembre de 2024. Respuestas: 1 | Visitas: 199

  1. posman

    posman Poeta recién llegado

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    4 de Diciembre de 2022
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    No me preguntéis si éste relato es cierto; he de confesar que ni siquiera yo lo sé. Sólo sé que había regresado al pueblo de mis abuelos, allá arriba, en una montaña olvidada. Su último habitante, mi abuela, había partido en un largo viaje con destino a la eternidad. Desde que mi abuelo hiciera ese viaje, la familia trató de persuadirla para que abandonara el ya pueblo fantasma.., pero ella se negó, alegando y con razón que ese era su hogar, en donde había nacido y llevaba toda la vida en el. De vez en cuando veníamos a verla y llevarle alguna que otra cosa. Pero un día recibí la noticia.., ella se había ido sin decir nada, sin hacer ruido, sin molestar. La casa donde ellos vivian estaba llena de recuerdos que, en cuanto entré, vinieron a mi encuentro. Uno de ellos me hizo volver al pasado, cuando siendo un niño, solía venir por el verano y, entonces mis abuelos me contaban historias que, parece ser, sólo sucedían en ese lugar.
    A difencia de la ciudad en donde yo vivía, en éste, todo era tranquilidad, sin ruidos y sin prisas.., como si el tiempo allí pasara más despacio. Una de aquellas historias que mi abuela no se cansaba de contarme, hablaba sobre una fuente a las afueras del pueblo que ella aseguraba que estaba encantada, pues un hada solía peinarse junto a ella en las noches de luna llena. Y cuando terminaba de contármelo, me decía muy seria:
    —Nunca vayas de noche con luna a la fuente.., pues no le gusta que la miren los humanos.
    Yo, conocía esa fuente; era de un sólo caño, pero siempre manaba agua de él ya que nunca se secaba. El agua caía a un abrevadero en donde el ganado bebía y, junto a éste, había una pequeña losa de piedra colocada a modo de improvisado asiento que permitía sentarse a esperar a que un recipiente se llenara de agua o, que los animales terminaran de apaciguar su sed.
    La verdad es que era algo escéptico de aquellas historias que me contaban, pero siempre hice caso de mi abuela, por lo que nunca fui de noche a la fuente.., por si acaso. Otra cosa que a ella le encantaba, era cuidar su larga melena rubia y cuando la lavaba se ponía al sol y peinaba el largo pelo con mucho cuidado. Yo a veces, escondido, me quedaba mirándola durante un buen rato; hasta que un día dijo:
    —Anda sal.., a ver si crees que no sé, que estás ahí escondido...
    Entonces, acercándome cabizbajo temi que me regañara. Pero, en vez de eso, ella me hablaba de que el peine que usaba, era de esa hada que un día se le olvidó en la fuente.
    —Abuela, ¿no tienes miedo a que el hada te pida que se lo devuelvas?
    —Qué va, si tiene un cajón lleno.., seguro que no nota que le falta uno...
    Ahora, había vuelto a despedirla, a desearle buen viaje. Absorto en éstos y otros pensamientos, de repente, la noche se me vino encima y por si fuera poco, se me hizo larga, no pudiendo conciliar el sueño. Era una noche de verano, despejada y con luna llena. Decidí salir y perderme por las calles del pueblo que ahora dormía plácidamente y, casi sin pensarlo me encaminé hacia la fuente.., creo que esta vez no haría caso a la abuela. Enseguida sentí el ruido del agua al caer al abrevadero y entonces.., vi la silueta de una chica joven que, sentada en aquel asiento de piedra, peinaba su largo cabello el cual echado hacia adelante tapaba su cara. Yo me quedé quieto, muy quieto mirándola y sin hacer ningún ruido.., casi ni respiraba.
    —Muchacho, —me dijo sin dejar de peinarse— ¿nunca has visto una chica?
    —No.., quiero decir, si.
    —Ja, jaa, menudo lío tienes encima.
    —Pensé que eras un hada; no quería molestarte.
    —¿Quién te ha dicho que soy un hada?
    —De niño, mi abuela me contaba que en esta fuente se peinaba un hada las noches de luna llena.
    —Tu abuela.., yo la conocí, —me dijo mientras dejaba el peine encima de una piedra y después, con ambas manos, echó el pelo hacia la espalda—
    —Supongo que no te contó que en realidad era ella quién venía a peinarse las noches de luna, mientras yo me quedaba mirándola en silencio.
