La Historia Final

Un hada agonizaba por los huertos austeros, en sus manos una carta suicida llena de lágrimas.

Ella se retorcía, se tomaba el corazón, tenía imágenes fatídicas oleadas en el rincón más fuliginoso:
Princesas fornicando con los espejos, cárceles que contenían mariposas muertas, miradas de animales enjaulados, presos inocentes que cumplían condena acariciando la injusticia brizada en su alma.

Me acerqué, quería ver su rostro…
Me espanté terriblemente, vi el fin del mundo que brotaba en sus alas, los edificios caer desde sus manos. El sol, la luna, las estrellas en una guerra de sangre oscura más una flor que aplaudía tal suceso. Los ángeles que se caían e injuriaban desde el suelo de fuego escupiendo al cielo y toda la creación se abismaba al hueco de su corazón.

- ¡Tú sabes la historia final! ¡Tú escribiste esta carta! ¿Me vienes a recoger?-
Me dijo abatida…

Y noté en sus ojos mi reflejo, mi reflejo desorbitado, mi seso agusanado y en mi frente la marca de un abismo hambriento que abría la boca cuando me acercaba a ella, la boca abierta del abismo se agrandaba, se estiraba hasta sacar sus manos oscuras que buscaban los ojos del hada, buscaban destripar los ojos del hada hasta dar con mi reflejo y culminar su obra.