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-¡La tarjeta SIM! ¡La puta tarjeta SIM!

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por pablo7972, 28 de Julio de 2012. Respuestas: 13 | Visitas: 2815

  1. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Aquella tarde de febrero prometía. Cerraba el lustroso maletín con los contratos ya firmados, pólizas y demás zarandajas de oficina, cuando la avisé:
    -Hoy voy a llegar más tarde, le voy a dar un repaso al... balance para fin de mes.
    La voz estrambótica de aquella mujer resonó con el estrépito de los gigantes en el largo pasillo del hogar:
    -¡Otra vez, hoy, precisamente! ¡Nuestro aniversario!
    Me sonreí, lo que no sabía ella era que yo sí lo iba a celebrar, en otro lugar, claro.
    -Mujer, a estas alturas no me vengas con rollos. Pídete una pizza, o ... ¡Llama a alguna de tus amigas! ¿Por qué no vas a las rebajas? Soy un marido liberal ¡Ja ja!
    Salí al pasillo, con el móvil aún en ristre. El mensajito secreto ya estaba a buen recaudo.
    Pero se avino ella como una exhalación, como el reventón de uno de los motores a reacción de un boeing 747. Llegó desde la habitación de la entrada y atravesando el pasillo se estrelló contra mi cuerpo cual tigre de Bengala, me plantó aquel beso indecible que desprecié profundamente, y mi mejilla, flanqueando el contacto como pudo, atajó la embestida de aquella escasa mujer en su pretendido acto de amor.
    -¡Aparta, coño! ¿Qué quieres, mujer, qué te pasa?
    -¡Sólo te quiero dar un beso de despedida, como si todavía nos quisiéramos! ¿O es que ya no me quieres?
    No reparé en el resplandor que nutría sus ojos, ávidos como los de la fiera que descarna al cervatillo, solo maldije a todos los santos, y entre ellos a mi santa mujer, por haber dado con mi móvil estrellado contra el duro suelo.
    -¡Maldita sea, estúpida! - Grité, ahora sí, delirante y sin juicio.
    No sólo había conseguido estrellar mi ordenador de a bordo contra el suelo. Yacían sus partes íntimas desperdigadas, laceradas por el estúpido ósculo de una mujer que no me importaba ni al mínimo. La carcasa, la batería, el teclado. La tarjeta SIM.
    Se juntaron los cielos y los infiernos, juro que no llegué al punto de descargar mi brazo tensionado ya contra la blanca cara de aquel ángel del infortunio. Pero no hay regla en el mundo que pueda medir distancia tan pequeña, tan nimia, que entonces me apartó de ello.
    -Ya lo recojo yo todo- sollozaba ella, a mis pies, de rodillas, afanada en la servil tarea de enmendar el error propio elevado a la categoría de falta suprema por mi mandamiento cuasi divino.
    Y yo permanecí allí con mi brazo en alto, todavía dubitativo, con el ansia de abofetearla desfalleciendo poco a poco, enervándose las venas y arterias que marcando todo el contorno del antebrazo, casi sugerían pequeños derrames azulados.
    Con la vista puesta en la cerradura de la puerta, deseé estar fuera para siempre de aquel lugar. Si fuera posible, en otros brazos, claro.
    Ella ya no contestó más, pudo haber estado media hora allí a mis pies, componiendo y descomponiendo entre lágrimas el teclado, la batería, la tarjeta SIM. ¡Hasta debió encontrar la antena de aquel móvil de ultimísima generación!
    Simplemente esperé esa eternidad, era un precio justo.
    ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    La tarde había sido de perros. Ni un solo cliente. Cerré el despacho antes de lo habitual. Tendría ahora la justa recompensa a los dislates de aquel estúpido día. Mi chica esperaba. Menos mal que había enviado el mensajito de mis amores justo antes del tropiezo, o del intento de abrazo o beso ¡qué sé yo! que me había pretendido endilgar aquella mujer perdedora ¡Vaya risa!
    - Pobre estúpida, preparando la cena, y yo, comiendo caviar y del bueno.
    Miré la hora de nuevo, no sé por qué, todavía me ponía nervioso al acercarme a las inmediaciones del hotelucho de barrio, de aquella pensión cómplice que me miraba desde la ventana que tan bien conocía; donde las colillas de nuestros cigarrillos consumidos cada viernes se abarrotaban y hacinaban en el alféizar, prestas a volar con cualquier brisa que allí ni soplaba.
    - ¡Las nueve y un minuto! ¡Joder! Pero si salí antes de la hora, ¡Qué coño pasa! ¿Me he quedado dormido por el camino, o qué?
    Daba igual, ella vendría en media hora. Éramos la pareja ideal, pero su horario no le permitía conciliar más y mejor nuestros desvaríos y amoríos en tan sórdido escenario.
