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La rana dorada (fábula)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por sabezC, 8 de Abril de 2017. Respuestas: 0 | Visitas: 873

  1. sabezC

    sabezC .

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    La rana dorada

    Hace tiempo, cuando la selva era joven, una rana estiró sus nuevas patas en la tierra, su piel teñida del más brillante dorado por fin fue acariciada por la luz del sol, lo cual la hizo brillar con aun más fulgor.

    Era tal su felicidad que olvidó en donde estaba, en la selva llena de vida, con criaturas por doquier todas de buen comer. Se acercó confiada a un grupo de animales de un intenso color verde, eran iguanas, ¡reptiles!, sus casi iguales en especie:

    -“Ellas serán buenas guías” - pensó para sí.

    Llegó y se presentó, eran más de diez veces su tamaño y con burlesco tono simplemente aclararon:

    -Sólo existes para ser presa de algún animal, eras demasiado pequeña y débil para defenderte, morirás muy pronto y más con ese color tan evidente, sólo estas esperando que alguien te clave el diente.

    El corazón de la rana se llenó de miedo y congoja, resolvió enterrase en una cueva de hojas, lejos de la luz día rodeada de agua que de barrera lucia.
    Tenía mucha hambre pero no quería salir hasta que un día una gentil tamandúas con vocación de servir, al enterarse sintió compasión, y al tierno animalito comida sirvió.

    Eran hormigas de mucho sabor, las probó y sintió como se llenó de fuerza interior. Su dorado incluso en la oscuridad brillo, fuerte salió de nuevo al sol y agradeció a la tamandúas por tan valioso regalo que le dió, pero estrechó su pata y la luz de la tamandúa lentamente se extinguió, sus ojos se nublaron y paralizada en el suelo murió.

    La rana, aterrada, fue a buscar ayuda pero cada animal que toco se llevó la misma suerte, en cruel agonía encontró muerte. Llena de dolor fue a donde las iguanas y les reclamo haber llenado su vida de miedo y rencor, tocó el agua de su estanque y todas cayeron muertas a su alrededor.

    Con fría mirada la asesina dorada volvió habiéndose creado reputación. Sintiéndose un monstruo en su interior, su dorado era ahora símbolo de muerte atroz, el veneno que secretaba vencería hasta a el más feroz.

    Su soledad se hizo aún más grande pues hasta el agua resintió lo que pasó, no quería tocarla nunca más, las barreas de su guarida eran custodiadas por sí misma y cada animal, diferente de una hormiga, se alejaría o la muerte llegaría.

    Así pasaron los años, su soledad casi la consumió. Más un día claro, llego un tirano melancólico y sus alas estiró, era un ave vagante, tan sola como ella, y segura desde las alturas decido tener una conversación, que iniciaría una amistad que descongelo su corazón.

    -No seas como yo, sin rumbo u horizonte vagando sola por la vida, tienes la más poderosa herramienta de guía, puedes atacar y quedarte sola o que ser el poderoso escudo de la selva y protegerla de los peligros que la asolan.

    Con este simple discurso la rana abrió los ojos, su talento natural y todo su tiempo no deberían estar para ser un monstruo, su dorada armadura cubierta de veneno mortal sería un veneno que no debía usar para atacar, podía acercarse con cautela a los demás y proteger a los suyos con comodidad.

    El agua en acto de perdón y sanación le concedió de nuevo su bendición y a través de ella nadó, perdonándose a sí misma y protegiendo valiente a toda criatura que en aquella selva vivió.

    Así fue y seguirá siendo la rana dorada del Chocó.
     
    #1
    Última modificación: 10 de Septiembre de 2018

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