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La Princesa Dormida

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Antonietta, 30 de Junio de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 459

  1. Antonietta

    Antonietta Poeta asiduo al portal

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    Mujer
    Érase una vez una princesita la cual no era una princesa común. Su reino era un cuarto escuálido y frío donde a veces llegaban su único par de súbditos a verla comer y tomar agua.
    Por supuesto que ella les ordenaba hacer todo lo posible, la bañaban, alimentaban, ordenaban sus aposentos, y muy pocas veces se dignaba a compartir con sus paupérrimos siervos.

    Cierto día la princesa despertó triste, y su sierva buscó un médico brujo para ayudarla.

    El médico les dijo que ella estaba bien, que sólo necesitaba un príncipe para que recuperara sus fuerzas. La sierva al saber esto, fue en búsqueda de todos los posibles príncipes que pudieran ayudar a tan huraña princesa.

    La verdad no existía tal príncipe, y el médico brujo dijo que sólo tenían unos meses para lograr su cometido.

    Conseguir tal hazaña los hizo dudar, y fueron en busca de una bruja que sabía de esas cosas, muy sabia, y muy bruja.
    Llevando a la princesa a cuestas, tomaron camino a la casa de la bruja, en una zona alejada de su reino, era un lugar húmedo y frío. Cuando llegaron era ya de noche y la bruja los recibió con desdén y malicia, pues ya sabía que no podría ayudarles, no era primera vez que llegaban con una princesa moribunda que algún médico brujo loco confundía con mal de amores.

    Una vez más les afirmaban que no existía tal príncipe para ayudar a su amada princesa, y con infinita tristeza volvieron a su reino, el camino estuvo lleno de amargas lágrimas y pensamientos melancólicos.
    Los siervos decidieron dormir a la princesa, para esperar a que apareciera el príncipe encantador que la rescataría, y todos vivieran felices por siempre.

    La llevaron donde el médico brujo, el cual la durmió con tal facilidad y pericia que se sintieron aliviados.

    Si esta historia tiene alguna moraleja, es que algunas princesas despertarán por el beso del príncipe que les corresponde, y otras simplemente deberán morir por su enfermedad, pero la hipocresía es tan grande que de todas formas las mandamos a "dormir".
     
    #1
    A sergio amigo le gusta esto.
  2. sergio amigo

    sergio amigo Invitado

    Te aconsejo que la despiertes y sigas buscando, o por lo menos, que estés atenta a su llegada. Consejo válido también para tu eriza. Saludos cordiales para ti Antonietta.
     
    #2

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