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La libélula llorica.

Tema en 'Poemas Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Albertyo Moliendo, 19 de Julio de 2019. Respuestas: 0 | Visitas: 237

  1. Albertyo Moliendo

    Albertyo Moliendo Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    11 de Julio de 2019
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    56
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    31
    Género:
    Hombre
    La brisa roncaba calma al alma
    y el oasis arropado de destellos.
    El silencio canturreaba alegre
    por ser aceptado en un teatro.

    Una sedienta libélula emancipada
    interrumpió la plenitud del canto
    con su jovencísimo batir de alas.
    (No se oyó quejarse al silencio,
    pero invadía su profundo lamento.)

    Sin ansia saciábase la libélula
    de la fuente napiosa del elefante.
    "Bebe hija, bebe mis restos jóvenes,
    pero bébelos con ganas
    o si no no te los tomes."

    "Es que... Señor, bien sabe usted
    que la angustia solapa al ansia,
    solamente bebo por si sirviera
    mi patético rezo de lágrimas."

    El elefante,
    todo cabeza sin saña,
    miró meloso
    al bichito sin ánima.
    Ella la joven Luna,
    él la lámpara anciana.

    "¿Angustia? Tú no sabes de eso,
    niñita malcriada,
    angustia es la que me quema
    al sentir tu entrega de armas."

    La libélula, atenta,
    sollozaba.

    "Calla viejo estúpido,
    calla esa bocaza,
    que si vine a hablar contigo
    fue por tu falsa fama."

    El elefante respingón
    saltó de su verde cama.

    "Por Dios,
    ya estoy harto de famas.
    No amo mi memoria
    ni mis colmillos de canas.
    Tú no sabes qué es el peso,
    pues sólo eres una enana.
    Ni lo sabrás en tu pobre vida
    de dos noches y tres mañanas."

    En silencio trompeteó
    y ella, moribunda,
    aleteó a una caña.

    "Esa es, elefante, la rabia,
    la culpable de mi angustia
    por marchar sin dejar nada.
    Arrepentimiento anciano
    sin satisfacción ni luz
    tras la hondanada."

    La derrotera libélula observa
    al desconcertado marqués de la charca.

    "No te enfades elefante,
    no quería discusiones
    sino que me consolaras.

    Ha pasado uno de mis tres días
    y no supe verlo.
    Ahora sí veo que la gente
    muere sin saberlo."

    El silencio bramó desde el horizonte
    y las estrellas posaron heladas.
    Mientras, las palmeras bebían llanto
    (extracto de la temprana desesperanza).
     
    #1
    Última modificación: 19 de Julio de 2019
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