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La justa injusticia (La ley injusta)

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Guderio, 16 de Abril de 2013. Respuestas: 1 | Visitas: 1489

  1. Guderio

    Guderio Poeta asiduo al portal

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    Leyes Injustas

    Es probable (y comprensible) que el individuo común, que apenas tiene cierto conocimiento sobre la justicia y el funcionamiento de la misma, encuentre extraño escuchar acerca de la mal llamada justicia injusta (o en términos más apropiados: leyes injustas). No obstante, es fácil entender porque no siempre las leyes apuntan al supuesto fin de impartir justicia que, para los aristotélicos, es dar a cada quien lo que se merece.

    En primer lugar, si nos remitimos a las raíces de la justicia, vemos que esta es en realidad una idea filosófica, expresada por primera vez como tal en las eras greco-romanas. Consecuentemente, si la idea de equidad y justicia nace de un pensamiento humano, es indudablemente imperfecto, ya que nada concebido por los seres puede serlo; porque los ideales están presentes en toda mente humana innatamente imperfecta. Todo es susceptible ha ser mejorado, incluso los ideales mismos. Cabe recalcar también, que no solo el universo y la estupidez humana son infinitas (como aseveraba A. Einstein), pero también la imaginación lo es. Por lo que, como ya se mencionó, toda idea puede ser mejorada o dañada de forma incalculable y, si bien la razón parece ser limitada, esta lo es realmente en la práctica por nuestra misma incapacidad de llegar a mayores niveles de comprensión y conocimiento. En consecuencia, la infinita estupidez a la que Einstein hace alusión, es la que inhabilita (tarde o temprano) al pensamiento lógico y racional de las personas.

    Por otra parte, si bien es claro que nada fruto del pensamiento humano es perfecto (o puede serlo), es importante notar cuales son las razones que en la práctica, imposibilita tener leyes justas.

    Platón hablaba en sus obras de las “divisiones” del alma, y separaba en orden descendente (de más importante y compleja a menos relevante y banal): el alma racional, irascible y la concupiscente. Si bien, todas estas partes de los individuos (que realmente se pueden entender como ciertas de una forma u otra, incluso si se desprecia los factores metafísicos o teológicos presentes en esta explicación), causan conflictos en las relaciones humanas, el último es sin duda alguna el mayor culpable de todos los “males” presentes en la sociedad. Los sentimientos ya sean el amor o el odio, la alegría o la tristeza e incluso el coraje y el miedo, constituyen el contrapeso al lado racional del hombre. No importa que tan racional pueda ser un individuo, es imposible encontrar a alguien que no se deje llevar de alguna forma por su parte concupiscente e ilógica. Esto, aplicado en la práctica, lo notamos (por ejemplo) en las asambleas o congresos legislativos, donde las emociones suelen dominar sobre la razón de los hombres.

    Para descalificar la idea expuesta con anterioridad, es posible mencionar que muchas veces las emociones son puestas al mínimo y dejadas de lado, de tal forma que no influyan de forma significativa en las leyes a procesar. No obstante, las emociones no solo afectan de forma directa, pero también indirectamente y esto se manifiesta por ejemplo, por medio de los intereses político partidistas de los funcionarios.

    Si bien es poco lo que se puede hacer al respecto, es moralmente justo que por lo menos estemos enterados de porque nuestros pueblos no progresan e, incluso retrocedan en temas supuestamente dominados por el hombre como lo es la justicia.
     
    #1
    Última modificación: 16 de Abril de 2013
  2. ONICE

    ONICE Poeta fiel al portal

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    Interesante... Aunque yo soy de las personas que no creen en absoluto en ningún modelo de justicia creado por el hombre. Aunque viviendo en sociedad, haya que acatar unas leyes que van en contra de principios.
    Cierto que nos movemos por nuestros pensamientos racionales, y lo que para unos es justo para otros no. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Es un tema que se podría extender mucho más allá y seguramente hacer un gran debate sobre ello. Solo hay que mirar a nuestro alrededor, y ver como casi todas las leyes, esa justicia de la que se habla, es y será siempre deforme. Lo que protege a unos, desampara a otros.
    No me extiendo más, pero me alegra haber encontrado esta reflexión suya.
    un saludo.
     
    #2

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