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LA ISLA DE LOS SUEÑOS

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por JLA, 17 de Octubre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 547

  1. JLA

    JLA Poeta asiduo al portal

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    26 de Abril de 2011
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    LA ISLA DE LOS SUEÑOS

    Desperté tiritando como casi todas las noches que recuerdo, Por mi ventana podía ver como tintineaba la luna angelada, Era una de esas noches hermosas, heladas, Pero rebuscadas en un misterio que iba de la mano con un miedo ambiguo contagiado de la obscuridad que me rodeaba. Había tenido pesadillas últimamente, El grito de una mujer se despedazaba en mi cabeza despertándome petrificado. Camine desde mi habitación a la cocina como tambaleándome, Mis pisadas parecían teclas de piano en un piso que casi era de cielo en aquel momento... Al entrar a la cocina tomo un baso de leche fría, Esto me ayudará a dormir pensé aliviado, Pero no, me desvelo nuevamente recostado en mi cama, Mirando el techo vestido de cemento, Tan frío, Tan blanco allá arriba, ¿Soy yo quien lo observa?, O es el que quiere llamar mi atención detenidamente... Una serie de interrogantes llegan a mi cabeza como torbellinos y tambores, Este estado es inquietante de una forma totalmente llamativa, ¿Estoy dormido o despierto? Entremedio de todo este asalto nocturno escucho las pisadas en el pasillo de mi helada casa vestida de este azul negro tan espeluznante, Me levanto perplejo un poco atontado nuevamente, Y camino hacia la puerta que me mira casi con advertencia... La madera crujía de forma sonámbula, Parecía susurrar algo incomprensible, Cuando de pronto el silencio se quiebra en un segundo con el tronar de un portazo, Bajo las escaleras petrificado, Como si una niebla hubiera entrado en mi cuerpo, Y salgo de mi casa al jardín, La rejilla negra que cubría el patio estaba abierta y en ella atorada estaba una bufanda blanca, La tome en mis manos secas y la olí como por reflejo, De que flor yace este aroma me pregunte exaltado, Inmediatamente tome mi vieja bata, Y salí a las afueras de la isla en busca de aquel olor que retorcía mi mente, Como aquel animal que busca a su presa, Netamente por instinto... Seguí unas pisadas maltratadas que tan duras quedaron en el barro añejado y me arme de valor recorriendo la solitaria obscuridad que pintaba todo sendero del pueblo de esta isla. El aliento de la noche parecía contarme el camino desvistiendo toda señal de cordura en aquella instancia, No se por que, Pero debía llegar a este olor tan somnoliento, A esta pista que me dejo el destino tan desprevenido, Seria entonces quizás el momento de un cambio en mi fortuna rutinaria, La isla estaba desierta, Ni un alma yacía en este crudo eco de guitarra... Parecía estar muerto, Me resigne en volver a mi casa, Un poco desilusionado y vencido, Cuando de camino escucho el grito calcinado de una mujer en la lejanía, Me adentro espantado a aquel bosque dormido, Tieso, Y desnudo como una sombra... Camino lentamente, sin prisa, Más bien tímido, Quizás para no interrumpir el sueño del bosque, Quizás para no asustarlo, Quizás por que sabía lo grande que seria mi sorpresa... Depronto me encuentro con un búho en las sombras, Con sus ojos amarillos penetrándome en la angustia, Y me habla con su trino rocoso, Interrumpiendo toda calma, Trizando todo viento que pasaba, El eco agitanado que soplaba su voz me ponía los pelos de punta... Sigo caminando ya con serias ganas de despedirme cuando encuentro denuebo las huellas dibujadas entre medio de la tierra y de las hojas... Las sigo hasta llegar a un lago en donde terminan, En el un bote de madera amarrado con una cuerda al tronco de un árbol y desde el fondo de este vacío río se podía oír el sonido de una música casi tan llamativa como aquel olor que desnutría mi mente… Camine siguiendo el ruido del río, Que se tambaleaba acorde a la sutil música que tan lisa salía rompiendo desde el silencio del bosque, En el fondo puedo ver un puente rustico que cruzaba al otro lado del bosque, Y sentado en el borde de este la silueta de mi desfigurada curiosidad tocaba una canción con su violín. Me acerco excitado, Con una emoción que recorría todo mi desierto cuerpo, Un escalofríos tan fuerte como una ventisca, y con un miedo que pasaba desapercibido entre todo este espectáculo,
    Logro distinguir al acercarme como su pelo castaño se mueve con el vendaval del bosque, Y su piel tan blanca como la perla recién nacida parecía que se escuchaba cantando junto con el violín, Cuando me acerco más y más. Y ella tan concentrada tocando su música parece no verme, Sin ignorar que estoy allí parado estupefacto frente de ella, Llevaba un vestido blanco de seda que caía muerto desde su cuerpo como la nieve y unos labios rosados que parecían una flor brotando entre la hiedra… Aun no podía ver sus ojos, Estaba tan concentrada con el ritmo de su música, Y yo tan asustado de interrumpirla, Que no me hallaba que hacer, Era una situación totalmente particular, Pero a la vez mágica, Como si fuera un sueño, Derepente detiene su música, Estira sus ojos hacia mi lentamente como despertándose, Pareciera que ese levantar de parpados hubiera durado un minuto entero, Y siento entonces ese olor perfumado que había divagado por mi mente todo este tiempo a través de sus marrones ojos fecundando en mis pupilas, Era la primavera reencarnada en carne y hueso me dije en un instante, Sin hallar que decirle busco rápidamente entre mi bata la bufanda blanca que en realidad creí que traía conmigo, Pero esta no apareció, A si que decidí en ser mas directo y le pregunte:
    - Discúlpeme señorita…- (Un silencio embriaga mi timidez desvistiéndola)
    - Dígame… (Me dice ella, Como si nada estuviera pasando)
    - Estuvo en mi casa, Se le quedo su bufanda en mi rejilla, ¿Por qué fue?, Quien es usted… (Le digo armado de valor con la voz temblorosa)
    - Usted me llamo… (Responde ella de forma frívola)
    - ¿Disculpe? (Le discuto confundido)
    -Usted me ha llamado en sus sueños (responde)
    Entonces me di cuenta que lo que estaba pasando sobrepasaba mi realidad, Que clase de paradoja es la que esta inclinando mi mente a esta situación tan extraña, Será que sigo soñando todavía, Decidí que esa era la respuesta nada mas, Y sin contestarle me quede mirándola estupefacto…
    Ella deja de mirarme y comienza a tocar su música de nuevo, Como toca su violín Es como besa un ángel la frente de un niño recién nacido… Y su música y su olor, Me hacían querer amarla, A pesar de ser todo esto un sueño, Me acerque a ella mas decidido, al ser producto de mi propia mente ya nada me asustaba, Distinguir entre la realidad y la fantasía era algo que no estaba en mis limites esta vez, Yo solo quería besarla, Era todo lo que quería entonces, Bañarme en su pelo castaño, Rosar sus gruesos labios y olerlos con mi aliento, Quería su mar en mi desierto, De pronto sin darme cuenta siquiera comenzamos a besarnos, Así se debe sentir el paraíso, Nunca había sentido algo tan puro durante mi vida, Éramos como Adán y Eva en el renacimiento del mundo Y su música no paraba de sonar a pesar de estarnos besando, A pesar de que su mano recorría mi cuerpo como el verde en el prado, Comenzaba a escuchar los ruidos del bosque al compás de nuestro apasionado acto, Casi como si estuvieran celebrando, El ronroneo de un grillo en la incertidumbre del sortilegio, Las hojas abrazándose entre ellas, y el sonido rasposo de mi piel y la de ella, La suave brisa de nuestros cuerpos descongelados rodeaba toda nuestra esencia como una aurora, Nos hicimos uno apasionados, Cuando comienzo a sentir un cosquilleo en todo el cuerpo, Como si brasas se incendiaran en mi piel crujiendo.
    Entonces desperté de un golpe, como una ola, en la mañana aterciopelada, Tendido en mi cama sin haberme movido, Con una felicidad inmigrante en todo el cuerpo, Me levanto un tanto desmañado y me estiro al son de los rayos del sol que entraban a mi habitación eclipsados como arpegios, Me acerco a mi ventana para contemplar el mudo paisaje que destilaba esta solitaria isla, La abro para sentir su aire tan limpio de la mañana Y Con una mirada desprevenida miro casualmente a la rejilla negra que estaba en la entrada de mi casa, Cuando se me congelan los sentidos de solo ver la bufanda blanca de la mujer arrebatadora que había conocido, Espere impaciente la siguiente noche dormir de nuevo...


    Jose Antonio Luer
     
    #1
    Última modificación: 17 de Octubre de 2011

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