La poesía de la brocha y el rodillo.

Y lo publico pues recién la descubro. Supongo que ya habréis supuesto, y si no, probad y comprobaréis que la pintura y la poesía están unidas hasta por el corvejón. Y si añadís música a la faena la experiencia puede ser cuasi extrauniversalis.

La inolvidable experiencia de hacer la mezcla para buscar el color es como descubrir el "mantra" de los matices. Defines tu percepción del espacio aplicando personalidad a cada brochazo, pues en verdad cada uno deja una huella diferente al siguiente.

Admirando el conjunto, los trazos son como versos. Algunos riman y otros no. Pero la poesía se manifiesta sutilmente conmovedora o salvajemente brutal. No suele haber termino medio en su conclusión.

Al final, sudoroso y agotado ante la fortaleza de la creatividad manifestada suelen manifestarse los demás, pero ya sabéis que no hay que hacer mucho caso a la crítica porque al fin y al cabo la pintura es mía y por mal que pinte al menos lo he intentado.

Las paredes no han quedado muy bien, pero la próxima vez me saldrá mejor. Y si no otra vez será.