La parra

-Muchas gracias por la sombra, el sabor de tus frutos y por tantos años compartiendo tu generosidad- le dije. Momentos después, ya sentado debajo de ella, como lo hago siempre, en el silencio y quietud de mi soledad, mientras saboreaba en aquel mediodía soleado sus exquisitos frutos, una soñolencia me invadió por unos instantes y sentí en esos segundos la sensación de una voz suave hablándome al oído. Lo recuerdo muy claro: -no es nada, gracias a ti por todos tus cuidados y, sobre todo, por no haberme olvidado-.

Al volver en mí, sorpresivamente pude observar que, lenta y despaciosamente, pero al mismo tiempo, varias de sus hojas se posaron sobre mis manos empapadas de dulzor…

 

Magnífica obra! Me acerca a la naturaleza, en un abrazo único y maravilloso de generosidad y signo de alianza del hombre y de la madre tierra. Saludos cordiales!

 

Muchísimas gracias, mi estimada Marlene, por tu grato y amable comentario.

Te envío un gran abrazo.

 

Muchísimas gracias, mi estimada Laura Valeria, por tu grato y amable comentario.

Te envío un fuerte abrazo.

 

Muchísimas gracias, mi estimado Luzyabsenta por tu grato y amable comentario.

Te envío un gran abrazo.

 

Cuanta templanza y paz.
Me ha gustado.
saludos.

 

¡Qué bonito, Manolo!
Saludos cordiales.

 

Muchísimas gracias, mi estimado Sasha, por tu grato y amable comentario.

Te envío un gran abrazo.

 

Muchísimas gracias, mi estimada Eratalia, por pasar y dejar tu grato y amable comentario. Me alegra que te haya gustado.

Te envío un gran abrazo.