    Pedí la llave, la de siempre, me sentía importante allí, con mi maleta negra y mi corbata bien planchada. El imbécil de la consigna no me miró. Tenía la llave delante de mí en el mostrador, retándome, anticipándose a mi vanidosa reacción. El estúpido ¿era yo? Mientras aquel infrahombre de pelo ralo y mal peinado seguía enfrascado en el periódico de ayer.
    Subí como el rayo. Deseaba asearme a mil por hora y volver a tener cinco años menos. Pero eso ya no podía arreglarlo.
    Tras el rápido aseo, me senté en la butaca y encendí la vieja televisión. Puse el móvil en vibrador, a partir de las nueve de la noche no se atienden llamadas, ja, ja. Al tiempo, miré la hora.
    - ¡Las nueve y un minuto! ¡Maldita sea!
    La muy estúpida debía de haberse golpeado contra mi Time-Force de lujo, consiguiendo que dejara de funcionar. Era capaz de estropear todo lo que tocaba ¿cómo era posible?
    - No te preocupes, lleváselo a tu cuñado, a cuenta que le eche un vistazo y que me lo arregle gratis, que ya he pagado sobreprecio aguantando a su hermana todos estos años.
    Empecé a reír locamente. Mas, qué importaba. En aquel hotel de tres al cuarto podía ser el único cliente. Al menos, el único que vestía zapatos de más de 100 euros. Me reía de ella, de su papel en aquella historia, de su hermano relojero, de mi trabajo bien pagado...
    Acerté a mirar la hora entre mis propios estruendos. ¡Las nueve y un minuto, ja ja! Qué caro iba a pagarlo aquella cabrona, primero el móvil, luego el reloj, mi vida destrozada por aquella aburrida y santa esposa. En la televisión las noticias echaban fuego, la crisis, ¡ba, ba!
    Yo sí que echaba fuego, tanto que me invadió un sopor pavoroso, mis músculos laxos se dejaron vencer y fui cayendo en el diván hasta que mis brazos colgaron, hilarantes, también ellos.
    ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    - ¿Quién demonios está hablando?- Me froté los ojos varias veces, mientras observaba a aquellos dos hombres que allí mismo en la habitación de la pensión, como espectros, acompañaban al escaso mobiliario.
    - Oigan, ¡Oigan! ¿Qué está pasando aquí?
    Intenté incorporarme del butacón, pero me sentía completamente exánime. Había dormido demasiado tiempo.
    -¡Oigan! ¿Qué pasa, es que no me oyen?
    Agucé el oído.
    El bajito hombre de azul le dijo al alto de traje gris bien planchado:
    -Tenemos el número de móvil de su mujer, porque en la casa nadie atiende al teléfono.
    -Llámala ya, y que vaya viniendo también ella. No le digas nada. Simplemente infórmala de que se la requiere para un asunto de importancia. De lo demás me encargo yo, ¿estamos?
    -Claro, jefe.
    Comenzó el pequeño hombre de azul a marcar en un teléfono móvil los números.
    Pin, pin, pin...
    Yo no perdía detalle. Lo que estaba claro es que allí había pasado algo gordo, mientras dormía. Estaban junto a la puerta, ahora abierta. Vi sangre en el suelo.
    Tal vez, habían pedido la llave al estúpido de la consigna. Debían de haberse peleado dos putas allí fuera, o los maricas que encontraban en la secretud de aquella pensión pordiosera, el magma ideal para dar rienda suelta a sus aberraciones, pensé.
    - Alguien me informará al menos de lo sucedido. Merezco una explicación y una disculpa.- Espeté, intentando guardar calma.
    Caso omiso. Enfrascados en la labor policial, ni siquiera giraron el cuello.
    Pin, pin, pin. Marcaba el pequeño agente los números en el aparato.
    El hombre alto del traje gris se agachó al suelo para... supongo, medir las dimensiones del charco.
    Pin, pin, pin
    Vi entonces dos pies tendidos en el suelo, bajo el umbral de la puerta de mi habitación. Sus zapatos eran de hombre, de suela dura, no de goma. Pero... ¿qué había ocurrido allí? Ni siquiera me habían despertado.
    Entró en la habitación otro agente de policía con el casco todavía puesto:
    -Ya viene el juez de camino, inspector.
    -Bien, bien. Y la esposa, ¿contesta a la llamada?
    Respondió el hombre bajo de azul, con el aparato en la oreja:
    -Solo un momento, señor, ya estoy esperando que lo coja.
    Me quedé mudo, como si todo el silencio del mundo embargara mis pequeñas posesiones, mi cuerpo, mis sensaciones, mis cuerdas vocales...y la hernia de hiato que rechinaba hacía rato, hasta que una pequeñísima lombriz se comenzó a agitar voluptuosa encima de mi corazón. Una lombriz atrapada en el bolsillo de mi camisa, bien planchada.
    Un mordisquito primero, una dentellada, después, abrasión. Fuego del infierno de Dante. La lombriz debía de ser una pesada y gorda víbora. Punzaba y hendía vibrátil sus colmillos en mi pecho. Aquello no era mi corazón que ya no latía o, al menos, hacía tiempo que no lo sentía yo.
    ¡Brummmmmmm, brummmmmmmm, Brummmmmmmm
    ¡Brummmmmmm, brummmmmmmm, Brummmmmmmm

