La sombra

El hombre solitario, una vez mas, salió a estirar sus piernas y a escaparse de sus miedos.
Luego de algunas cuadras de silencio y pensamiento.
No pudo pensar en nada.
Solo se dedicó a mirar como su sombra, lo acompañaba en la caminata.
Detenidamente y con algo de inspiración, observó el negro mágico de su acompañante sigiloso.
Descubrió en si un poco de entusiasmo, y no era poco.
De sueños perversos y dorados, proyectaba su mente al espacio, buscando algo que no podría definir con palabras; quizás detonando el tiempo que empezaba a desollar su aura.
Imaginó por un instante padecer una ceguera y que entonces su sombra, hipotéticamente, lo guiaría.
De sonrisa mezquina continuó su andar, con la cabeza llena de imágenes.
Comprendió en un momento de lucidez, que desde el principio de sus días, la sombra estuvo pegada a él, pero solo hoy, justamente hoy, reparó singularmente en ella, como algo, o alguien.
No concebía el hecho de estar tanto tiempo con alguien sin conocerlo; así que intentó comunicarse.
Entonces dijo.
¿Sombra, podes escucharme?
¿Cuál es tu nombre?
Y así prosiguió por unos minutos, como asediándola.
¡Por favor, respóndeme aunque sea una pregunta!
Hasta que increíblemente, la sombra contestó.
¡No tengo nombre, solo soy una sombra, tu sombra!
Y así tímidamente fueron desglosando enigmas.
La sombra, una vez en confianza, fue soltando la lengua, hasta que sin tapujos le dijo su verdad.
Entonces sin hacerse esperar le confesó, que alguna vez, fue humano y que de igual forma una vez había muerto.
Prolongó su relato, advirtiéndole que al parecer, en una de sus vidas o muertes, no tuvo un buen desempeño; y que por consiguiente, el jurado mayor de interdimensionalidad y supremacía del multiverso, lo había considerado culpable, y por consiguiente, condenado a no tener identidad hasta el confín de los tiempos.
La condena se extendía al desempeño como la sombra de indistintos seres, a lo largo de los tiempos.
Una sombra, explicó, es un ser sin autonomía propia, que esta obligado a imitar los movimientos gestuales y motrices de un ser determinado.
Sin derecho a portar nombre, voz, ni sexo.
Es así que, aquellos dos seres solitarios, de dos mundos paralelos, descubrieron la forma de escapar de su calvario.
Encontrando en algún lugar del tiempo y del espacio, un asilo a sus penas.