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La lira mágica

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Azulzurita, 27 de Enero de 2020. Respuestas: 0 | Visitas: 438

  1. Azulzurita

    Azulzurita Volar soñando..Crear amando

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    Mujer
    Era un día de verano y Tomás de tan sólo ocho años de edad, estaba como siempre, sentado en la vereda, con una pequeña lata azul en su mano, pidiendo a los caminantes que pasaban, alguna moneda o billete que le pudieran donar.
    Con frecuencia Tomás veía pasar a los niños con guardapolvo y mochila, añorando ser uno de ellos, al niño, le fascinaban los números y su padre le había inculcado, que algún día sería un gran contador.
    Aunque el pequeño desconocía que es lo que hacía un contador, soñaba con poder ir a la escuela, al igual que los demás niños.
    Su madre se enojaba cuando el padre del pequeño lo ilusionaba, con cuestiones, ella pensaba, eran claramente imposibles de concretar, vivían en la pobreza, y eso nunca cambiaría.
    Sus padres no podían siquiera comprarle un guardapolvo y al igual que sus otros seis hermanos, debía traer dinero a su hogar, para cubrir las necesidades básicas de alimento.
    Su tía por parte de madre, era la única que estaba en buena posición económica, pero nunca ofreció ayudar a la familia de su hermana. Esta muy orgullosa jamás tampoco la había pedido.
    Toda la familia del pequeño sin embargo realizaba algún oficio que le diera algún sustento económico, y de esa manera seguir" tirando hacia adelante", como solía decir el padre.
    La mamá de los niños se ocupaba del hogar, el padre juntaba cartones para vender, sus hermanos lavaban vehículos o los cuidaban y Tomás el menor, le seguiría el paso a sus hermanos a futuro.
    Aunque pequeño Tomás, sus sueños eran grandes, y solía quedarse absorto en sus pensamientos, le sucedía tan constantemente que muchas veces se olvidaba de pedir y llegaba a su hogar con la latita vacía.
    Sus padres lo recibían con la tristeza de todos los días, de sentirse obligados por necesidad de "mandarlo a pedir", pero tampoco sin saber que hacer para revertir su situación.

    II

    Un día como tantos otros, el niño estaba sentado como habituara en la vereda, mientras sus hermanos lavaban los coches, cuando pasó una anciana y se acercó al pequeño para hablarle, lo que pocas veces hacían los desconocidos al verlo, sus hermanos mientras tanto, decidieron que ya habían trabajado lo suficiente y sin percatarse de Tomás, un poco por descuido, otro por cansancio, volvieron a su hogar sin el, era ya de noche, hacía calor, la anciana distrajo al pequeño, que tampoco se dio cuenta de que sus hermanos se habían marchado.
    La anciana continuó y dijo al niño soltando una moneda algo extraña el la lata azul.
    -Esta moneda se llama lira y no es para que compres nada pequeño. Pero te traerá mucha suerte. Dijo la anciana.
    Me la han regalado a mi y ahora a ti te la entrego, cuídala y consérvala toda tu vida.
    Ya que es un regalo muy especial, no cuentes a nadie que te la he obsequiado.
    Sólo pídele algún deseo, cuando lo necesites, y ella te hará ver el camino.
    Se despidió diciendo -Adiós pequeño.
    Tomás apenas pudo escuchar, todo lo que dijo aquella mujer, tomó la lira en sus manos y la observó detenidamente. -Es una simple moneda. Se dijo. -Que puede tener de mágica. Se preguntó.
    Y la volvió a dejar en la lata.
    De pronto a Tomás lo venció el sueño, mientras se le cerraban los párpados, se dio cuenta que su lata seguía aún vacía, sin contar la pequeña" lira mágica". Según la anciana, pero sin valor alguno para el, fue así que se durmió acurrucado, en la vereda de la gran ciudad.
    Al día siguiente al despertar, sentía el niño que hacía mucho tiempo no descansaba tan bien, ya que siempre le costó conciliar el sueño.
    Enseguida pensó en su lata azul, la buscó acordándose de la lira, lo que la anciana le había dicho de cuidarla, y el había descuidado por quedarse dormido.
    Pero allí se encontraba, no vacía como el imaginaba, estaba repleta de billetes que los caminantes le habían dejado.
    Entonces Tomás empezó a creer en la magia de la lira, y la buscó inmediatamente, como preciado tesoro de entre los billetes y demás monedas, pudiendo hallarla, para tranquilidad del pequeño, quién la guardó en el bolsillo de su pantalón.
    Tomás pudo tomar el colectivo, el sabía como regresar a su casa, según le habían enseñado sus padres.
    Llegó contento, pero se encontró con la desesperación y preocupación de sus padres, que habían dado aviso a la policía, ya que Tomás nunca había vuelto a su casa sin sus hermanos.
    Al verlo sano y salvo, lo abrazaron, prometiéndose que nunca mas dejarían que el pidiese limosna en la calle.
    Su madre decidió finalmente hablar con su hermana, quién comprendió la situación, reprochando que ella nunca se había alejado, le dijo que ella se ocuparía de Tomás, de su escolaridad y su crianza, si se lo permitiese, porque lo haría con gusto, ella no tenía hijos y quería mucho a sus sobrinos, que sentía como propios.
    La madre de Tomás lloró acongojada de emoción, abrazándose a su hermana.
    Se prometió dejar el orgullo a un lado, pensar mas en su familia y en las necesidades de sus hijos.
    Tomás al enterarse que iba a ir a la escuela y no pediría mas en la calle, saltó de alegría.
    Tomó con fuerza la lira de su bolsillo, agradeciendo en silencio, con lágrimas en los ojos y una amplia sonrisa, por aquella anciana y el mágico regalo.

    III

    Pasaron los años, Tomás se hizo adulto, se graduó de contador como siempre soñó, pudiendo ayudar a toda su familia.
    Un día muy feliz, camino a su hogar, con su mujer y sus hijos, pasó al lado de un niño que se encontraba en la calle, en la misma situación que se había encontrado el de pequeño, entonces sacó su billetera.
    Y se desprendió de su tesoro mas preciado, "la lira", la tuvo unos segundos en sus manos, mirándola por última vez, luego le preguntó el nombre al pequeño, que se llamaba Matías, y le dijo, al igual que la anciana le había dicho a él.
    _Te hago entrega de una lira mágica, que debes conservar y cuidar toda tu vida, la cual te traerá mucha suerte, si realmente crees en su magia.
    Matías miró a Tomás con curiosidad, le sonrió, tomó la lira en sus manos, y la guardó, como él lo había hecho de niño en el bolsillo del pantalón.
    Tomás emocionado sonrió al pequeño, dio media vuelta continuando su camino, agradeciendo a la vida por haber puesto ante él, su familia, la anciana, a la lira mágica y al pequeño Matías.
     
    #1
    Última modificación: 20 de Julio de 2022

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