    -No lo coge nadie, inspector.
    -Aguante un poco, es muy importante contactar con la esposa.
    Ya no soportaba aquella vibración en mi pecho. Grité, esperando que aquellos hombres me ayudaran. No se inmutaron. Ni siquiera se giraron.
    Pertenecían a un holograma casi transparente, enfrente de mis propias narices.
    El zumbido siguió impenitente casi al tiempo que mi respiración desfallecía. Mi cuerpo se había paralizado por un terror informe y anestesiador de todo músculo.
    ¡Brummmmmmm, brummmmmmmm, Brummmmmmmm
    Miré la hora, ¿las nueve y un minuto? ¡Las nueve y un minuto!
    El pavor era ya indescifrable, no podría ni levantar el belfo inferior, estirado cual goma de mascar hasta el suelo.
    ¡Brummmmmmm, brummmmmmmm, Brummmmmmmm
    -No lo cogen, inspector. ¿Cuelgo ya?
    ¡Brummmmmmm, brummmmmmmm, Brummmmmmmm
    El hombre alto del traje gris miró su reloj. Se quedó pensativo.
    ¡Brummmmmmm, brummmmmmmm, Brummmmmmmm
    -¡Cuelgue!, ya son las diez menos cinco minutos. Hará el reconocimiento en túmulos.
    ¡Brummmmmmm,
    Brum.

    Cesó el zumbido. Y cesaron las puntadas de mi lejano corazón.
    Aquellos hologramas se confundían en la gélida e irritante atmósfera, los azules con el celeste de las paredes, los grises con el polvo de los muebles aventado por los ratones,
    el rojo por una mano ensangrentada que bajaba a través del pliego de mis párpados, mi vista en toda su ancha lontananza.
    Todavía pude seguir escuchando, pasivo, como un maniquí retirado del escaparate. Escuchaba.
    El noticiario anunció la llegada del estío y de los calores hórridos de julio en la vieja televisión Thomson de rayos catódicos.

    - ¡La tarjeta SIM! ¡La puta tarjeta SIM...!

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    #1
    Última modificación: 30 de Julio de 2012
    A Elisalle y (miembro eliminado) les gusta esto.
  2. Maese Josman

    Maese Josman Exp..

