La sinrazón

La sinrazón

-¡Soy el cartero, traigo un certificado! -dijo por el video portero.
Después de unos instantes que le pareció que le observaban.
-Suba -escuchó responder: era una voz amable, parecía una
mujer joven.
No tardó más de cinco minutos en llegar al décimo tercer piso.
El pasillo estaba oscuro, pero salía claridad de la
puerta que estaba abierta.
-¿Señora, está usted ahí?, tiene que firmar -preguntó Pedro
-¡Pase, pase...entre, estoy aquí? -respondió una voz de mujer.
Le sorprendio a Pedro que llevaba de cartero tres años la situación
poco habitual, pero tendría que acostumbrarse. Sabía que era posible
que la persona estuviera enferma, viviera sola o estuviera impedida
fisicamente. Pero ésto de tener que entrar hasta la zona íntima de la
vivienda le impacientaba. Una sensación rara le invadía por todo el
cuerpo; mientras se adentraba en la estancia. Era como si se le izara
el bello. Mientras iba atravesando la casa: un espacioso recibidor,
decorado lujosamente, con pinturas que colgaban de las paredes,
además de objetos decorativos y ornamentales de gran valor.
¡Qué diablos!...empezaba a preguntarse Pedro -con lo sencillo que
me hubiese resultado dejar el aviso de Correos en el buzón del portal
y dejarme de estos lios, ¡aquí estoy![SIZE=3]; cuando más amable quiere ser uno peor.
[SIZE=3]A[/SIZE] todo esto se imaginaba lo violento y embarazo[SIZE=3]so que resultaría si la
mujer se hallaba l[SIZE=3]igera de ropa.
En su cabeza [SIZE=3]bullian[/SIZE] todas estas cosas, mientras del recibidor espacioso
atravesó un largo pasillo.
Segu[SIZE=3]ía siendo requerido de otro cuarto, cuando a viva voz escuchó:
-¡Por aquí, pase, pase...por favor!.
La puerta [SIZE=3]de la habitación de donde parece llegar la llamada está abierta.
Pedro entra[SIZE=3]: [/SIZE]una mujer de mediana edad[SIZE=3] le reclama completamente desnuda
-¡Hola..[SIZE=3].[/SIZE]cariño, qué tál!...ven, ven, échate a mi lado guapo!
-¿Pero [SIZE=3]ésto qué és?, ¿está usted conciente de lo que está [SIZE=3]diciendo?, que
yo solo vengo ha entregar un certificado, soy de Correos, [SIZE=3]¡de Correos!.
-[SIZE=3]¡Ven, ven, qué importa eso!, ahora lo vamos[SIZE=3] a pasar bién tu y yo[SIZE=3][SIZE=3],[/SIZE] ven, ven
...¡guapo!, ¿no te gusto[SIZE=3] cariño?...
-¿Usted está loca?, [SIZE=3]¡al diablo, me voy!
-Espera, espera,[SIZE=3] ¿n[/SIZE]o te gusto?
-¡Cállese, está usted loca!.
Se disponía a retirarse, cuando suena su m[SIZE=3]óvil.
-[SIZE=3]S[SIZE=3]i... (contesta)
-Pedro[SIZE=3] soy L[SIZE=3]ópez,¿por donde ándas? (le preguntan)
-Estoy de reparto[SIZE=3], qué creés?.
El nerviosismo hace que se encuentre sorprendido y confundido.
Por unos instantes vuelve la espalda en actitud refleja, para hacer
un impás de privacidad. Cuando recibe un impacto violento en la
cabeza que le derriba y deja sin sentido.
Un rato después, todavía en el suelo; aturdido trata de incorporarse,
le duele la cabeza y un hilo de sangre le cae de la frente. Todo le da
vueltas, quiere situarse donde se halla y recordar lo sucedido, cuando
oye voces en una zona contígu[SIZE=3]a[SIZE=3].[/SIZE] [SIZE=3]A[/SIZE]parece alguién:
-Somos de la brigada móvil de la policía[SIZE=3],[/SIZE] [SIZE=3]l[/SIZE]leva usted inconciente treinta
minutos[SIZE=3][SIZE=3] y[/SIZE] está siendo detenido. Hay un[SIZE=3]a acusación formal contra usted,
será trasladado al centro sanitario más cercano para curar sus heridas
en la cabeza.
-¿Porqué, qué pasa?
-Ha sido denunc[SIZE=3]iado por intento de violación. Hemos sido avisados, que se
había reducido a un [SIZE=3]violador en [SIZE=3]éste domicilio. La denunciante está sufriendo
una crisis de nérvios y se haya derivada a la unidad de atención psicológica.[/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE][/SIZE]

J.E.L