La mañana fría

Duelen los dedos bajo el agua que sale del grifo. Perezoso o friolero, el jabón casi no da espuma y se convierte en un suplicio el aclarar las manos.


El sol lechoso y blando, fláccido se diría, penetra con sus rayos por el cristal de la ventana. Rachas de aire desapacible y frío, pugnan por colarse a través de la menor rendija; cualquier ranura les sirve. Los visillos de la ventana bailan una difícil danza, yendo y viniendo, mareados, en brazos del viento, que tan pronto llega por debajo de la puerta, como penetra por los resquicios de las ventanas.


En días así, se perciben todas y cada una de las grietas de las casas de adobe. Silba el viento por todos los rincones, hurga, curioso, por debajo de las tejas, y las vigas se estremecen, crujen escalofriadas, por su presencia impertinente.


Aturdido, el humo se dispersa, a la misma boca del humero y se disloca en mil volutas mínimas, que al instante desaparecen. En ocasiones vuelve por sus pasos, perseguido por el aire, e irá a llenar la cocina, vestido de ceniza, para desesperación de las mujeres.


Enseñorean el cielo unas nubes de algodón que viajan rápidas por el firmamento, tiradas por invisibles corceles con nombres de dioses griegos. En un patio que veo desde mi ventana, una mujer, ya mayor, envuelta en su toquilla pelea con la ropa, las pinzas y la cuerda, en un empeño loco de tender la colada. Una camisa, por una sola pinza prendida, la abofetea con sus mangas repetidamente la cara. La mujer reniega y, dándose por vencida, vuelve la ropa a la herrada y se encamina a la cocina. Un gato gris, acurrucado contra el quicio, con el lomo erizado por el frío, espera el momento de abrir la puerta. Presuroso se dirige hacia la hornacha; una vez allí se estira y se tumba a dormitar sueños de verdor y flores.

 

En la línea que cito, que es la que atesoré como mi favorita, le diste magia al invierno cotidiano.
Yo creo que todas las estaciones del año pueden inspirar a las plumas como la tuya, y el invierno tiene la melancolía propia de los abrigos, del viento, de las largas noches..
Leyéndote recordé mis inviernos de niña lectora. Me comprometo con las imágenes que nos dejás ver, pero al mismo tiempo, me transporto a otros mundos.
Me hace muy feliz leerte, como te decía en otro comentario, no puedo conocer los motivos que traen a los otros a Mundopoesía, pero sí tengo claro que escritos como los tuyos, mantienen vivo mi amor por la literatura, y que por eso estoy aquí.
Gracias por seguir contando cuentos.
Un abrazo vespertino-nocturno.

 

Pues muchas gracias Cecy. Nosotros vamos hacia un otoño, que aquí suele ser temprano invierno. Ayer el día fue invernizo, de aires que revoloteaban las hojas de los árboles y la memoria me llevó a otros días de aire y lumbres, de humos, de gatos que se helaban y buscaban cobijo en la proximidad de las hornachas. Yo quisiera cuando escribo que quien me lea pueda ver las cosas que trae mi memoria, las que pone la pluma en el papel, y sentir incluso la molestia del humo que se mete en los ojos. Así, construyo relatos, que no son historias, son simplemente retazos de la memoria. Pero si por un instante vives en ese mundo que te abro, ese mundo vivirá un poco más. Eres una gran lectora, te metes en el fondo de las palabras y quien lee mucho, escribe bien. Es un placer darte desde aquí mi mejor deseo para este día. Besos.
Luis.

 

P.D. :Yo digo que son historias, tus historias de los archivos del corazón
Y siempre conmueven.

 

Has colocado con tu narración, una auténtica mañana invernal típica de nuestra tierra; la verdad que la has descrito estupendamente, con todo lujo de detalles.
En una parte de la narrativa, me he fundido por completo, yo, cuando tenía unos 8 años, veía escenas en los visillos, jejeje, el médico dijo que veía visiones. En fin, siempre hay algo en tus relatos, que me hace despertar algo dormido.

Me ha encantado pasear mis ojos por tu relato.

Un beso grande.

 

Era así en aquellas casas de adobe y ventanas de madera, que el tiempo había ido envejeciendo. Por todos los lados habia corrientes y el aire jugaba las tardes de viento con el humo, en las trébedes de nuestra tierra. Es una narración breve que responde a un momento puntual del día y quiero que el lector sienta eso, que está allí, casi que está viendo como el viento alborota la mañana. Es un placer tenerte por mis relatos María, sobre todo sabiendo que hay una cierta complicidad y que te harás mejor idea que otro de las cosas que cuento.
Un beso. Luis.

 

parece una de esas vivencias entrañables, grato leerte

 

Un día de invierno en esta tierra mía, donde juega el frío con el viento y el humo para pasar el día. Gracias por tus palabras. Un abrazo
Luis.

 

Excelente narración Luis, el viento frío nos anuncia muchas cosas en susurros apenas comprensibles, que no siempre sabemos descifrar, otras veces simplemente llega a jugar con nuestra imaginación, un enorme placer leerte, besos.

 

Ayyy Luís qué escena más familiar y bella describen tus maravillosas letras, se siente ese frío intenso, se percibe esa acogedora estancia con su chimenea revirtiendo el humo y el viento azotando todo lo que toca para desesperación de esa sencilla mujer cuya toquilla la ampara... Preciosas imágenes adornan su contenido lleno de sensaciones. Eres un prosista excelente además de un excelente poeta. Encantada de leerte siempre mi querido amigo. Besazos con admiración y cariño sentidos...............muááááckssss...

 

El día ventoso, suele venir juguetón. Gracias por tu lectura y tu presencia en la Prosa, que está un poco arrinconada en el Portal. Besos.
Luis.

 

Muchas gracias por tu comentario. Este es el recuerdo de alguno de esos días de invierno en mi tierra, ese invierno que se nos va acercando. Eres muy amable en todas tus visitas, cosa que te agradezco mucho. Besos.
Luis.

 

Aquí en Granada también hace mucho frío y aunque tengo una chimenea de adorno añoro la que tenía en mi pueblo(Montefrío) y recuerdo la toquilla de mis abuelas y ese aire frío que calaba hasta los huesos. Encantada siempre de leerte querido Luís....muááááckssss...

 

Muy bien escrito, se siente el frío, se siente la tristeza de plomo y este viento glacial , casi me pican los ojos.
Felicitaciones por tu talento de narrador Luis, admiración y mi amistad Amarilys

 

Muchas gracias Amarilys por tu visita. Así es un poco la tierra donde estuve trabajando hasta hace bien poquito. Es un homenaje a ese tiempo y a esa forma de vivir. Agradezco mucho tus palabras. Besos. Luis.