La Lira de Apolo

La Lira de Apolo

¿De qué sirve ser Dios? ¿De qué sirve saber?
Sin nadie que rechiste/todo por rechistar,
sin sacar conclusiones/ sin nada que dejar,
anterior a un suicidio/todo por suponer.

Yo me anclo a la vida/sea oscuro lugar
o paz del visionario/nada por conocer.
Juego sobre seguro, no me gusta perder,
y mi divinidad nunca se va a esfumar.

Es mi debilidad, mi último recurso,
sobreponerme a mí, es el último obstáculo,
propósito final de mi eterno discurso.

Para ello no me sirve consultar el Oráculo,
ni pensar cómo hacer para que cambie el curso
de las cosas que ustedes dicen por espectáculo.

Éste es mi propugnáculo:
Busco la trascendencia. Esto me pone triste.
Si tengo que escribirla, será porque no existe.

 

Se transciende a través de la obra.
Aunque ésta consista en algo sencillo, crucial, benévolo...
Como puede ser dar limosna a un mendigo.
Entonces, otra idea de transcendencia, es al respecto de que los demás obedezcan al rey de Roma.
¿ Por qué le obedecen ? Por su belleza, candidez, brillantez, elegancia, aplomo, coraje, y vicisitudes que superó.
Tribulaciones.
O sea, que se aprende merced a muy diversas experiencias.
Por lo tanto, el Dolor es la forma más sencilla de aprendizaje.

 

Me refiero a trascendencia divina.
En este texto comienza mi desafío verbal a los dioses, o conceptos ideales de perfección.

 

¿ Transcendencia divina ?
Y eso, ¿ Cómo se come ?
Llamando al planeta Tierra, Saturno, por ejemplo.
Para que nos rodee un gran anillo, y así, todos los días, sea Sábado.





¡ Feliz Sábado ! Todos los años serán 1955.
Y habremos de llamarnos, los hombres, Chiri, y las mujeres, Moya.
Una sola nación, de la Chirimoya.