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la rata (cuentito)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por mariano dupont, 26 de Diciembre de 2014. Respuestas: 5 | Visitas: 451

  1. mariano dupont

    mariano dupont Poeta fiel al portal

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    LA RATA


    Me contemplaba desde unos pequeños riscos, fijamente, con obsesiva atención, pero sin detener sus naturales y nerviosos

    movimientos.

    Algunos peñascos esparcidos eran los únicos accidentes naturales que rompían la monotonía del cayo rodeado por el paisaje marino, sin ningún otro elemento que fuera distinto de la uniforme y aburrida continuidad del mar.

    La maldita rata me vigilaba incansablemente y con todo entusiasmo me había elegido como su enemigo mejor.

    Mi pequeño barco que realizaba cortas excursiones por esa zona del Caribe, tosió un poco con el motor ahogado, se prendió fuego y ante mi tristeza se fue a pique.

    Yo sabia que me encontraba en un cayo deshabitado del archipiélago de San Andrés y Providencia y que antes que desesperar tenia mas bien que pensar.

    Pero estaba la rata, la condenada rata, a toda hora la rata y desde cualquier parte de la minúscula isla.

    Sentada me miraba, de mañana y de tarde, y sabia que por las noches rondaba muy cerca mío.

    Yo la vi llegar al islote sobre unos maderos flotantes después del naufragio cuando yo también llegaba.

    Desde lejos intuí su primera mirada de odio mortal.

    Se sentaba a veinte o treinta metros de mi y me estudiaba.



    En esa posición media cincuenta o sesenta, pero erguida

    los centímetros se hacían setenta u ochenta;

    ¡carajo! , era una enorme rata.

    Se mostraba siempre y me miraba; si la idea del animal era ponerme nervioso, lo estaba logrando ampliamente.

    Su organismo impediría sin duda por cuestiones de rechazo digestivo la empalagosa e insufrible dieta del coco.

    Y en muy poco tiempo rechazaría con el vomito la ingesta de raquíticos y asquerosos cangrejos.

    Pero eso no significa ventaja alguna ya que es lo que me ocurriría a mi en menos tiempo.

    Pero otra cuestión era terminante; la rata podía permanecer por tiempo casi indefinido sin agua. Y yo no.


    El tiempo nunca pasaba en esa monótona soledad.

    Al principio me distraía la contemplación del entorno pero después se me hizo tedioso y “antipático”.

    Presumo que habría entrado a funcionar alguna forma de mecanismo defensivo ya que mi sueño había cambiado radicalmente en su régimen.

    Ahora era liviano y esporádico y nunca estuve a merced de la rata con un sueño profundo; pero trato de no descuidarme.

    La rata vigilaba pero su instinto muy fino le impedía -por ahora- lanzar sobre mi un ataque que me hubiera degollado.

    Dormía de a ratos y no sabia en que momento el agotamiento me vencería y profundamente dormido la rata me rebanaría el cuello a su antojo y placer.





    En la vigilia el alerta y la atención por momentos

    se aflojaban y disminuyen; y en esos instantes de tregua tenia ensoñaciones que me llevaban a la apacible observación del cielo del norte.

    La Osa Mayor me contemplaba y el ojo atento de la

    Estrella Polar parecía que ponía sobre mi toda su

    grandeza luminar y su vista mitigaba mi ansiedad.

    Y desde Escorpio me observaba Antares, la grande, con

    toda su “eternidad” a cuestas y mi dilema parecía mas nimio.

    En esa calidez de la noche la bóveda del hemisferio norte colgada del cielo parecía tener mas estrellas y mas bellas.

    En mi tedio la imaginación dibujaba curiosas dimensiones

    y extravagantes realidades sin aprensiones ni ratas.


    Todavía conservaba una parte de la pequeña provisión de galleta y de queso que había rescatado de mi balandra.

    Ese alimento era la obsesión de la implacable rata, y una noche desperté sobresaltado de mi leve sueño y sorprendí

    a mi enemiga buscando entre mis pertenencias.

    En la oscuridad estiré el brazo y alcancé a tocar su pelaje;

    se oyeron espantosos chillidos y sentí sus dientes en mi mano.

    La rata huyo, pero la primera sangre fue un logro suyo.

    ¡Jamás pude sorprenderla dormida!

    Cada día que pasaba, tanto el animal como yo, supongo, sentíamos el hartazgo del dulce y empalagoso coco y nos resultaba asquerosa su pulpa.

    Con la ansiedad crecía la peligrosidad de la rata.

    Pero yo tampoco estaba tranquilo; el feroz roedor tenia

    en mente sin duda alguna la minuciosa e implacable idea

    de devorarme, y por momentos sus audaces acercamientos

    eran mas frecuentes y peligrosos.

    Estaba dispuesto a terminar a mi favor aquella enconada

    peripecia.

    Rebusque en un sobre de plástico entre los casuales medicamentos que había rescatado al azar para mi botiquín y utilicé varios comprimidos para preparar con las últimas sobras de provisiones un bocadillo que seria un manjar para la rata.

    Cuando esa noche se acercó, comió golosamente ya hastiada

    del asqueroso coco por lo tan repetido.

    La seguí y después de un corto tiempo la encontré dormida

    y hundí sin asco, en su corazón, la astilla que para esa industria llevaba.

    ¡El Rohypnol había funcionado!

    ………………………………………..
     
    #1
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  2. esthergranados

    esthergranados Poeta adicto al portal

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    Jolín, Mariano, lo he pasado fatal con tu historia, lo de la rata gigante me supera, estar completamente sola y perdida en ese islote no me podría dar más miedo que esa rata acechandome noche y día. Mis pesadillas más horribles y recurrentes son con ratas, me despierto con un miedo brutal, les tengo fobia, pero aún así, me ha gustado mucho tu cuento y me ha tenido muy intrigada hasta ese final que para mi, ha sido un alivio. Un beso.
     
    #2
  3. mariano dupont

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    MUY, MUY AGRADECIDO AMIGA ESTHER POR HABERME DADO UNA GRAN ALEGRÍA.
    YA HE MENCIONADO QUE SOS UNA MUCHACHA ENCANTADORA.
    EL HECHO DE RECIBIR UN MENSAJE TUYO ES UN BELLO PREMIO
    APARTE DE LO QUE EL MENSAJE DIGA.
    Y TE CUENTO QUE SI VOS QUERES TE ENVÍO MAS CUENTITOS DE RATAS.
    DOS BESOS.
    O DE GATOS O DE ARAÑAS.
    TRES BESOS
     
    #3
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  4. mariano dupont

    mariano dupont Poeta fiel al portal

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    por supuesto que hubiera sido distinto el cuento
    si en lugar de la rata hubiera estado una bella escritora.
    adivina que escritora me hubiera gustado en el pequeño
    islote?....adivinaste ?
     
    #4
  5. esthergranados

    esthergranados Poeta adicto al portal

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    Que poca imaginación tengo, ni idea...
     
    #5
  6. mariano dupont

    mariano dupont Poeta fiel al portal

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    NO EXISTE UNA BELLA SEÑORA, EN LA PATRIA
    DE LOS CABALLEROS DE LANZA EN ASTILLERO,
    ADARGA ANTIGUA, ROCÍN FLACO Y GALGO CORREDOR,
    QUE CAREZCA DE IMAGINACIÓN Y DE LA MAGIA DE LOS DUENDES
    QUE MEDRAN EN LA SIERRA MORENA.
    BESOS
     
    #6

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