La rosalia

Plagado de ese tipo de historias de niños aventureros en busca de argumentos para hilvanar fantasías, estaba don Chichilo, que a la orden del momento y haciéndose poco rogar, contaba aquellas travesías que nos dejaba abstraídos a mas de uno, pero que insistentemente sometíamos al viejo a que nos deleitara con su arte.
Nadie sabia su procedencia, desde siempre lo teníamos presente en el barrio, es mas nuestros padres también lo conocían.
En esta oportunidad nos habló sobre la carta de La Rosalía.
Una historia de amor diferente, según dijo.
Don Chichilo se sentó y comenzó con su idioma gestual a introducirnos en la leyenda.
Tenía oficio en eso.
Además cosechaba un auditorio totalmente expectante a sus relatos.
Siguió narrando la desdichada historia de La Rosalía.
Una hermosa muchacha, que enamorada de un niño rico, decidió acabar con su vida.
Se había cortado las venas de su brazo izquierdo, dejando un escrito de puño y letra, delineado con su propia sangre en la espera de su muerte, dedicada íntegramente a su amado Evelio.
En su carta condenó a todo aquel que la leyese, a aparecérsele entre sueños.
En algunos casos contó que los que supieron leer el manuscrito, pagaron con el suicidio por haber leído semejante aberración, otros tantos quedaron alienados.
Y que murieron encerrados en el antiguo manicomio sito en las afueras del vecindario.
Esta vez no nos supo alimentar de suspenso, se lo veía preocupado por algo.
Cuanto más avanzaba la fábula, nos parecía aun más real, y hasta a él mismo tono de su voz pareció un poco disonante a lo que nos tenía acostumbrados.
Se iba tornando oscuro y penetrante este cuento, incluso más que los que sabía contar en las tardes de domingo.
Sin embargo nadie se movió del lugar.
No volaba ni una mosca.
Es más, cuando contó que por el barrio la vieron a la Rosalía llorando en las largas noches de invierno. Hubo un mutismo generalizado.
Pero lo mas extraño fue cuando contó que el era el destinatario de aquella carta.
Todos le dijimos con precaución
¿Usted es Evelio?
SI contesto siniestramente.
Después de una malévola risotada, dijo por aquí la tengo para quien la quiera leer.

 

Ahhh me encantó!! Dicen que la curiosidad mató al gato, y yo soy muy curioso, prefiero ser un gato muerto pero irme sabiendo!! jajaja

Ay no! Yo quiero saber que decía esa carta... Ahora me quedaré con la intriga

Muy bueno!!

 

jajajaja gracias es posible que haga una segunda parte, para saciar tu intriga genio!!