La pequeña ha crecido

Sentada con la soledad amiga
en intimidad espiritual,
al tiempo hago testigo
de los suspiros que invaden
mis pensamientos ...

La lluvia ha entonado
un melancólico ritmo,
corre el agua por la calle
y mis versos van con ella,
una sonrisa aborda mis recuerdos...
¡La pequeña está riendo!.

Un balón de plástico relleno
con hojas secas de plátano,
es causante de las risas
entre siete hermanos
que juegan a ser futbolistas
y van pateando lamentos...

Me amartilla el sufrimiento,
¡la pequeña llora!
entre la oscuridad
llena de miedo,
otra vez su monstruo
está gritando
y su madre piedad pidiendo...

Suspirar largo que de alivio
llena los pulmones,
la pequeña ha crecido
y de su vida se ha vuelto dueña,
las risas ya no las provoca
un simple juego
y a los monstruos
ha dejado lejos...

Cubre sus sueños de colores
y sus deseos van creciendo,
su alma blanca al desnudo
con espada y escudo...
ha dejado de ser ángel caído.

La pequeña ha crecido
y atrás ha dejado las penas,
ya no la cubren ni encadenan,
la pequeña ha crecido
y se da cuenta,
ya no hay intruso o esclavitud
que la hagan ser pequeña.

​

 

Mis plantas también crecen.
Las riego con suero marino imantado.
A veces, les doy lluvia de mi tarro, hacia sus hojas.
Porque todavía no han echado raíces, en el suelo fértil.
Ya que son ramificaciones que arranqué del árbol original.
Eso se denomina " nebulización ", y la planta lo agradece, porque las hojas absorben el líquido elemento.
Pero no es sólo agua, sino que contiene metales monoatómicos...
Que refuerzan la cadena de código genético.





Este descubrimiento fue hecho por René Quintón, en Francia, y con su suero marino ( no lo imantaba ) curó a muchos niños egipcios, de unas espantosas fiebres. Más tarde, en la década de los ´60, David Hudson se percataría, en Norteamérica, de que su finca mostraba suelos polvorientos, de tipo arcilloso y también, ¡ Oro blanco, como harina !





Finalmente, David Wolfe y otros muchos alquimistas e internautas, se han dado cuenta de que las aguas de manantial, llevan consigo ese Santo Grial, o elixir de la eterna Juventud, en pequeñas cantidades. Pequeñas cantidades que también, hay dentro del chocolate puro, la miel de abejas, el gel de Aloe Vera, la mostaza picante, o el jugo de Noni.


Entonces, a las plantas no podemos obsequiarles con chocolate puro.
Pero sí, con la meada.
Porque si ingieres el suero marino imantado, ya, tu propio pipí será espumante.
Y toda esa espuma es beneficiosa, para la salud.

 

Y así es también la vida mi encantador amigo, a veces muchos nos mean y aunque es indignante debemos crecer... un abrazo