La ilusión

Oscuridad total, fue lo primero que Pedro Donaire presenció al entreabrir sus ojos café, todavía no se hallaba. Fue buscando entre la zozobra a través de sus sentidos la salida de un lugar no conocido para él, asoma de algún punto impreciso un suspiro de luz e inmediatamente Pedro intenta abalanzarse sobre este, cayendo al duro suelo, va palpando con sus manos una superficie rocosa y empujando con fuerza trata de abrir una puerta de la confusa celda donde se encontraba.
Diose cuenta al destapar la cueva que allí afuera existía un mundo, cubierto de silencio, de nubes grises, árboles marchitos con pesada bruma que impregnaban en el frío aire la incertidumbre del dolor y el olvido. No entendía lo que le ocurría ¿Qué hacía allí?, pensó que seguramente había muerto y ese lugar donde se encontraba era el paraje de los difuntos.
Tres meses atrás Pedro Donaire, famoso hombre de negocios y gerente de la multinacional española Repsol es invitado a la celebración de bodas de un amigo cercano, a la cual asiste complacido. Avanzada la noche y con los tragos surtiendo su efecto, casualmente tropieza con Lucero Luna, quién desde un par de horas le observaba detenidamente por el interés que el engalanado hombre le despertaba. Y en esa noche de mágica silueta coincidieron los extraños, charlaron y luego de un par de copas de más salieron juntos para entregarse al arrebato del placer consentido y perder del tiempo la noción.
Ella era morena de piel acanelada, con cuerpo esbelto y adornado de una hermosa y ondulada cabellera oscura, sus ojos verde olivo conmovían con dulzura e intrigaban con secretos, se sentía orgullosa de su origen gitano. Él era sevillano, alto, delgado, bien parecido y de blanca tez, con una elegancia natural que lo perfilaba como una apetecible carnada.
Amanece el día y su sed saciada de placer por aquella mujer se evaporó como las cenizas de un cigarro, dejando en la fémina solo la huella de un amargo sabor en su corazón. Pero la codicia de lo inalcanzable se vuelve malicia cuando de una ilusión solo queda frustración, emerge entonces el deseo de venganza en el alma de la dama gitana, pues no soporta la burla pasional a la que fue sometido su iluso amor.
-¡No es posible! Sollozaba la victima
-¡No se puede burlar así de mí! Me he entregado enamorada a un hombre que apenas conozco y este no ha tenido reparo en marcharse con su ego crecido, pisoteando mientras el mio.
-Pagarás caro tu ofensa payo…
Pasados los días marchose Lucero a Cazorla y allí en la iglesia Santa María inició un extraño cortejo con los seres del otro mundo, invocando a sus oscuros ayudantes bajo la luna clara, gozábase al decir vestida de negro, con las manos extendidas hacia arriba y de rodillas rodeada de velones y cantidad de objetos extraños:
-¡Poderosa Hécate, yo te invoco! Otórgame potestad mi reina adorada para tomar venganza contra un mortal que ha herido a una de tus siervas fieles.
Acabando de decir estas palabras, no tardo en escucharse respuesta cuando una helada ventisca irrumpió la tranquilidad de la noche, los arboles parecían bramar, la luna ocultó su rostro entre oscuras nubes, el silencio absoluto tornó pesado el ambiente en el cual estaba a punto de suceder un acto malévolo.
Un ave nocturna de gran tamaño, plumas negras como azabache, ojos que parecían saltarse en llamas lanza un atroz chillido y asciende en rápido vuelo con rumbo desconocido, como buscando a su presa
Descansa el vuelo sobre el ancho marco de una ventana y con frívola mirada va asechando a su inquilino que dormita profundo bajo las finas cobijas de seda, no se sabe la hora exacta del incidente, todavía es un misterio. Pedro Donaire es empujado a la soledad y el desosiego en la palidez de un mundo sin colores, sin movimiento, un cementerio estático del tiempo, donde las horas y minutos mueren lentamente sin ser vistos.
He ahí, solo y sin aliento, no se sabe si esta vivo o muerto, busca sumergirse en sus recuerdos para escapar del su propio infierno, una jaula gris, sin final ni comienzo…De repente como un aviso del cielo llega a su mente la voz de una mujer que susurra:
-Pedro, ¿Porqué estás sufriendo? ¿Acaso vives la realidad de un sueño?
Al oír este lejano murmullo, Pedro intenta ordenar sus ideas, apartar la niebla que enturbia su pensamiento, atar los cabos sueltos e irresueltos. Un mar de sensaciones domina su alma y su cuerpo, se siente de hielo pero suda, un nudo atraviesa su garganta y se estremece ante el ahogo de una convulsión que no logra ver, reacciona, abre los ojos, se devuelve el tiempo, de repente nuevamente la oscuridad.
Miedo de abrir sus ojos color café de nuevo, el corazón desbordante de fuego va latiendo sin compasión, no puede controlar su cuerpo y decide lanzarse a lo desconocido, abre sus ojos en espantoso jadeo y ahí de nuevo, despierta en su habitación
-¿Pero qué me ha sucedido? ¿Todo este tiempo estuve dormido?
Nuevamente se recuesta sobre su cama aliviado por la seguridad que ofrece su casa, enciende la pálida luz y observa los rastros que deja la fiesta de la noche anterior, su ropa de salir regada por el suelo, las cenizas de los cigarros, los zapatos junto a la cama e inesperadamente el dolor incesante de cabeza que data de una resaca nueva, le dicen que si hubo fiesta, pero no recordaba nada más.
Un mes después llega hasta sus manos una invitación a la boda de un allegado, pasadas las horas y agarrado por el vino divisó entre el personal que en el salón se hallaba a Lucero Luna la bella gitana, se topó con esos ojos verdes resplandecientes como esmeraldas esculpidas y recordó todo lo sucedido, descubrió con escalofrió que esa realidad, la ilusión se repetía.

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Maravillosa obra mi querida amiga.
Armonia, buen contexto, desarrollo coherente y buenas definiciones.
Aplaudo tu prosa. me encantó. Besos con cariño. Un placer. Reputación.

 

Me gusto como relatas, todas las ideas van unidas a un concepto en general.