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La leyenda de Yakomu (Parte I)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por XeinMaster, 3 de Mayo de 2014. Respuestas: 1 | Visitas: 422

  1. XeinMaster

    XeinMaster Poeta recién llegado

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    1 de Mayo de 2014
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    Prólogo

    Era una mañana tranquila en el pueblo de Takamane, donde un joven caminaba en dirección a la carnicería enviado por su madre. Hacía ya cuatro meses que no podía levantarse de la cama y su estado empeoraba por momentos. Eran las doce y media, aún tenía tiempo. La tienda no cerraba hasta las dos, así que decidió pasar por casa de su mejor amigo. Llamó al timbre varias veces, pero no hubo respuesta.

    -Mala suerte-murmuró-. Supongo que estará ayudando a su padre en el arrozal.

    Decidió continuar su camino y llegó al establecimiento. Compró suministros para toda la semana y se dirigió
    a la frutería. Después de visitar otras dos tiendas volvió a casa y comenzó a preparar la comida.

    -Yakomu-kun, ¿puedes venir, por favor?-dijo su madre.
    -Ahora voy mamá.

    Dejó la comida en el horno y se fue a atender a su madre. Le comprobó la temperatura. Treinta y nueve grados. Había empeorado. Rápidamente le colocó una nueva toalla húmeda en la cabeza, le dijo que durmiera y continuó con sus tareas.

    Poco después de las cuatro y media alguien llamó a la puerta y Yakomu fue a comprobar quién era.

    -¡Taki-kun!-exclamó al ver a su amigo de la infancia en la entrada-¿Qué pasa?

    El chico tenía el semblante oscurecido y se le veía preocupado. Una lágrima resbaló por su mejilla hasta el suelo.

    Yakomu se dio cuenta en seguida de lo que pasaba. Su mirada se oscureció y corrió a abrazar a su mejor amigo.

    Desde hacía ya dos años, las mujeres del pueblo habían enfermado una tas otra, y algunas habían muerto. La madre de Taki había fallecido esa misma mañana, mientas él ayudaba a su padre y ahora se sentía culpable. Había huido de casa en cuanto llegaron del arrozal y solo se le ocurrió ir a la casa de su mejor amigo.

    -¿Por qué ha tenido que pasarle a ella? ¡Ayer estaba perfectamente! ¡¿Por qué?!-gritó entre sollozos- ¿Por qué?

    Hundido por completo se dejó caer, pero Yakomu le agarró. Le llevó al salón y le dio algo de comer y beber. Él sabía perfectamente lo que era perder a un ser querido, pues su padre había desaparecido en la guerra hacía unos años, lo que provocó que Yakomu se volviera frío a excepción de con su madre y su amigo.

    Habían pasado unos día desde que Taki perdió a su madre y por fin decidió volver a casa. Su padre recobró la alegría cuando le vio entrar por la puerta, pues ya pensaba que su hijo había escapado para siempre.

    Pero hacía ya un año de aquello. La madre de Yakomu continuaba empeorando. El chico había perdido toda esperanza de que se recuperara y, con la idea de poder perderla, perdió toda su felicidad. Su corazón se cerró por completo, incluso ya casi no hablaba con Taki, el cual le ayudaba muchos días porque él no era capaz ni de comer debido a su estado depresivo. Solo podía esperar a que todo acabase, o eso pensaba él.

    Capítulo 1

    Un día llegó al pueblo un viajero que decía conocer la cura a la enfermedad, pero ya nadie se creía que aquello tuviera remedio. Yakomu era diferente, sabía que no tenía otra oportunidad para salvar a su madre. Fue a hablar con el forastero mientras Taki cuidaba de su madre.

    -Hola.
    -Bienvenido, Yakomu. Te estaba esperando.
    -¿De qué habla? ¿Cómo sabe mi nombre?
    -Eres muy importante, aunque aún no lo sepas.

    Y era verdad. Yakomu estaba destinado a cumplir una importante misión. Podría decir cuál y cómo acaba la historia, pues soy un narrador omnisciente, pero entonces no se leerían el libro, ¿verdad? ¿VERDAD?

