La sola palabra

Desvarío incondicional resulta ser el que hoy me persigue como nunca.

Mi pasión obsoleta, coordina virulentos sentimientos lejanos, que llegan desde el estigma.

Allá atrás quedó el reflejo insano del sarcasmo, donde supieran habitar el candor de deliciosas citas obscenas, remanentes de una enfermedad revisada y nerviosa.

Allí esperaré sentado.

Al poder de las horas.

Me dedicará un soplo de espanto.

Con el que sostendré mi fin.

Los pasos viscosos que sustentan mis mágicas dudas, inundarán el bosquejar de mil palabras, convertidas en calma.

El calor de una verdad estéril, ostentará el vértigo de más mentiras, a veces codificado.

Paralizando una irrigación contínua…

Deberé reconocer la angustia, cuando la vea de frente.

Entonces, será el momento preciso en que revelaré a mi estadio, el reflejo infame de la sola palabra.