La pereza ¿Amiga o enemiga? o ¿Ambas?

¡Oh pereza!
Son las diez de la mañana según el reloj del hombre, bien he descansado suficiente, pero dime tú, pesada compañera.

¿Acaso debo ir a activarme con la ciudad? ¿A respirar nubes de espesos humos, escuchar miles de voces, retumbar con las cornetas, la invasión visual de tanta publicidad y ganas de venderme algo?.

Lo sé, mi estimada pereza,nadie me obliga, ni a lo deseado ni a lo prohibido, tú solo convences con tus persistentes ganas de quedarme a contemplar la vida, el canto de las aves o el silencio en mi interior.

Quizá te he juzgado mal, pues tú das puerta al ocio y de allí nace la explosiva idea, la necesidad de expresarla, la misma que me lleva a escribirte aquí. Pereza, ni amiga ni enemiga, solo tú, así por la mañana o en la noche, en mi casa o en un coche, en mis ratos de espera, me detienes del choque.

Erick Giovanni Navarro Cárdenas
Mayo del 2010

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