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La isla de los reprobados

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por mc junior, 16 de Marzo de 2011. Respuestas: 2 | Visitas: 985

  1. mc junior

    mc junior Poeta asiduo al portal

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    Cavilaba bocarriba en su camastro de pino criollo, cuando advirtió que sus manos estaban desaparecidas, estaba tan solo en ese aposento, y la ofuscación se esparció como gérmenes por todo su organismo. Por los transos de las ventanas laterales, entraba una etérea brisa que movía perezosamente la curtida cortina, timbrada con motivos florales, comprada en algún mercadillo de pulgas del poblado. El individuo intentó vociferar, estaba mudo, no recordaba que había derrochado sus últimas palabras en un contundente agravio descargado sobre una estatua etrusca parlante, que cometió el traspié de indagarle acerca de sus participaciones en el sonado holocausto de los arenques rosáceos, acontecido muchos años atrás, tiempos en que los océanos intercambiaban sus lamentaciones, para no abrumarse en los momentos de ociosidad. Una vez consiente de su infausta situación; solo, manco y mudo se incorporó entendiendo que debía buscar y encontrar una humana forma para comunicarse con los de su especie. Como en penitencia, el desdichado caminó y caminó por unos cuantos septenarios terriblemente contrariado; de día, bajo un flamígero sol que le requemaba la piel sin ninguna compasión, de noche; bajo una espesa y espectacular estela de fulgurantes constelaciones. Cuando le sobrevenía el sueño se acodaba sobre cualquier recoveco que le pareciera propicio para el reposo. En su adverso recorrido de hambre y sed, a punto del desfallecimiento, reptó cuan crótalo hasta un arcaico villorrio disimulado entre unos promontorios de alabastro dorado, abandonado por aparentes consecuencias hostiles o por el instinto de conservación de sus pobladores. Allí descubrió una ingrávida hortaliza de ricas zanahorias esferoides, con las que sosegó su hambre y suficiente agua homogenizada con la que sació su sed; eran dos puntos a su favor. Sentía la extraña sensación de haber estado en este lugar en algún período de su vida, era como si estuviese aferrado a un enigmático deja vu. Momentos más tarde olfateó la hediondez característica de las amebebrotencas que podía ser percibida a una prudente distancia, esto daba respuesta al precipitado éxodo de los habitantes del primitivo caserío. Era un incuestionable indicativo de que las sobredichas estaban bastante cerca, el peligro era inminente. Las amebebrotencas eran unas apocalípticas creaturas amorfas que de continuo habitaban en la superficie de los océanos lamentadores, nunca eran vistas por que habían aprendido las técnicas de la invisibilidad, podían sumergirse por muchas horas, y tenían como prioridad el vigilo y protección de los cardúmenes de arenques rosáceos, eran muy torpes; pero poseían la habilidad de derribar a las víctimas con unos ácidos paralizantes expelidos a través de unas aberturas ubicadas en unas anómalas protuberancias dispuestas en carrileras por toda su corpulencia. La razón por la que estas entidades se encontraban en esas periferias y tan lejos de su hábitat correspondiente, era porque los imponentes soberanos de las aguas marinas le habían asignado categóricamente la búsqueda y aprehensión de todos los responsables del magnicidio antes mencionado, para enjuiciarlos y en defecto declararlos malhechores, para posteriormente confinarlos al ostracismo a la isla Beksaret, que estaba sitiada por las muy brutales y voraces osteoesteridontas, enormes bestias dotadas de un durísimo exoesqueleto y manipuladas psíquicamente por los ambrestos, engendros clarividentes y aviesos, favorecidos con una capacidad telepática muy poderosa para incitar a las bárbaras fieras a asesinar y desmenuzar con maestría olímpica, cualquier creatura sin importar su proporción. El escenario se le había tornado un tanto perturbador al protagonista de esta historia, había calmado un poco el hambre y la sed, pero todavía permanecía solo, manco, mudo y con el temor de ser descubierto, capturado, encerrado, procesado, condenado y conducido a "la isla de los reprobados" (como era llamada en términos jurídicos la isla de Beksaret, por la virulenta corte de los imponentes soberanos de las aguas marinas), le horrorizaba la idea de ser abandonado allí a su suerte y ser devorado ipso facto. De nada le sirvió al infortunado esconderse, había sido divisado y alcanzado por un certero chorro paralizante de las eficientes amebebrotencas y tumbado con estrépito al suelo. Estaba de momento inconsciente, y para cuando despertó se encontraba encerrado en una prisión submarina, respirando por medio de unos conductos flexibles que recogían el aire desde la superficie, impulsándolo con un curioso sistema de aspas que se sucedían entre sí de dos en dos. Las paredes de la insólita celda estaban estampadas con numerosas y pocas conocidas simbologías, indudablemente grabadas por otros que como el, esperaron con angustia su ineludible condena. Reflexionó acerca de su mal vista trasgresión durante su encierro, resignándose a lo que le esperaba. Los arenques rosáceos eran considerados por los imponentes soberanos de las aguas marinas como deidades que habían llegado a esas aguas desde otra dimensión, para servir como exclusivo alimento a los pobladores de los océanos, pero los humanos como de costumbre habían aniquilado indiscriminadamente a toda la colonia, dejando consecuencias irreversibles en la metrópoli submarina, esto manifestaba la gravedad de la situación en la que se hallaba el reo en cuestión. Tras dos meses de encierro, llegó el día en que se decidiría su suerte. Magistrados, juristas, jurados y una legión de especímenes oceánicos se daban cita en una lóbrega caverna que servía de palacio de justicia. A lo largo del juicio, entre deliberaciones e irritantes pronunciamientos, para sorpresa de la audiencia, el acusado fue declarado inocente. El acreditado jurado se fundamentó, en que a un infeliz de esta naturaleza que estaba solo, manco y mudo no le cabía más martirio del que traía el su alma, y por esta razón fue liberado inmediatamente. Mientras era conducido en condición de hombre libre a la superficie, en una cápsula de vidrio soplado que le permitía ver parcialmente los daños causados por él y sus semejantes, sucedió lo inesperado, una enorme lengüeta de agua ennegrecida se abalanzó sobre el particular transporte, abrazándole y lanzándolo a un violento tifón de hojas de álamo y brisas silbadoras, para después de numerosas vueltas, aparecer inesperadamente en el traspatio de su casa .Avanzó hasta la puerta trasera, estaba cerrada, la tocó con los codos, le abrió su cónyuge que aun sollozaba junto a su prole por las agresiones físicas propinadas por el abusivo que tenía en frente, y a quien había deseado con fervor la total desaparición de esas manos que tanto y tanto la habían maltratado durante muchos años. El hombre asumió que debía abandonar la casa y se marchó apesadumbrado, no podía acompañar ni acariciar a sus semejantes, se había quedado solo…. Y manco, no podía pedir perdón a su octogenaria progenitora, había quedado inmóvil como estatua etrusca después de los contundentes agravios descargados sobre ella por su hijo único quien había derrochado desmesuradamente, sin reparos, las que serían sus últimas palabras.
     
