La mujer sin maquillaje.

Era una noche un poco fría, yo andaba de swetter y bufanda, llegue al departamento hambriento, así que me saque la bufanda y enseguida recalenté la comida que había quedado del mediodía. Eran alrededor de las once, el cuarto de vino que quedaba en la botella ya se había terminado, decidí ir al bar que solía frecuentar para tomar otro vino.

Llegue y no había mucha gente, era un lugar chico, habría unas quince personas. Estaba tocando una banda que hacía covers de música folk mezclado con algo de rock de los 60, me senté en la barra y pedí una botella de vino, apenas me serví una copa, se me acerco una chica vendiendo unos brownies con marihuana, no le compre, pero me quede hablando unas palabras con ella, al rato de estar hablando me pregunto si tenía algo para aspirar, le respondí que no, así que siguió ofreciendo sus brownies al resto de los que estaban por ahí.

Estaba escuchando la banda con atención, cuando una chica se acercó a la barra, vestía unas calzas negras con un vestido algo hippie, y un saco de lana que lo era aún más. Tenía ojos negros, al igual que su pelo, el cual estaba algo alborotado pero con estilo y lucía una vincha de muchos colores. Me llamo la atención de que pidió un vaso con agua, mientras lo tomaba me miraba con cierto interés, la salude y ese fue el pie para que se sentara en la banqueta junto a la mía, hablamos apenas unos minutos.

-¿vamos a mi departamento a tomar algo?- le dije, aunque yo sabía que no tenía nada para invitarle allí, como tampoco creía que su respuesta seria inmediata.

Aceptó sin vacilar.

Entonces en un tono gracioso le aclare que en realidad no tenía nada en mi departamento, que solo era una excusa para que me acompañase.

-no hay problema, en realidad yo no tomo alcohol, estoy en una etapa de limpieza. Estuve sucia por 31 años, así que ahora necesito eliminar toda esa mierda.

Me sorprendió su respuesta, pero me interesó. Terminé de un gran sorbo lo que me quedaba de vino y salimos del bar.

Llegamos a mi departamento y preparé un té para cada uno, ella empezó a hacerme preguntas algo profundas, yo le respondía como podía, me di cuenta de que prestaba demasiada atención a cada palabra que yo decía, sentía como si sus ojos penetraran en los míos, tenía real interés en escucharme, el interés fue mutuo.

Luego de hacerlo me hizo algo así como reiki, yo estaba acostado y ella pasaba sus manos por sobre mí, dijo que estaba cargado de energía, que generalmente cada vez que uno salía a la calle, volvía cargado de energía negativa de las demás personas. No le gustaba mucho la gente en general, decía que la mayoría vivía solo para mostrarse ante los demás, y eso la hacía rechazarlos. Admitió que antes ella era así, pero que desde hacía ya varios años había dejado atrás tal comportamiento, hasta había cambiado totalmente su grupo de amistades.
Siempre me hablaba mucho de las energías.

Nos despertamos a la mañana siguiente, pasadas las diez, me levanté y preparé unos mates. Era sábado, yo no trabajaba.

Pasamos todo el día juntos, a la noche le dije que tenía una reunión con unos amigos, dijo que se quedaría y que me esperaría a que volviera, que no quería que nos separásemos. En ese momento me puse algo incómodo, no esperaba esa respuesta, tenía ganas de volver y estar solo, no estaba de ánimos para estar con nadie, pero no pude decirle que no.

Fui a la reunión, volví pasada la medianoche y ella estaba escribiendo unas cosas en su cuaderno, apenas me saludo sin mirar cuando me vio entrar, parecía muy concentrada en lo que hacía. No quise molestarla, fui a la cocina, me serví un vaso de vino y me puse a escuchar música. Al cabo de una media hora fue a la pieza donde estaba y me leyó lo que había estado escribiendo, era una reflexión interesante, intercambiamos algunas opiniones, me saco el vaso de las manos y nos acostamos.