    —Pero, —comenté contrariado— ella decía que eras tú quien se peinaba y que no te gustaba que los humanos te miraran..
    —Tu abuela tenía una buena razón para decirte eso; sé que para ella era importante venir aquí, en donde desconectaba de los problemas y sinsabores de la vida. Era como un pequeño pero intenso respiro. Necesitaba perderse para volver a encontrarse, siendo en ese momento cuando no quería que nadie la molestara.., ni siquiera tú, por eso te decía que no fueras de noche con luna a la fuente. La verdad es que ambos la vamos a echar de menos; pero tú tienes esos recuerdos que siempre te acompañarán. Yo, en cambio, me tengo que conformar en hacer lo que a ella tanto le gustaba, peinarse junto a esta fuente bajo la luz de la luna.
    —No te entiendo.., tú pareces ser tan humana como yo.
    Ella sonreía mientras sus manos intentaban sujetar el pelo en una larga trenza.., cosa que lograba demostrando tener mucha maña. Cuando la terminó, se levantó y acercándose al abrevadero, me dijo:
    —Ven y ponte a mi lado..
    Y, acercándome me puse a su lado. Entonces pude ver su cara; siendo fina y de rasgos muy marcados. Daba la impresión de que tenía más años de los que aparentaba.., pero no sería yo quién le preguntara por su edad. En esto que, girándose sobre si misma, se asomó al interior del abrevadero y, me dijo.
    —Mira el agua.., ¿qué ves?
    Yo hice lo mismo que ella e inclinándome hacia adelante miré en el agua mi reflejo y también el de la luna.., ¡¡pero no el de ella!!. Comprobé estupefacto que su rostro no se reflejaba en el agua...
    Me incorporé sobresaltado; necesitaba una explicación.., pero la chica no estaba. No entendía lo que había pasado.., era como si todo fuera producto de mi imaginación. Entonces, me fijé que algo brillaba encima de una piedra.., ¡era el peine!. Lo recogí inmediatamente; parecía una prueba de que aquello había sido real. Aunque no sabía qué pensar; a lo mejor ya estaba ahí y, yo no lo vi hasta ahora. Lo curioso es que era idéntico al que tenía la abuela.., más bien diría que era el mismo. Decidí llevármelo; era como un recuerdo del que no tenía muy claro si aquella situación había sucedido realmente. No había andado más de cuatro pasos, cuando escuché una voz a mi espalda.
    —Chico..
    Me volví rápidamente y, allí estaba ella, de pié, junto a la fuente con su largo pelo recogido en una trenza que casi le llegaba a los pies. Era una chica delgada, pero muy esbelta. Vestía una especie de túnica que la luz de la luna hacia que fuera de color plateado
    —¿Me devuelves el peine?— Me dijo con voz muy suave.
    Me encaminé muy despacio, acortando los pasos todo lo que pude, y sin dejar de mirarla, mientras ella seguía con aquella enigmática sonrisa. Cuando llegué a su lado, y al acercar mi mano con la intención de devolverle su peine.., sin saber cómo, acerté a decirle con gran seguridad:
    —Es.., de mi abuela, ¿Verdad?
    —Si... —Me dijo mientras cogía el objeto.—
    Entonces muy lentamente, su figura empezó a difuminarse, como si se diluyera, hasta desaparecer completamente de mi vista...
    Yo seguí allí, totalmente quieto y con la vista perdida y, de repente sentí como una especie de brisa que me impregnaba con una extraña sensacion de frío y calor a la vez aunque era muy agradable, como si alguien se despidiera de mi con algo parecido a un abrazo que yo no sabía corresponder.
    Después, sólo los sonidos de la noche, el agua al precipitarse al abrevadero y la luna me acompañaban junto aquella fuente. Ahora sabía que fue mi abuela quién se había dejado olvidado el peine. Ella quería despedirse de mí y, fue a través de un recuerdo que el hada escenificó con todo detalle. Ya no hay nada que la retenga en este lugar.., por fin podía irse. Poco a poco el sonido del agua se fué apango.., la fuente se secaba, quedando sumida en el largo sueño del silencio...
     
    #1
    Última modificación: 29 de Septiembre de 2024
    A licprof, Eloy Ayer y Alde les gusta esto.
  2. Alde

    Alde Miembro del Jurado/Amante apasionado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Muy interesante.
    Grata lectura.

    Saludos
     
    #2

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