    #1
    Última modificación: 25 de Marzo de 2011
  2. mujerbonita

    mujerbonita Poeta que no puede vivir sin el portal

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    Hola mc, vaya historia... me sumergiste en la inmensidad de las aguas a vivir la tortura de ese pobre desdichado, para luego sentir la prepotencia de esos que mandaban, no le quedó más que reconocer su inocencia, ¿qué podía hacer en esas condiciones?, solo, manco y mudo, aunque claro, estaba asi... no por buena gente... (te confieso algo, yo pertenezco a esa isla, "la de los reprobados".
    Perdido entre tanta línea te identifico, espero que ya no estés tan triste y las cosas ya no te duelan tanto ok?.
    (Sigo esperando mi dibujooooooooooo, llegará?) Grato leerte. Ya pasaré a leer tu sentencia eh?. Cuidate mucho y bendiciones. Estrellas
    ¡SONRIEEEEEEEEE
     
    #2
  3. mc junior

    mc junior Poeta asiduo al portal

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    mujerbonita , que bueno que leas mis lineas, agradezco de corazon tu amabilidad, lo del dibujo sera prontamente, pero he cambiado de planes y prefiero enviarte un dibujio sobre barro y no sobre papel ... no desesperes es una deuda que tengo contigo, cuidate mucho y larga vida entrañable poeta. mcjunior
     
    #3

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