El día siguiente se fue al mediodía, pero quedamos en vernos en la semana.

Y así fue, una tarde me fue a esperar a la salida del trabajo.

-¡hey, estabas desaparecido!- me dijo.

-no, es que estaba ocupado con algunas cosas, pero tenía ganas de verte- en realidad se lo dije por formalismo.

-vamos a comer algo, te voy a hacer algo sano.

Llegamos al departamento y saco de su mochila todo tipo de verduras, parecía que había saqueado una huerta, esa noche comí mas verduras que en toda mi vida.

Después de comer me serví un vaso de vino, le prepare un té a ella y nos recostamos, saco su cuaderno e hizo algunas anotaciones al azar de cosas que iba pensando, me contó de como hacia alguno años había cambiado radicalmente su vida luego de unos sucesos muy extraños, quise saber algunos detalles, pero dijo que más adelante me los contaría. Le deje en claro que yo no quería ningún tipo de compromiso con ella, me expresó que ella tampoco.

A la mañana siguiente nos levantamos temprano, yo tenía que irme a trabajar, ella también. Nos despedimos.

-¡más vale que no desaparezcas como la última vez!

-no te preocupes, en estos días te llamo- le dije, aunque en verdad no sabía si lo haría.

Pero a los dos días me encontré llamándola. Pasó por donde trabajaba y fuimos a un bar a tomar unas cervezas.

-es la primera cerveza que tomo en cuatro años- dijo. – Por algo debe ser que vuelva a tomar una con vos- no sabía muy bien que quería decir con ese comentario, pero me daba cuenta de que estaba haciendo todo un análisis de la situación, ya que lo decía en tono pensante y reflexivo, como casi la totalidad de las cosas que expresaba.

Luego del bar nos fuimos a dormir a mi departamento.

Y así fueron pasando los días.

Una noche, yo no tenía ganas de que se quedara a dormir. Se lo comente mientras tomábamos un te después de cenar y ella hacia anotaciones en el cuaderno, ese ritual ya se nos había hecho una costumbre, aunque yo no era alguien que acostumbrara tomar té.

-no hay problema- me dijo

Esa misma noche, en el momento en que lo estábamos haciendo, comenzó a llorar desconsoladamente, le pregunte que le ocurría y respondió que no quería que la dejase sola esa noche. Evidentemente había algo que la afligía demasiado. Insistí un poco más para que me lo contase, pero su respuesta fue que solo se sentía un poco mal ese día. Así que esa noche se quedó a dormir, no podía dejarla ir en ese estado.

Después de algo más de dos meses, estábamos una tarde en el sillón escuchando música, cuando me dijo que en el verano podíamos irnos a vivir juntos. Le conteste que ya veríamos que pasaba, que apenas nos conocíamos hacía unos meses. Puso una cara de decepción y no hizo ningún comentario más al respecto, termino el té de yuyos que estaba tomando y se fue sin decir palabra.

Luego de esa tarde no me volvió a llamar más. Pasaron dos meses aproximadamente, cuando me envió un mensaje diciendo que aún me echaba de menos, no le conteste, creí que era lo más adecuado. Después de eso me sentí aliviado, a decir verdad la creía un poco loca.

No nos volvimos a ver más.

Una noche me encontré recordándola, fui al mismo bar donde la conocí, en mis adentros deseaba encontrarla, pero ella nunca apareció, termine mi copa y salí de allí. Volví pensando en ella con un sesgo de nostalgia a mi departamento, me serví un vaso de whisky y me senté a escribir esto.

 

Amena y agradable, con buen sabor de boca. Muy interesante. Gracias.

 

Hermosura magnífica de preciosas letras soberbias.

 

Gracias por pasar, saludos!

 

Hermosura de admirable obra de palabras divinas.

 

Conozco a esa mujer....

buen relato excelente, me gustó!

 

Gracias!!