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La refundación de la Democracia

Tema en 'Prosa: Sociopolíticos' comenzado por Kwisatz, 3 de Febrero de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 1259

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    27 de Septiembre de 2007
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    LA REFUNDACIÓN DE LA DEMOCRACIA

    La crisis económica mundial que azota el planeta está provocando interesantes reflexiones que apuntan a la necesidad de refundar el Capitalismo en base a unas nuevas reglas de juego para que no se vuelva a reproducir la hecatombe.
    Parece obvio que si algo no funciona hay que modificarlo para que lo haga, o al menos para que lo haga mejor.
    Lo que tan evidente parece en la teoría económica no parece serlo en la teoría política.
    Llevamos desde la Segunda Guerra Mundial estancados en un sistema que denominamos Democracia.
    En muchos países Occidentales nos vanagloriamos de ser demócratas, de los principios de libertad, igualdad y fraternidad que imperan en nuestras sociedades.
    Aparentemente parece el sistema político de las sociedades desarrolladas, garante de la prosperidad de los pueblos.
    Pero si observamos con lupa el acontecer diario de la política en dichos países observamos que a lo mejor, lo que nosotros creemos una democracia, es sólo una parodia de la misma.
    Y es que cuando se observan y se viven a diario los vicios de la clase política y lo poco que el pueblo puede hacer al respecto, cualquier persona sensata se daría cuenta de que algo no funciona.
    Qué clase de democracia es aquella en el que la única implicación política que se le exige al ciudadano es que vote cada cuatro años a un partido político que supuestamente defiende TODOS sus intereses, para que después en la práctica se compruebe que al final todo se acaba dirimiendo entre dos partidos nacionales dominantes cuyo mayor afán es perpetuarse en el poder, aun a riesgo de caer en la mayor de las escatologías denunciando las miserias y corruptelas del adversario en su plataforma de información afín.
    Partidos políticos que dicen ser una manifestación de la voluntad democrática del pueblo al que representan, pero que a nivel interno se comportan con despotismo, imponiendo posturas oficiales y disciplina de partido a sus militantes y señalando o castigando a todos aquellos que no las acaten.
    Partidos que han sido encumbrados y financiado subrepticiamente con el dinero de lobbies que para nada defienden el interés común, en resumidas cuentas, una Plutocracia disfrazada de Democracia.
    Y mientras tanto el pueblo llano tiene que delegar de forma absoluta en semejantes gestores, esperando un irrisorio ajuste de cuentas al final de la legislatura.
    No creo que exista ningún partido que en su programa político recoja todas las inquietudes de la ciudadanía. Ni tampoco creo que nadie con criterio apoye a pies juntillas todos los puntos que defiende cada partido en su programa electoral.
    Lo normal en un Estado Democrático real sería que cada ciudadano apoyase a una u otra propuesta electoral según su criterio personal, independientemente de qué partido lo promulgue.
    Pero aquí se trata del todo o nada, no hay puntos intermedios.
    Aun así cabe preguntarse ¿ Está el pueblo suficientemente capacitado, concienciado e implicado para asumir las consecuencias de sus propias decisiones? ¿Son los políticos el chivo expiatorio al que el pueblo recurre para eximirse de su falta de responsabilidad y desidia? ¿No es más fácil pedir cuentas al gobierno de turno cuando algo no va bien que hacer autocrítica?
    Es obvio que una sociedad democrática que se precie debe tener ciudadanos bien formados e informados. Pero dudo que a este sistema democrático de opereta imperante le interese lo más mínimo que esto ocurra, porque es en la ignorancia y en la desinformación donde radica las bases de su poder.
    Al final las motivaciones del votante para apoyar a un partido político se reducen a razones de simpatía, fundamentadas en aspectos ideológicos ficticios y en reacciones viscerales, las cuales acaban imponiéndose al criterio de la razón.
    Cómo sorprenderse pues de que los discursos políticos se parezcan cada vez más a los de esos programas trasnochados del corazón que asiduamente están instalados en nuestras ondas.
    El discurso político se ha convertido básicamente en un burdo recurso para provocar miedos y fobias, antipatías y simpatías dentro del electorado.
    Se recurre a la emoción, no a la reflexión.
    Así pues, ¿qué hacer para mejorar el que es el peor de los sistemas a excepción de todos los demás?
    Las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) tienen la clave para que el pueblo conquiste la representatividad que merece en el gobierno de sus destinos.
    Para empezar quiero expresar mi estupefacción por la eficiencia con la que han sido escrutados los votos en las elecciones de los últimos años, en escasa horas ya se tenían resultados prácticamente definitivos.
    Por otro lado existe el DNI con chip electrónico, las firmas digitales, las conexiones a Internet cada vez más presentes en los hogares, un equivalente al teléfono del siglo XXI.
    ¿Por qué no instituir como cuarto poder (con el permiso de la prensa), el pueblo que se representa a si mismo? ¿Por qué no someter a votación popular toda ley de interés general, medida o decisión que afecte a la ciudadanía, siendo el pueblo quien en última instancia decida la viabilidad de cada proposición?
    Técnicamente se puede, falta que el pueblo lo exija y que el estatus quo del poder lo admita.
    La política debe convertirse en un espejo de las sociedades, donde el progreso social provenga del progreso personal de cada ciudadano.
    Por ello la educación debe erigirse de forma efectiva y directa en el pilar de dicho progreso.
    Cualquier otra cosa sólo sería un Despotismo Ilustrado, es decir, todo para el pueblo pero si el pueblo.
    Y no olvidemos que los políticos en su mayoría no destacan especialmente por su preparación. De hecho existen muchos ciudadanos más cualificados que los políticos actuales, por lo que en última instancia debemos desechar que siquiera exista una democracia del mérito.
    Por ello revindico la refundación de la Democracia, donde el pueblo se convierta en el cuarto poder y pueda participar por obra de las TIC en las decisiones de gobierno.
    Para que la Democracia vuelva a ser el gobierno del pueblo para el pueblo.
     
    #1

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