    Bueno, sigamos con la historia. Nuestro protagonista se quedó impresionado ante la respuesta del hombre. Este continuó hablando.

    -Tienes una importante misión, y debes comenzarla cuanto antes.
    -Creo que se equivoca, yo solo quiero curar a mi madre.
    -Lo que conseguirás será salvar a todas las mujeres infectadas, podrás eliminar la enfermedad.
    -¿Lo dice en serio?-murmuró- ¿Eso es posible?
    -Por supuesto, pero deberás entrenar duro para llegar a completar este objetivo.
    -Esto no me gusta mucho...
    -Como quieras, pero esta es la única oportunidad.
    -Está bien, iré-respondió el joven tras unos segundos.

    Un rato más tarde ya estaba preparando lo que iba a llevarse, pero Taki entró a su casa y Yakomu se vio obligado a contárselo todo. Su amigo intentó convencerlo de que seguramente era todo mentira, pero viendo que el chico no iba a rechazar la oportunidad decidió ir con él.

    Al día siguiente se encontraron con el viajero y se dirigieron a su primera parada, un pueblo llamado Mukia, donde la enfermedad también había hecho estragos. El hombre dijo que debían buscar a una muchacha llamada Sumina, la cual también había sido elegida.

    -Pero, ¿cuántos elegidos hay?
    -Cinco, dos chicas y tres chicos. A propósito, mi nombre es Kuro.
    -Muy bien. Y... ¿cuándo comemos, Kuro-san?

    Capítulo 2

    Llegaron a Mukia y comieron sobre las cuatro. Por raro que parezca, el viajero siempre se sacaba dinero del bolsillo, como si nunca se le acabara.

    -Kuro-san, ¿cómo hace eso del dinero?
    -Un mago nunca rebela sus secretos, Yakomu-kun.
    -Le he visto-dijo Taki-. Algo salió de usted y le robó el dinero a aquella mujer.
    -Sí, lo acepto, me has pillado. Uso entes, pero me pregunto cómo lo has podido ver, nadie hasta ahora ha podido ver un ente además del que los convoca.
    -¿Qué es un ente?
    -Déjalo, Yakomu.

    Desde ese momento, el interés de Kuro por Taki aumentó considerablemente. Después de dos días de búsqueda encontraron a Sumina, aunque les costó convencerla. Lo que no sabían era que les estaban siguiendo, aunque Kuro siempre tenía un as en la manga.

    -Uno de mis entes acaba de informarme de que alguien anda detrás de nosotros-explicó.
    -¿Qué es un ente?-preguntó Sumina.

    Nadie tuvo tiempo de responder, pues en un momento estaban rodeados por un grupo de matones.

    -Nos han encontrado.-exclamó Kuro
    -¿Quiénes son?
    -Enviados de alguien que quiere que la enfermedad continúe.
    -Y cumpliremos nuestra misión de mantenerla-dijo uno de los hombres.

    El viento empezó a soplar con intensidad, pero nadie se dio cuenta de que venía de Yakomu.

    -Vosotros…-murmuró el chico- Por vuestra culpa mi madre podría estar…

    El aire tenía cada vez más fuerza, y las miradas ya se empezaban a volver hacia Yakomu.

    -Yo… Yo… ¡¡Pienso acabar con la enfermedad!! ¡¡Y nadie se interpondrá en mi camino!!
    -Eso es, desbloquea tu poder-dijo Kuro.

    Los matones comenzaron a retroceder asustados, pero la fuerza de Yakomu ya se había desbloqueado. Sus músculos se tensaron y aumentaron de tamaño, sus ojos se volvieron completamente negros y su piel se tornó de un color rojizo. De su cabeza salieron dos cuernos negros y de su espalda, unas alas demoníacas de color rojo sangre.

    -El camino del demonio.-exclamó Kuro.

    Antes de que nadie pudiera reaccionar, el primer matón había sido golpeado en el estómago, y el segundo no tardó en acabar contra una pared. En unos pocos segundos, todos los enemigos huían como podían.