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    [FONT=&quot]
    Pablo, una prosa que entrelazas el sentimiento más puro que se encamina en arrebatos al más cruel, formando desdibujados garabatos de una realidad por el protagonista odiada y no zanjada ni remediada, con un lenguaje que se adentra en lo popular o incluso lo vulgar por sus fuertes expresiones y lo exquisito en otras, una amalgama que te encierra en dos mundos paralelos donde se dibujan dos realidades; la de la mujer y la de su esposo y al final...la sorpresa e interrogante ?¿.
    En mi parecer me es una buena prosa aunque cada uno tiene su estilo y algo a mi gusto cambiaria, pero cumple en su máxima que es tenerte atrapado hasta el final aún siendo a veces tan fuerte su decir, pero te atrae y continuas hasta el final.
    Un abrazote mi amigo. José Manuel MAESE JOSMAN.
     
    #2
  3. Elisalle

    Elisalle Poetisa

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    Yo disfruté leyendo esta Prosa, es como si fuera un pequeño libro que agarra desde el principio y que no lo sueltas hasta llegar al final. Las locaciones, las imágenes, el léxico utilizado es muy bueno, comprensible en todo sentido. Creo que hasta sentí esa alegría "dañina" del protagonista que pensaba festejar el Aniversario con quien no corrrespondía.
    Llegué a la conclusión que el señor en cuestión fue asaltado con el visto bueno del mismo conserje a quien no le caía bien el visitante, que le robaron, le dieron muerte pero este siguió viendo todo desde la otra dimensión y por eso no era escuchado por nadie de los policías. Lo de la SIM me complica, creo que la esposa tuvo que ver en eso, por lo mismo nunca respondió, es posible que supiera de antes lo que haría su esposo. Es un trabajo extenso pero tenía que ser así, que agarra y no suelta y muy bueno por demás, muy bueno, cada detalle, cada frase va entusiasmando más. Un thriller de esos para no quedarse dormido.
    Muchísimas gracias por compartir. Pablo
    :::wub:::
    Que tengas una muy buena semana. Saludos.
     
    #3
    Última modificación: 29 de Julio de 2012
  4. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias, amigo Maese por leer y comentar el relato. Por supuesto, que un personaje despreciable como ése no podía tener otro final en mi relato, se trataba de éso, de que el personaje diera bastante asco.
    Un gran saludo y abrazo
     
    #4
  5. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    No me cambies de nombre, Elisalle, sigo siendo Pablo. Rondas la respuesta final, je je.
    Todo gira en torno a ¡la puta tarjeta SIM!
    Un abrazo y gracias por todo.
     
    #5
  6. Elisalle

    Elisalle Poetisa

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    Arreglado el nombre. Siempre me sonó a Samuel, anduve cerquita ¿verdad? Es muy buena, lo sigo repitiendo.
     
    #6
  7. ROSA

    ROSA Invitado

    Si te soy sincera te diré que no me gustó nada, esa expresión tan vulgar afean tu escrito. Losiento pero digo las cosas como las veo. No pongo en duda que escribes bien pero esta prosa no es de mi gusto. ABRAZOS
     
    #7
  8. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias, Rosa, por comentar mi escasa obra. Así será un poquito más grande. ¿qué es lo que no te ha gustado? Cuidado, que el hecho de que un personaje maldiga, mienta, robe, asesine, viole, practique la prostitución o simplemente practique el absentismo laboral debe ser entendido como una faceta del personaje, no de la obra. El autor narra, simplemente. No emite opiniones, los pensamientos que aparecen en la obra son parte del personaje. Imaginaba que esto estaría claro, por eso me atreví a escribir algo realmente diferente. Realmente arriesgado. Creo que no hay discusión sobre esto.
    ¿Tendríamos, Rosa, que censurar personajes en el foro, pues?
    No sé si es necesario detallar tanto, pero la palabra "puta" aparece en la RAE:
    http://lema.rae.es/drae/?val=puta
    Que cada cual saque su propia conclusión, todos somos jurado.
    Un abrazo
     
    #8
    Última modificación: 31 de Julio de 2012
  9. Love Craft

    Love Craft Poeta asiduo al portal

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    La verdad que tu prosa me apreció admirable. Esa correcta utilización entre el vocabulario popular o vulgar con el académico le da un estilo particular. Que el personaje estuviese muerto le agrega cuotas de relatos fantástico (aunque debo decir francamente que eso finales ya tendrían que dejarse de lado para comenzar nuevas desviaciones), la tarjeta SIM no llegué a enganchar la en la trama, por lo que entiendo no le mandó el mensaje a su esposa y por eso no estaba allí para ver su cuerpo desvanecido, o algo así. La descripción de un ser iracundo, vanidoso y estúpido está bien hecha.
    Seguiré leyendo tu Obra recién encontrada, pues me interesa.
    Así que nos vemos en las Letras amigo, saludos.
     
