La Sombra

Altiva y altanera pretendía manipular con desparpajo a quienes llegaran a su vida. Hija consentida, de mirada mediocre, cometió el desatino de empañar el mejor día de su vida.
No lo supo en su momento como es lógico en las manipuladoras. Pero en la vida de Andrea comenzó la gran pesadilla.
Quería tener un hijo fuerte, inteligente, poderoso. Y nació Aquiles, el rey del talón!
Se sintió muy avergonzada pero recurrió a la humillación constante del niño como medio de descarga.
Aquiles creció con el talón débil, pero con el corazón de cerezas y no tardó en ser el más popular de ese pueblito salteño que lo acogió prefiriendo la sensibilidad sin importarles su talón débil. Solo deseaban que no fuera vil.
Como tantos que ya habían pasado por el lugar.
Andrea fingiendo estar orgullosa de su retoño pero dolida por dentro se sentía la primera dama de Salta.
Pero ¿que tendría Aquiles que maravillaba tanto?
El carisma de Aquiles, confesó un lugareño, radicaba en dejar que le gritaran tonto.
Increible de pensar que un tonto pueda ser tan tan carismático, fue allí cuando llego al pueblo norteño un chaman que paso a paso fue viendo las catáfilas de Aquiles.
Rey de reyes gritó un día el gran chaman y casi todo un pueblo quedó exaltado.
Que día de gloria para su engreída madre.
No le importaba otra cosa que tener dominio pero no se dió cuenta que la aventura estaba por terminar.
A paso lento pero firme llego silbando bajito Aquiles, no ya con un talón débil sino con los dos. Que ironía para los histriónicos que un tonto fuera nombrado Rey de reyes.
Se paró firme y dijo- Mis talones no son mi todo, si he callado y los he dejado que se rian de mi fue para otorgarles la felicidad que tanto necesitaban.
Y tú, madre mía, vete, vete! No eres digna de un frágil tonto que pasará su vida como un pequeño saltamontes comiendo del trabajo del día.
Vete tranquila, no estoy solo! Mi somba me acompañará a donde yo vaya.

Mia Galeano

 

Interesante prosa, Mía.
Ha sido un placer leerte.

Besos.