La loba hambrienta

Desatinadas palabras llegan a mi mente como algo lujurioso que desembocan en un deseo ardiente de quemar cada parte de tu cuerpo, tirar de esa herida abierta en carne viva. Algo macabro, como arrancarte la piel trozo a trozo, que tus gritos se oigan a lo lejos, pidiendo súplica, para que no siga haciéndote ese daño tan lleno de crueldad, que hace que me dé placer tan sólo con oir el quejido desgarrador, que te lleva a perder el conocimiento.

Como alguien maldito que en el interior me castiga, sale de mi cuerpo el deseo de aterrar hasta la saciedad. Existe una fuerza horrorosa que brota de mí, cogiendo tu garganta, dándole vueltas para asfixiarte, hasta notar que tu rostro cambia de color, para verter al mundo todo ese odio que en tí permanece y no escupes, hasta yo desenmascarar esa dura roca instalada en tu cerebro.

Intensa emoción llena mi mente de satisfacción, ante la desesperación de la victima de no poder respirar el ahogado vomito, mis manos enredadas en las garras de la victima van aplacando mi ansiedad, creándole la muerte por inhalación de su propio excremento revuelto. Asesinada la victima descanso al lado de su cuerpo, para luego saciar mi apetito voraz.
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Excelente prosa, Mensajera
Un abrazo,
Rosario

 

Muchísimas gracias Rosario un besote.

 

Ese deseo de venganza, de robar el aliento de el ser que durante años, ha desgarrado tu mente y tus esperanzas. Ese deseo de quitarle la existencia a la par de robarle un orgasmo salvaje. Esa sensación de mirarle a los ojos, con la misma crueldad que el, seguramente te despreciaba. Destrozar sus entrañas, quietas dentro de las tuyas y dejar sin aliento, todo ese alimento que un día sofocó el fuego, pero solo en el principio de tus tiempos inmaduros.
Las que nacen princesa, deben de amar toda la vida y ser amadas, correspondidas, porque de lo contrario, mueren sin remedio buscando, soñando que esa angustia, no les corresponde.
No son tiempos de aguantar, sino de respirar y respirando, es como se logra vivir.

Ahogar, estirar las yagas de la piel y de los cuerpos....Tu deseo es inmenso y tu angustia, también.

Gracias por dejar que lea en tí, todo el dolor y el deseo del mundo, al menos, de tu mundo.
Placer el leerte.