La sutil diferencia

La sutil diferencia
por fernando romanos

Y aquello simplemente comenzó a alejarse, a perderse lentamente como la luz del Sol se pierde danzando en el oleaje de una mar salada, como la salada estela dejada por unos labios curiosos sobre una piel sensible a las palabras mudas.

Comenzó a desvanecerse inevitablemente dando paso a una oscuridad tan profunda, que solo aquel débil brillo podía sostener… Luego estaban las luciérnagas, cientos de ellas, tres en primer plano, brillando con igual intensidad, mostrando el camino, un camino angosto y frío pero infranqueable, un camino que a pesar de las bifurcaciones llevaba siempre al mismo destino, un destino que… ¿Qué broma es esta? ¿He vuelto al comienzo?... Nada más falso… No es el comienzo, es mi destino pero… ¡Se parecen tanto!... ¡Oh Dios podría asegurar que son la misma cosa!, podría… De no ser por aquella sutil diferencia, y es que, alguien alguna vez me dijo: “Tu nunca sonríes”… Pero ahora lo hago.