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La medusa.

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por PEQUEÑO GRANITO DE ANIS, 8 de Julio de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 574

  1. PEQUEÑO GRANITO DE ANIS

    PEQUEÑO GRANITO DE ANIS Poeta asiduo al portal

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    18 de Octubre de 2010
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    Sentada frente al espejo vio su rostro, el paso de los años no había hecho surcos en su cuerpo y en su cara, siempre pensó que era raro. Comparándose con otras mujeres de su edad, conservaba la apariencia jovial de años atrás. Era realmente bella por fuera y por dentro.
    Lo único que extrañaba era su cabello, ahora era escaso y de un tono más dorado que el de costumbre, no podía llevarlo debajo de los hombros ya que parecía tener vida propia y no se estaba en su lugar, parecían serpientes.

    A su edad resultaba desesperante estar sola, le dolía el alma cuando miraba al pasado. ¿Qué fue lo que le ocurrió realmente? Siempre fue una mujer sensible, amante de las letras, la música y las bellas artes, se rodeaba de personas que pudiesen hablar su mismo idioma, con quien compartir y disfrutar la inspiración que le quemaba el corazón. Muchos hombres en su vida, alguien le dijo alguna vez que demasiados, todos ellos importantes en su andar, todos ellos muy hermosos. Siempre se acercaron con emoción en el pecho deseosos de tenerla en brazos, jadeantes al sentirla día y noche derramarse entre sus brazos, buscándola insistentes al grado de incomodidad.

    Los inicios de sus amores fueron de ensueño, lo malo venía después, pudo constatarlo plenamente con la experiencia de su vida. Todo cambiaba cuando ella completamente enamorada, se entregaba a su amor con tal fuerza, que no dejaba un solo suspiro en su alma para sí, todo era para el hombre por quien moría. Se convirtió para él en un vaso de cristal por el cual podía verse hasta la más pequeña vena de su cuerpo, la última gota de su sangre. Era en ese momento cuando todo ocurría, su hombre la miraba fijamente, directo a los ojos de su alma y entonces él…en piedra se convertía.

    Cuanto dolor ella absorbía desgarradoramente por todo su cuerpo y espíritu, viendo como el ser amado después de mirarla así, dejó de hablarle, dejó de verla, de caminar a su lado, haciéndosele el corazón duro y frío. Ella terminaba por morir en cada abandono, en cada silencio y el sufrimiento acabó con sus esperanzas.

    Triste se levantó y se asomó por la ventana. Todos estaban ahí, adornando el jardín de sus recuerdos, bellos, pero muertos para ella y para siempre. Estatuas erguidas que brillaban bajo los rayos lunares.

    -Ni uno más- pensó, de cualquier manera sabía que el próximo elegido tendría el mismo final, ya que ella no sabía amar de otra manera, se entregaría enamorada y las cosas terminarían muy mal. Ellos no tenían la culpa, ella sí.

    -Ni uno más- se dijo llorando lágrimas que le carcomían las mejillas y las manos. Aceptando el desgarrador destino, sabiendo que tendría que aprender a vivir con esa maldición como se vive con una enfermedad terminal, se acercó nuevamente al espejo y al mirar su bello reflejo, a la medusa… el alma también se le hizo piedra…©
     
    #1

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