    -¿Qué… qué eres?-preguntó Sumina.
    -El camino del demonio-repitió Kuro-. Yakomu-kun es el caballero. Existen cinco elegidos y cinco tipos de poderes además del de el del guía. Uno de ellos es el caballero, el cual controla los diferentes caminos de la batalla: el demonio, la bestia, el paladín, el ángel y el Dios. Este último es el camino definitivo y nadie lo ha dominado todavía. Otro de los poderes es el del vidente, el cual puede ver el futuro; el guerrero, quien dice que solo puede morir a sus propias manos; el arquero, el cual puede acertar a una mosca a un kilómetro de distancia con sus flechas; y el inventor, el cual puede crear cualquier cosa con cualquier material.

    -¿Y cuál soy yo?-preguntó Sumina.
    -Creo que la arquera, pero no te lo aseguro.
    -¿Y el poder del guía?
    -Ese es el mío, poder controlar entes.

    Capítulo 3

    Los cuatro se alojaron en un hotel del pueblo durante tres días. La primera noche, Yakomu se dirigió a hablar con Kuro para pedirle un favor.

    -Con permiso-dijo entrando en la habitación-. Kuro-san, tengo algo que pedirle.
    -Date prisa-respondió-. Tengo sueño.
    -¿Podría usar sus entes para comprobar si mi madre está bien?
    -Mmmm… Está bien. Un momento.

    Kuro cerró los ojos y se quedó sentado durante algo más de dos minutos. Cuando Yakomu ya se estaba cansando el hombre abrió los ojos, se estiró y se acomodó.

    -Tu madre está bien. El padre de Taki la está cuidando, no te preocupes.

    Mientras Yakomu volvía a su habitación, escuchó ruido en la de su amigo y se acercó a escuchar.

    -No voy a salir contigo-dijo Taki.
    -¿Por qué?-preguntó Sumina.
    -Ya me gusta otra personaÂ…
    -¿Es una chica de tu pueblo?
    -No exactamente…-murmuró.

    Yakomu no entendía nada, él y su compañero se lo contaban todo, pero ahora resultaba que a Taki le gustaba alguien y no se lo había dicho…

    -¿Entonces?-continuó la chica.
    -No… No puedo decírtelo…
    -Un momento… ¿No será que tú…?
    -Sí…
    -¿Y lo sabe?
    -No, no puedo decírselo… Dudo que sienta lo mismo… Es lo único que no le puedo decir…

    Yakomu estaba nervioso, estaba completamente seguro de saber quién era aquella persona, y la siguiente frase se lo confirmó.

    -Al fin y al cabo-continuó Taki- él es mi mejor amigo.

    El muchacho no quiso seguir escuchando y se alejó de la puerta para salir corriendo hacia su habitación, aunque los otros dos le oyeron. Se asomaron a la puerta justo para ver como su compañero cerraba la suya.

    -¡No!-sollozó Taki- Lo ha oído
    -Tranquilo. ¿Quieres que hable con él?
    -Está bien… Dudo que quiera hablar conmigo.
    -Duérmete, yo me ocupo de esto.

    Sumina llamó a la puerta de Yakomu, pero no hubo respuesta. Esperó unos segundos y entró sin preguntar. El chico estaba tumbado en su cama de cara a la pared y no pronunció ninguna palabra cuando su amiga se sentó junto a él.

    -¿Lo has oído todo?

    Asintió levemente.

    -¿Estás enfadado con Taki-kun?
    -Sí…-murmuró- Me lo tenía que haber dicho…
    -¿Eso habría cambiado algo?
    -Más de lo que crees…
    -¿Habrías salido con él?
    -Puede serÂ…
    -¿Y por qué no ahora?
    -Me siento mal… He salido con varias chicas y a veces me metía un poco con él porque no tenía pareja. Lo hacía de broma, pero ahora que se la verdad…
    -Lo entiendo… ¿Y por qué no te disculpas y lo intentáis?
    -Pero ahora mismo yo no creo sentir lo mismo que él…
    -Pues simplemente dile que no. Seguro que lo entiende.
    -Pero no quiero hacerle daño, es mi mejor amigo…
    -No te preocupes por mí-dijo Taki entrando en la habitación.
    -Taki-kun…-murmuró Yakomu dándose la vuelta para mirarle.
    -Nunca sentiste nada por mí y dudo que lo llegues a sentir algún día.
    -¿No lo entiendes?-contestó Yakomu- Si me gustaste durante un tiempo…
    -¿En serio?-a Taki se le iluminó la cara.
    -Sí… Salí con varias chicas, pero por ninguna sentí lo mismo que por ti…
    -Pero tras perder a tu padre no saliste con nadie… ¿Me cerraste el corazón incluso a mí?
    -Sí, lo siento…
    -Yakomu-kun… No importa… Supongo que encontraré a otro…

    Yakomu se estremeció y, cuando Taki se iba, se levantó, le abrazó y le besó.

