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La oculta salubridad del mito

Tema en 'Prosa: Sociopolíticos' comenzado por entoquepaso, 2 de Noviembre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 649

  1. entoquepaso

    entoquepaso Poeta recién llegado

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    LA OCULTA SALUBRIDAD DEL MITO
    Extraños laberintos recorre la razón, en una ansiosa búsqueda de las causas. Por eso no me sorprende que a veces me sienta tentado a introducirme en ellos, sabiendo a conciencia que no tengo a la vista, destino cierto. Pero acepto el desafío de navegar con corto velamen, que permanecer en orilla segura. La historia es testigo, que se trata de una de las actividades preferidas del pensamiento. Así es como han tomado vida indeseables errores y también edificantes aciertos. La imaginación nutre al Mito que crea, de los elementos distintivos que hubiéramos deseado que poseyera aquel sobre quien se edifica su figura. Comenzare´ tratando de descifrar, el porque de ese extraño mecanismo que nos lleva casi inconscientemente, a darle vida. En la creación de un Mito, interviene la intencionalidad, ya sea para asumirlo como modelo a imitar o como ejemplo de lo que nos repugna. En este ensayo, me referiré al primero. Aceptando la certeza de lo antedicho, seguiré con mi análisis. Si no se trata de una elaboración razonada, esta inclinación natural, debe atesorar alguna cuota de salubridad. Primero analizare´ los frutos de las teorías que lo señalan como algo enfermizo, cuyo objetivo es desvirtuar la llamada realidad. Estas nos incentivan a rescatar las aristas menos deseables de los hechos o personas, para mezclarlos con aquellas que nos gratifican. Pero esto se da de bruces, con el comportamiento de aquel que hallando un tesoro, atina como acción refleja y primaria, a quitar el polvo que lo recubre para enfrentarse con lo valioso del hallazgo. Me inclino a pensar, que detrás de esta acción, se encuentra escondida una sana enseñanza, que estriba en indicarnos el camino a seguir ante los avatares de la vida, para que sepamos distinguir lo primordial de lo provisional. De nada sirve enturbiar lo más bello con aquello que, siendo superfluo, solo pretende empequeñecer lo que suele ser objeto de satisfacción. Es ese afán del hombre por tomar contacto con la verdad y la belleza, el que a mi entender genera la necesidad del Mito. Nadie va a dejar de apreciar la belleza de una rosa, por las amenazantes espinas que nacen de su tallo. Nadie en su sano juicio ignora su existencia, pero prevalece la estatura de su perfume, unido a su artesanal forma y ropaje. Va de suyo que la verdad y la belleza, vienen casi siempre de la mano de compañías no deseadas. Pero quizás esta realidad, solo persiga la finalidad de permitirnos elaborar una sana distinción. Asumo que el Mito creado, padece de cierto grado de inflamación de sus bondades, pero esto siempre es más saludable que la exaltación de la fealdad. ¿O acaso no agotamos nuestras energías para asirnos a todo aquello que creemos edificante? No guardo en mi memoria la imagen de mi madre despeinada, pero tengo marcado a fuego sus caricias y consuelos. Es la necesidad de elevar el imperfecto amor humano a la categoría de sublime, para que florezcan en nuestra alma los más puros sentimientos. El Mito puede ser un potente disparador de sensaciones que sin su presencia, no se harían evidentes y dormirían el sueño de los muertos. El Mito es hijo de la debilidad humana, que necesita de incentivos para armarse de coraje y convencerse que vale la pena imitarlo. El hombre es consiente del follaje que le agrega a lo real, pero sabe que permite el nacimiento de los sueños. Pues la vida sin sueños se parece a un árbol sin frutos. Pero el Mito, como todo lo inherente al hombre, necesita de prudentes límites para no producir daño, pues es tan malo no llegar, como pasarse de largo. No intento con lo dicho, erigirme en defensor del Mito; solo pongo énfasis en las que considero sus bondades.
     
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