La puta sentimental

[center:e79a926e74]

Salía de un barrio pobre el entierro de un vecino,
y a lo largo del camino se lamentaba la gente.
-¡Bendito , se fue Clemente. ¡Él no se debió morir!-
Todo el que estaba presente quería cargar la caja, que parecía pesada;
pero en su interior llevaba , al que fue un buen amigo.
-¡Vamos a cargarlo a pie, aunque sea hasta la Iglesia!-
dijo uno que se daba de un sorbo, una cerveza.

-¡Es verdá! gritó el que estaba en la esquina.
-¡Yo lo hago porque siento que él se lo merecía,
miren si a nadie ofendía y pa' saludarlo a usté se quitaba hasta el sombrero!-
-¡Échate pa' ca José, eñamate a Luis Roberto, vente tú tambén Raúl
que vamo a cargar el muerto!-

-¿Qué vamo hacer?- preguntó Raúl entusiasmado.
-¡Tan bueno que era!- contestó José.
-¡Muchachos vamos a cargarlo al hombro!-
-¡Vamos , vamos , al hombro , al hombro. gritaron llenos de energía.

Así continuó la marcha con el feretro por los aires,
entre tras pie y tras pie. José se había amanecido toda la noche
y cargaba al frente.
-¡Coño está pesao! -dijo Gamalier El Bisco.
-¡Pero eso no es na, ya mismo llegamos!- se contestó él mismo.

-¡Cárgalo y no te quejes, que tú le debías favores!- comentó José.
Al parecer el difunto era muy querido en su vecindad y José,
el más charlatan del grupo; su defensor.
-¡Bueno a mi me prestó una azá pa' sacar unas batatas y el cabo se me partió,
cuando se la fuí a entregar , me dijo!:-
-¡No te apures Luis Roberto, yo compro otra mañana , que esa me salió barata.!-

Sudando la gota gorda seguian con el muerto al hombro, todos querian hablar y agradecerle a Clemente; porque vivió entre su gente muy humilde y servicial,
ayudando sin pensar, sin ser Él más pudiente.

-¡El martes pasao lo ví que fue casa del gallero, si aquel que vive en la cuesta, y que le gusta coger a los hombres de pendejos; le llevó dos libra e' pan empapao de mantequilla y debajo la sombrilla le ví un galón de maví. Y miren si por aquí se ha arrimao, ese es un perro!-.

Esas fueron las palabras de Agapito El Tuerto, que a pesar de tener un sólo ojo las veía todas. El camino se hizo largo, parecía interminable y como a las dos de la tarde se encontraban en la Iglesia, allí el padre Monserrate le cantó un Padre Nuestro y bendijo las exequias.
No le pudo hacer la misa , por tener un compromiso, ya que hizo tres bautizos
y era invitado a la fiesta.
Partieron al campo santo , donde también impaciente estaba el sepulturero, había hecho cuatro entierros; y eran ya las tres y media y en lo que le echaba tierra, lo cogerian las cinco y él no cobraba por extras.

La cosa se calentó al bajarlo a su última morada, todos querian hablar y despedir a Clemente con expresiones de duelo.
Como bajada del cielo llegó Elena La Ramera y dijo:
-Yo quiero hablar duélale a quien le duela-!
y entre sollozos y llanto y sin pelos en la lengua,
desbordó su sentimiento con palabras callejeras.

Todo se hizo silencio, tan sólo la voz de Elena.
retumbaba entre las tumbas, aquella tarde serena.
-¡Perdóname Clementito, perdona que estuve ausente,
cuando tú necesitaste de éstas manos pordioseras.
De éstas manos que recibieron tu ayuda sin importar quien yo era.

-¡Pero tú sabes Clemente, que por la vida que llevo, sufro amarguras, penas,
y la semana pasada la pasé en el hospital sufriendo de gonorrea,
de tu muerte me enteré, me lo dijo la enfermera,
la que tiene el pelo rubio que se llama Miss Correa!-

-¡Fijate Clemen que la autopsia reveló que habías muerto de sed,
sin que nadie te atendiera, y que a causa de un mareo caíste por la escalera.!
-¿Donde estaban los que llora, los que favores le hiciste,
que se vayan al carajo y ahora tan bueno que eras.[/center:e79a926e74]

 

Me alegra de que me hicieras caso...porque cuando tengas poemas tan largos...que el guión los requiere y no se pueden cortar...los publicas aquí y son relatos que merece la pena leer...en cambio como poemas son quizás demasiado largos...
Saludosstes :wink: