La magia de sus ojos

Hoy trato de verla como en la distancia, como si por primera vez su figura entrara en mi mente con mil agradables asombros e interrogantes. Tengo que hacer este esfuerzo sobrehumano, casi titánico, de oscurecer el halo luminoso que la circunda cuando no mis ojos, sino mi corazón, la observa. ¿Por qué me lanzo a este desafío con tantas señas de imposible? Es que debo entender de una vez y para siempre, quién es esta mujer, qué extraños poderes la hacen parecer tan camal, tan real, tan de nuestro mundo, y al mismo tiempo me hace penetrar (como a la Alicia del cada vez más olvidado cuento), en un mundo de maravillas impensables, increíbles e imborrables.

Tratemos de enfrentar el reto.

Viene hacia mi una mujer, cuya figura representa a una mitológica diosa griega. Es alta, apuesta, y mira hacia delante como si nada existiera entre sus ojos y el infinito, ese intangible infinito que no está, como siempre creí, allá lejos, en el “infinito", sino que (y ahora llegan los milagros), comienza y termina exactamente en sus ojos. Ahora me ve, sonríe, pero no como sonreímos todos. Sonríe con todo el rostro, con todo el cuerpo, con todo lo material e inmaterial que le rodea, como si de pronto el mundo dejara de ser esas tantas cosas que nos circundan, para fundirse en ella, para tomar forma y sentido en cada gesto suyo, en cada nuevo paso que la acerca, inexorablemente, a mi.
Ya llega. Sus ojos, (de nuevo sus ojos), tienen el extraño brillo de lo increíble. Son la puerta a través de la cual penetro en un universo que estalla en luces de colores, donde todo parece flotar en irreverente complacencia, como si fuera de él nada tuviera importancia, y a la vez, el tiempo, medida justa de ansia y desespero, pasa fugaz, como deprisa, como si tardara a su cita con la nada.
Pero no, no es el mundo maravilloso de la Alicia de los cuentos. Aquí no caen las cosas hacia arriba, ni se camina hacia atrás, ni existe ese conejo eternamente apurado. Es el mundo de ELLA, real e irreal, tangible e intangible. Es un mundo donde todo se mueve con ELLA y por ELLA, donde la única música con la que todo el universo danza, es el acompasado ritmo de su corazón, a veces en suave vals de plenitud satisfecha, a veces en desgarrador tango de dolor incurable, a veces en frenéticos ritmos de deseos lanzados al vuelo. Es un mundo donde la única luz es la lumbre que vive en sus ojos (y otra vez, siempre otra vez, sus ojos). Es un mundo donde la única canción que lo circunda, es la risa que brota de sus labios, risa franca de ángel milagroso, o risa serena de brisas tropicales, o sonrisa de quién sabe si triste o satisfecha. Es un mundo de dioses humildes que hincan su rodilla para reverenciar su paso, y agradecer a este ángel misterioso la existencia de este mundo, ángel ante el cuál YO también me inclino y reverencio su paso, y agradezco el haberme mostrado, simple humano, la única puerta de entrada a este mundo paralelo a mi mundo, para correr luego a maravillarme en las mágicas historias de duendes y hadas que pasan por sus ojos.

Y otra vez son SUS OJOS.

No. No he logrado salir airoso de mi reto. No puedo verla sino con el corazón, no puedo hacerla existir fuera de este mundo que cada día cambia a una nueva maravilla, este mundo que en realidad no es SU MUNDO, sino, con más exactitud, NUESTRO MUNDO.
Me rindo, y me lanzo, en desespero, temiendo que la puerta se cierre para siempre, al interior de SUS OJOS.

 

Me parece un trabajo excelente, muy bien estructurado y muy bien logrado.

Saludos,
Robert G

 

Coincido Mi Amigo Con Guilarte, Es Excelente... Tan Lleno De Imagenes. Que Pude Entrar Por Un Instante A Ese Mundo.

Maria Laura