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La luz de las miradas

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por SoyLetras, 17 de Junio de 2016. Respuestas: 1 | Visitas: 312

  1. SoyLetras

    SoyLetras Poeta recién llegado

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    Julia caminaba un día de Abril en la vereda de siempre, con el sol cayendo sobre sus parpapádos cuando se percató de una exposición en cierta casa, comúnmente conocida como "La casa de las miradas", donde se exponían obras de nuevos artistas. Decidió entrar sin pensarlo, pues aún era temprano. Al entrar, ella tenía en los ojos aún recuerdos de tristezas, un poco de lluvia y algunos suspiros. Comenzó a observar cada pintura detalladamente y a pesar de que algunos cuadros le despertaban interés, todo parecía vacío. Los sutiles colores, las pinceladas fuertes, y además en todos los cuadros ella encontraba rastros de soledad. A su alrededor todo permanecía quieto y en calma. En las paredes de aquél sitio, había vitrales que reflejaban el sol y al atravesarlos transformaban cada haz de luz en múltiples colores. Julia se detuvo a contemplar aquellos vitrales tan sólo por instinto y atracción a los juegos que causaban la luz y las sombras sobre ellos. Veía como se movían los rayos de luz frente a sus ojos, y pensaba en su pasado. Sin embargo hasta ese momento, todo se había vuelto simple para ella, vacío, triste. Observaba algo y nada le despertaba ya interés, comparaba los colores con lo que había visto antes pero ya no sentía que nada la ilusionara.

    De pronto, mientras miraba fijamente un vitral, vio aproximarse una sombra que cruzó por la calle, la sombra se detuvo fuera de la casa justo frente sus ojos, luego una luz apareció y se detuvo frente a la mirada de Julia. En ese momento una sensación la invadió. Sintió algo intenso y alegre. Aquella luz provenía de aquella figura al otro lado del vitral, aquella luz atravesaba el cristal difuso, se inmiscuía por los espacios que separaban sus pestañas, luego por su pupila logrando así llegar hasta los más profundo de su ser. Aquella sensación, fue indescriptible para ella, tanto que se le quedó grabada en la mente y de algún modo traspasó los muros que alzaba contra el mundo. En su pecho algo pasó, el latir de su corazón se tornó intenso. Ella, sin siquiera percatarse de que había pasado, sintió que la lluvia en su interior desaparecía. En su semblante se dibujó una sonrisa. De pronto, la silueta detrás del cristal desapareció.

    Desconcertada por aquel suceso que tanto sentir le había provocado, Julia decidió salir de la casa, correr para alcanzar al objeto de su anhelo y así averiguar de que se trataba. Al salir no encontró nada y siguió su camino. Pensaba en ello con detenimiento, no sabía si volvería a encontrarse con aquello que habían visto sus ojos, lo que parecía haberla despertado de un sueño gris. Así estuvo varios días observándolo todo; a su alrededor las cosas se notaban nuevas, diferentes. Entonces lo supo, a partir de ese momento ya nada volvería a ser igual.

    Julia iba ya por el mundo mirándolo todo con su nueva aura, había intriga en su mirada, y ahora algo le faltaba. Ella sabía que no estaría completa hasta encontrar de nuevo la luz intensa que la había cambiado, que le había impregnado un creciente interés, algo que había logrado que sus ojos quisieran mirar más allá de lo que se suele ver.

    Un día, iba ella por una vereda, ensimismada por sus pensamientos, caminando como de costumbre cuando sucedió, le vio de nuevo, y algo instintivo le atrajo hacia el. Ella lo supo enseguida, era la luz que buscaba. Y provenía de los ojos de aquel chico, unos ojos tan azules. El con firme sutileza correspondió su mirada. En ese instante, el tiempo dejo de ser relevante y el espacio que había entre los dos y los separaba se tornó inexistente y a la vez inmenso. Ahí estaba el, y la luz de su mirada.

    Julia supo entonces que quería mirarlo por siempre, había hallado su luz, y ahora sólo quería perderse en ella, pues esos ojos le parecían más profundos que el mismo océano. Así, se dirigió hacia Esteban, sin dejar de contemplarlo para no perderle de vista . Él, la miraba de lejos, siempre la miraba. Hacía un tiempo que estaba enamorado de Julia aunque ella no lo sabía. Esta ocasión, era para él la segunda vez que ella lo notaba. Primero había ocurrido en aquella casa y ahora estaban frente a frente, sin ningún vitral que fuera capaz de nublar lo que decían sus ojos, no había ahora nada que ocultara cuanto el la quería. Esteban sintió como crecía el palpitar de su corazón y no apartó su vista de Julia ni un segundo. Los latidos de su corazón se incrementaron cada vez más, dejándolo inmóvil en medio de aquella avenida. El sólo permaneció ahí, aguardándola.

    De un instante a otro un cambio de color, un auto proveniente de otra calle, un sonido estruendoso, un conductor difuso y todo se volvió obscuro. Dejó de correr el tiempo, cesaron los latidos, y entonces, la lluvia volvió a caer. Fue entonces cuando el universo explotó, nada pasaba ya, estaba todo vacío, ausente, muerto y la luz se fue.
     
    #1
    Última modificación: 1 de Mayo de 2018
    A El quijote y joblam les gusta esto.
  2. joblam

    joblam Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Un final inesperado y muy triste. Excelente trabajo. Un placer leer y dejar mis saludos cordiales.
     
    #2
    A SoyLetras le gusta esto.

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