    -Yakomu-murmuró Taki.
    -No voy a dejar que nadie tenga tanta suerte como para salir contigo-respondió sonriendo.

    Capítulo 4

    Habían pasado cinco días desde la confesión de ambos chicos y estaban saliendo juntos desde entonces. Ambos habían recuperado la alegría que habían perdido por la muerte de sus familiares y entrenaban mucho mejor, aunque de vez en cuando se escabullían para estar a solas.

    Taki era también un guía y muy poderoso. Era capaz de controlar al mismo número de entes que Kuro, pero en mucho menos tiempo. Yakomu ya dominaba los caminos del demonio, ángel y paladín. Alguna que otra vez usaba la habilidad de vuelo del ángel para escaparse con Taki a sus lugares secretos.

    Kuro siempre les decía que salir juntos solo les afectaba negativamente, pero Sumina les apoyaba.

    Unos días después se dirigieron a una ciudad, Manlozin, para buscar al tercer elegido, un muchacho llamado Metora, el guerrero.

    -Dicen que es muy guapo-comentó Sumina-. A lo mejor tengo más suerte esta vez, jijiji.-dijo mirando a sus dos amigos que iban agarrados de la mano.
    -Jajaja-exclamó Kuro-. Suficiente tenemos con esos dos. Además, me parece que te saca unos siete años.
    -Jooooo… ¡No es justo!
    -Tranquila, Sumina-chan, ya te buscaremos a alguien-dijo Yakomu.
    -Aún queda el inventor…-dijo la chica con los ojos iluminados.
    -Tiene ocho años.
    -¿Por qué me pasa esto a mí?-se quejó Sumina.

    Una ramita se rompió bajo una bota. Sumina se asustó, se dio la vuelta y extendió los brazos hacia delante. Un carcaj con flechas apareció en su espalda y un arco en sus manos. Cogió uno de los proyectiles y disparó en dirección a una sombra junto a un árbol. De alguna manera, la persona que allí se encontraba esquivó la flecha.

    -¿La arquera ha fallado?-exclamó Kuro-Sólo una persona puede evitar un disparo tan certero, y es alguien que puede ver el futuro.
    -¡Es la vidente!-gritó Taki-¡Está huyendo! ¿La seguimos?
    -No, dejadla. Nuestro objetivo es el guerrero. A ella la buscaremos más tarde.
    -Como quiera. Yo voy a por mi flecha.

    Cuando Sumina iba a retirar la flecha del árbol se fijó en que estaba clavada en una nota.

    -“No creáis al que dice ser el guía-leyó-. Quiere llevaros a una trampa para robaros vuestros poderes. Nos veremos pronto, Ai.

    Se guardó la nota sigilosamente y volvió con el resto en silencio.

    -Oiga Kuro-san, ¿cómo se llama la vidente?
    -Ai, creo. Tiene dieciséis años.

    Retomaron su camino hacia Manzolin, y Sumina intentó durante todo el camino alejar a sus compañeros del viajero para hablarles de la nota, pero Kuro no se alejó de ellos en ningún momento. En la cabeza de la chica revoloteaban miles de pensamientos: "¿Sería verdad?", "¿Aquel hombre iba a traicionarles?"... Debía asegurarse de alguna manera.

    En otra parte del país Ai se arrodillaba ante otra persona.

    -He cumplido mi misión, mi señor.
    -Buen trabajo. Síguelos y asegúrate de que Kuro no llegue a su destino.
    -A sus órdenes.

    Fin de la parte I
     
    #1
    Última modificación: 4 de Mayo de 2014
  2. Maramin

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