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La señorita Carmín

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Atenea Sheresada, 21 de Septiembre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 442

  1. Atenea Sheresada

    Atenea Sheresada Poeta fiel al portal

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    En mis 12 años de trabajo forense, nunca me habían impresionado como en esa ocasión, difícil de entender la imagen frente a mí, no encuentro palabras que puedan expresarlo, pero nadie lo entendía tampoco, nadie que desconociera la historia de la señorita Carmín, la vieja y solitaria señorita Carmín. Antes de entrar a lo osco y crudo de la horrible imagen que tenia frente a mí una hermosa mañana de mayo, del 13 de mayo de 1989, debo describir como era la señorita Carmín.
    Cuando me mudé a esta ciudad, tenía apenas ocho años, para ese entonces la señorita Carmín ya me parecía muy vieja, vivía a unas cuantas casas de la mía. Se le puede describir como una mujer a la vieja usanza en toda la extensión de la palabra. Sin importar la época del año, el clima o cualquier otra cosa, siempre, siempre, sin faltar un solo día usaba hermosos vestidos largos y anchos, de los tipo quinceañera, por así decirlo, parecía tener el mismo modelo en al menos tres colores diferentes, siempre impecable, parecía que se había educado en 1600 o 1700, su temple amargado y siempre frío hacían un precioso juego con su terrible casa, una hermosa mansión, sin duda alguna prolija y riquísima en su tiempo, descuidada y casi tenebrosa en estos días.
    Lo que conocía de tan peculiar personaje lo sé por una tía, compañera de ella en la escuela, se podría decir que eran amigas de la infancia, pero el termino amiga, jamás salió de sus labios, de los de ninguna de las dos.
    Vi unas fotos de la señorita Carmín y mi tía en la primaria, aún en esa época, la señorita Carmín parecía vieja, las sonrisas sin duda si lo vuelven a uno joven, la carencia de ese simple gesto en su rostro la mantuvo siempre anciana.
    Me contaron que su familia fue muy rica, de los más ricos de su época, todo les sonreía, poseían una casa hermosa, un ingreso enorme gracias a los negocios y rentas con los que contaban, la pequeña Carmín fue hija única, (creo que en eso radicaba su amargura), además como extra tenían un apellido ruidoso, de esos que en cualquier parte intimidan, Rivadenerira, Rivangoengoitia o algo similar. Viajes, lujos, joyas, autos, todo lo que en su momento pudiera querer o necesitar.
    La desgracia la marcó desde muy joven, sus padres murieron cuando tenía 16 años, un accidente de auto, culpa de un asno que cruzaba a todo galope un camino.
    Sí la pobre señorita Carmín jamás sonreía, después de eso menos. Perdió gran parte de su fortuna, por culpa de los hermanos de su papá, le dejaron la casa en la que vivía y un edificio, del que dicen es donde obtiene lo suficiente para vivir. No fue una dilapidadora, extravagante o exagerada, solo fue seria, callada, amarga.
    Pretendientes no le faltaban, incluso algunas veces tenia novio, pero siempre resultaba la misma historia, después de medio año, ella lo desechaba, por no tener un nombre ruidoso, por no ser de la alta sociedad, por no tener viajes al extranjero 2 veces al año. Supongo que por esa misma razón mi tía nunca pudo ser su amiga. Después de la ruptura un mes entero se consagraba a su jardín.
    Ese jardín para mí era un sueño, rosas, orquídeas, margaritas, siempre floreciendo, incluso en invierno, en esa época las noche buenas se apoderaban del enorme jardín, que mantenía un inmaculado pasto, mas verde que una esmeralda.
    Cuando salía de su casa, para hacer las compras, contrataba a uno o dos pequeños vagabundillos, esos niños que no hacen maldades, su pecado es la pobreza, el abandono, pero no tienen rencor, aún su mirada posee inocencia, su pasatiempo es jugar a lo que su condición les permita, mientras alguien les ofrece unas monedas por hacer uno que otro trabajo, limpiar un jardín, lavar un auto, ayudar con las compras, lo que el paseante disponga.
    Era generosa con ellos, no les hacía platica, ni aceptaba que se la hicieran, lo peor que podían hacer, lo único que podía poner furiosa a una dama de ese temple, era el simple hecho de que la llamaran "señora", su pálida faz se enrojecía y sus ojos marrones parecían saltar de sus órbitas y su voz calma, casi suave, más o menos hermosa, se tornaba chillona y señalante, "señorita a mucha honra y de las de antes, porque las de ahora están muy dudosas", ser al que le gritaba no debía resultar ser muy agradable. Pero ver tremendo espectáculo, más aún conociendo a la dama, era hilarante.
    Nunca supe que saliera a visitar a alguien, jamás le vi una visita. En el vecindario no la odiaban, más bien le temíamos, porque a eso, no se le puede llamar respeto, mucho menos rencor.
    No sé nada de sus parientes, solo que no habla con los hermanos de su papá y que nadie sabe nada de los parientes de su santa madre.
    Así vivía nuestra octogenaria señorita Carmín.
    Esa mañana, para ser mas precisa a las 6:17am, recibí una llamada de un servicio de inspección forense en un domicilio cercano a mi casa, por estar de guardia evidentemente tenía que acudir yo. Tremenda sorpresa al ver que era la casa de la señorita Carmín, un robo pensé, cuanto deseo que hubiera sido un robo.
    Mis ojos ni sentido alguno estaba listo para ver la terrible escena, parecía una pesadilla, la señorita Carmín irreconocible, destrozado su cuerpo, sus cabellos rubios siempre impecables, enmarañados y rojizos, sus ojos fuera de su lugar, su vestido desgarrado, sus zapatos brillantes sucios y manchados. Pero ante tremenda escena hubo algo mas que me destrozo el corazón.
    Una carta, una carta de despedida, se despedía del mundo, de un mundo que durante muchos años no supo entenderla, que no le dio entrada, pero tardó demasiado en mostrarle la salida. Carta llena de dolor:
    "A quien la encuentre.
    Se que no seré encontrada pronto, nadie extrañará mi presencia, tomé esta decisión el 11 de mayo, para ser ejecutada el día 12. Aún no sé como hacerlo, veneno, un disparo, colgarme, no lo sé, lo único que tengo presente es mi tenaz deseo de morir. No tengo amigos, no tengo familia, no encontré el amor, no me queda nada.
    Mis penas son muchas, mis alegrías ninguna.
    Estoy cansada de ser la vecina lúgubre, la persona con la que asustan a los niños con la intención de que cambien su comportamiento.
    Aveces solo una sonrisa necesitaba para seguir amando este mundo, pero desde hace años nadie me regala una. Me despido de este mundo en lagrimas y dolor, sin entender cosa tan grave hice para ser rechazada.
    Se despide, una mujer sola, anciana y muerta desde hace años, Carmín. "

    Mi reporte no lo podía escribir, lo que quería poner estaba en contra de toda ciencia, así que entregue uno con toda formalidad y presento aquí el que guardé para mi.
    La señorita Carmín murió a las 23:00 horas del día, 12 de mayo de 1989, o al menos su cuerpo lo hizo, a causa de un disparo por arma de fuego, siendo esta una escopeta, se encontraron altas cantidades de alcohol en su cuerpo. Pero la verdadera causa de la muerte fue la soledad, una de las mas frías, arruinó su corazón y su gusto por la vida.
    El cuerpo de la Señorita Carmín muere en 1989, su alma varias décadas atrás.
    Culpable de la muerte. La sociedad completa.

    No he podido recuperarme, pero espero no volver a encontrarme nunca con otra vieja y sola señorita Carmín.
     
    #1

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