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La mujer a colores y el hombre gris.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Pierlewis, 7 de Enero de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 408

  1. Pierlewis

    Pierlewis Poeta recién llegado

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    18 de Diciembre de 2012
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    Género:
    Mujer
    Epidemia de sueño sobre la ciudad
    Los corazones dormidos descansan en paz
    Y se escucha el murmullo de los sueños ajenos
    Y se ve a la muerte, un olvido sin dueño.

    La ciudad siempre ha sido un lugar gris. Las personas que habitan esta ciudad, también han sido siempre grises, llenos de preocupaciones mundanas, de apuros autoimpuestos, de tristeza imperceptible. Y yo, ¿yo he sido siempre gris? al menos creo que hubo una época en que no lo era.
    No recuerdo bien como llegue a esta ciudad, ni cual es mi objetivo en este lugar, simplemente paso mis días vagando entre los callejones, sin destino, pensando que hay algo importante que paso por alto. Es por eso que al verla, brillando con vivos colores, decidí acercarme. Fue casi un acto reflejo, como si todas las respuestas se hallaran frente a mí. Una sensación de paz brotaba en mí mientras más me acercaba a ella. La contemple durante unos minutos en silencio, inmóvil, sin nada que decir; ella volteo a mirarme con una extraña atmósfera en la que se mezclaba curiosidad y desconcierto. Junte valor y hable con timidez “¿Quién eres?” solo eso, esa era mi única duda y nada mas importaba en ese momento, sin embargo ella no me respondió, solo continuo observándome y sonriendo en silencio. Insistí “¿Quién eres? ¿Por qué eres la única con colores en este sombrío lugar?” ella dejó de sonreír, solo por un momento una sombra pareció consumirla, tal vez fue mi imaginación puesto que sus colores seguían refulgiendo como era habitual. Y luego finalmente habló.
    -Este mundo no es gris, deberías saberlo.-quise contestar rápidamente pero ella continuó sin prestarme atención- son tus ojos los que no pueden ver los colores. Digamos que tus ojos son los grises.
    -¡Pero yo puedo ver colores! Ahora mismo tus colores son muy brillantes, completamente diferente al gris de la ciudad.
    -Como ya te dije antes este mundo no es gris-hizo una pequeña pausa y luego continuó- no lo es para la mayoría de las personas que lo habitan.-mi desconcierto seguía creciendo, pero decidí no interrumpirla- Este mundo solo es gris ante los ojos de aquellos que se encuentran perdidos, cansados. Para ellos el mundo es gris, porque sus ojos son grises, para el resto de las personas el mundo es un lugar lleno de colores.-Baje mi cabeza con evidente decepción.- sin embargo, yo soy la encargada de darle color al mundo de aquellas personas que lo necesitan.-dijo de manera orgullosa mientras gesticulaba con las manos-.
    Mi corazón dio un pequeño salto, inspire profundo y luego exclamé nuevamente.
    -¿Quién eres?
    -Creo que ya sabes la respuesta a esa pregunta, -me dio la espalda y su brillante figura se quemó en mis retinas- yo soy la esperanza de todas las grises sombras que habitan este mundo.
    -¿La esperanza?
    -Así es, yo no pertenezco a este mundo como los demás seres, esos que parecen sombras. Aunque compartimos la misma realidad somos distintos.
    -¿Eso significa que puedes hacer que mis ojos vean el mundo de otra manera?
    -Lo siento, pero no puedo hacer eso-se dio vuelta y esbozo una cálida sonrisa- y es que tú, mi querido amigo eres igual que yo. No, eres incluso más fuerte.
    -¿A qué te refieres?- dije en tono dubitativo.
    - Lo que sucede es que si yo puedo dar colores a este mundo, tú eres el encargado de darle sombra. Por eso es imposible para mí darte los colores que tanto deseas.
    Me quede en silencio, pensando sobre todo aquello que esperanza había dicho, una idea apareció en mi mente.
    -¿Acaso yo soy la muerte?
    - En cierto modo lo eres. Creo que es una buena manera de expresarlo, eres la muerte, y tienes la capacidad de transformar los vivos colores en opacos grises. Tal vez tu rol no es de tu agrado. Es normal que acudas a mí en busca de una salida.
    -No recuerdo tener ese rol sinceramente.-dije sacudiendo la cabeza lentamente, de alguna manera algo me seguía molestando y esperanza se dio cuenta de ello.
    -No te preocupes –dijo endulzando un poco la voz- es muy normal, a veces yo también me dejo llevar por mi propia esperanza.
    Con esa ultima exclamación, todo cobro sentido.
    -Ya lo recuerdo-dije con resignación- creo que definitivamente soy peor que la muerte.
    Esperanza rodeo mi cuerpo con sus manos. Sus colores ya no parecían tan intensos.
     
    #1
    Última modificación: 29 de Abril de 2014

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