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La sombra negra

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por xantos123, 22 de Junio de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 1126

  1. xantos123

    xantos123 Poeta recién llegado

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    La brisa del atardecer se siente por el exuberante jardín, mil flores y plantas desprenden sus perfumes mientras el suave viento las mece. La oscuridad de la interminable noche parece acercarse cada vez más rápido. Pero una forma aún más oscura parece no reparar en ello. Oculta tras las hojas del más bello rosal del extenso jardín, observa en absoluto silencio. Su vigilancia es atenta y paciente, nada escapa a su mirada, ni el más leve movimiento. Lleva horas impasible, inmóvil, casi se diría que muerta. Aunque sus ojos no pierden detalle, vigilantes ante la menor oportunidad.

    La víctima ignorante del peligro que la espera se acerca, se aproxima por fin y el ser se regodea pensando en la sabrosa pieza que se va a cobrar. En silencio empieza a moverse con una lentitud calculada, evitando todo ruido o movimiento que delate su presencia, adopta una postura más cómoda. La oscura forma sabe que ha llegado su momento, la trampa está montada y lista para saltar. Se encoge sobre si misma como si quisiera volverse invisible y aguarda expectante, con ansía.

    La ve llegar, es hermosa como el más bello rayo de sol, tan delicada e inocente como frágil y débil. Pero también es rápida, muy rápida. La contempla en silencio desde su oculta guarida mientras traza planes perversos. Sí, es bella, su hermosura y delicadeza no tienen limites, un ángel del cielo. Pero pronto caerá, pronto caerá se dice el oscuro y malévolo ser.

    El luminoso ser que pasea, ahora, entre las hojas y flores del rosal, inspecciona el rosal con cuidado. Durante un segundo duda, pero sucumbe al encanto de las preciosas rosas que coronan el lugar. Con una sonrisa acaricia la rosa más cercana, una esbelta flor de luna, de finos pétalos y fragante aroma, tomando de ella el dulce néctar que guarda.

    Un fuerte ruido la sorprende mientras prueba su delicioso sabor y antes que pueda reaccionar dos largas y poderosas garras la atrapan sujetándola por detrás. Un grito desgarrador sale de esos labios de miel, un grito de puro terror que atraviesa el jardín. Luego, el ángel caído se derrumba sin sentido.

    El monstruoso ser que la agarra, se relame con fruición. Al fin, has caído maldita, se dice. Mientras con una estruendosa carcajada arrastra su presa, ahora, inconsciente. Sin darse cuenta, se confía y afloja el agarre sobre el bulto que arrastra.

    Craso error, con una hábil maniobra la indefensa criatura saca una daga de entre sus ropas y hunde su afilada cuchilla en una de las garras que la sujetan.

    El ser siente el desagradable y doloroso pinchazo y ruge de dolor soltando a su combativa presa.

    Ésta, aprovecha y da un amplio salto alejándose, dispuesta a huir, extiende sus sedosas alas que recuerdan al más bello arco iris y se prepara para echar a volar. Pero no cuenta con la determinación del ser que la atacó.

    Éste, lleno de furia se vuelve hacía la causante de su herida y la persigue, apunta y dispara una fina ráfaga de resistente hilo de seda.

    La temerosa criatura que intenta huir, de repente, siente un fuerte golpe en la espalda que la derriba.

    El tiro ha sido certero, su enemiga se retuerce en el suelo, sus preciosas alas han quedado pegadas en el filamento. Su presa ya no podrá volar por el momento. El oscuro ser se acerca lentamente disfrutando de la situación, una horrible sonrisa aparece en su boca mientras chasquea frenéticamente las pinzas.

    La hermosa ninfa del jardín se recobra del impacto inicial, recupera la calma y con rapidez corta con su daga el fino hilo que la sujeta. Pero nada puede hacer para liberar sus translucidas alas, conocedora de este hecho se incorpora y encara a la bestia que la acosa, enarbolando su daga en dirección al nauseabundo ser que se aproxima a ella.

    - ¡Maldita, como te atreves a atacarme!.
    - ¡Atacarte, mi señora, sólo deseaba prestarte ayuda!. ¡Tal como vuestro pueblo ayudo al mío.!
    - Eso ya queda lejos, el Tratado zanjó nuestras guerras hace mucho.
    - Quizás para algunos, pero otros buscamos la venganza que no nos fue concedida.
    - El Tratado ...
    - El Tratado fue una farsa, vosotras nos impusisteis vuestra voluntad. Nos atasteis a una servil esclavitud, a un dominio que nuestras mayores jamás debieron permitir. Pero eso cambiará, te lo aseguro.
    - Vuestra raza está en el lugar que le corresponde, servirnos es vuestra obligación. Cuando el Consejo se entere de esta afrenta correrá la sangre. ¡Lo sabes, verdad!. Disponemos de métodos muy eficaces para erradicar a la escoria como vosotras del Reino.
    - Esos métodos están prohibidos como bien sabes y además, las otras facciones no lo permitirían. Una guerra es una cosa, pero aniquilar a toda una raza es algo muy distinto.
    - Sois una raza casi extinta, quedáis muy pocas, a nadie le importará lo que ocurra con vosotras.
    - Hablas con valentía, mi señora, a pesar de estar en inferioridad. Pero aquí no hallaras a nadie que te ayude.
    - Olvidas que tenemos como huéspedes a vuestros jóvenes. Si pasará algo, ellos serían los primeros en pagarlo. Piensa en ello, entrégate a mí, ahora y no habrá represalias contra tu pueblo.
    - Mi señora olvidas que una vez confiamos en vuestras dulces palabras, aquellas que vuestros embajadores nos transmitieron, las mismas que causaron la ruina de nuestra amada patria de Aragnas. Ahora, sólo quedan ruinas para recordarlas y muy pocos que las hayan oído.
    - Estúpido, pagarán muchos inocentes de ambos pueblos por lo que pretendes hacer.

    Un silencio expectante se instala en el lugar mientras los dos adversarios se miran fijamente, luego la criatura alada echa a correr intentando huir hacía los niveles inferiores del rosal.

    La frágil figura, que ahora huye, ha demostrado ser una rival más peligrosa de lo que había pensado. Pero el oscuro ser no teme, sabe cual será el resultado y la caza lo hará más excitante. Como esperaba la presa ha tomado el camino descendente, sin darse cuenta que la trampa se cerró sobre ella en el mismo momento en que se posó en el hermoso rosal. Sin moverse, el ser observa como una nueva figura negra como la noche emerge de entre las sombras del nivel inferior y se prepara para tender a la víctima la siguiente trampa.

    Luego, dirige su vista hacía el inmenso jardín lleno de hermosas y fragantes flores y suspira. La noche alarga las oscuras sombras y las primeras estrellas aparecen en el interminable cielo mientras una cristalina lágrima se desliza por la cara del monstruoso ser. Después, éste se vuelve con tranquilidad y se sumerge en su acogedora guarida, curándose la herida, esperando, vigilando...

    Sí, se dice, somos un pueblo casi extinguido, ¡quedamos tan pocas...!, pero nadie nos quitará nuestra venganza.
     
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