    #9
  10. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Pues, amigo Love Craft, recordando que te sigo debiendo lecturas (no me olvido de ello), te doy la razón en todo lo que has dicho. Seguramente, este tipo de "muertos" ya no asustan a casi nadie, ¿verdad?
    La explicación, mejor o peor que te puedo dar o, al menos, el sentido que yo le quise dar es el siguiente - lo voy a escribir en tinta amarilla para que no lea quien no quiera, simplemente selecciona el texto si quieres conocer mi orientación-:
    Cuando los policías llamaron a la mujer, realmente la llamada estaba sonando en el teléfono del marido infiel. ¿Por qué? Porque su mujer, anticipándose y previendo los "cuernos" que le habían de poner (no era la primera vez que sucedía algo así) provocó el encontronazo al principio de la historia. Provocó que cayera el móvil al suelo. Por eso, llorando, tardó tanto tiempo en colocar las piezas. Aprovechó para intercambiar la tarjeta SIM con la suya propia (vamos, que de manera virtual e inaparente intercambió los móviles). De esta forma se cercioró del engaño, del punto de encuentro y de la hora a que su marido había quedado. Evidentemente acudió a la cita antes que la otra mujer, y allí mismo, en el umbral de la puerta de la habitación, le asesinó. Él había puesto el móvil en zumbador.
    Mi idea es que él está regresando durante meses y reviviendo todo lo acontecido para encontrar la respuesta, el por qué su mujer averiguó el entretejido de su esposo con aquella otra mujer. Lo descubre al final, desde ese estado inerte en que "regresa" y "viaja" y maldice "¡La tarjeta SIM! ¡La puta tarjeta SIM!". Por tal causa, la imagen en blanco y negro de ésta nos podría recordar una mirada nebulosa como podría ser entonces la suya, desde ese limbo particular, al recordarla tirada en el suelo de aquel pasillo de su hogar.
    Hay una diferencia de varios meses. El relato comienza en febrero. Al finalizar, la televisión anuncia los calores hórridos de julio. Esto explica que él sigue viajando como alma que pena por sus errores. Por no haberlos podido maquillar lo justo y seguir vivo. Al
    revivir las postrimerías de su vida, recrea todo tal cual se produjo, de ahí que sigue viendo la misma hora en un reloj que evidentemente no rodea su muñeca, y siente el zumbar de un teléfono que tampoco aloja en su camisa, tal cual fuera en el momento justo y posteriores a la pérdida de su vida.
    El paso por el hotel ya es un recuerdo recreado. De hecho, toda la historia desde la primera palabra puede ser vista como recuerdos añorados por quien, por sus errores, se debe a si mismo una explicación. Y la está buscando. La encuentra en la última línea, repito.

    Bueno, te agradezco la lectura y tu opinión plausible y muy bien argumentada, lo tendré en cuenta para cualquier otro intento de prosa.
    Por supuesto, espero no haber herido ninguna sensibilidad como ya me reafirmo en mi anterior post; como autor soy libre de elegir el vocabulario adecuado para nutrir de aquello que considero relevante a mis personajes, en este caso, la pura inquina, maldad, y desde luego felonía con la mujer que le quiere. Todas las palabras de la lengua son necesarias, también las ortigas se mezclan con las rosas y, sin embargo, tienen igualmente propiedades curativas, como el cardo.

    Saludos y pido perdón por el exhaustivo compendio de ideas mal transcritas, subvertidas por el aura de una mañana melancólica y transgresora de paz, como lo es ésta. :::triste:::
     
    #10
    Última modificación: 31 de Julio de 2012
  11. ROSA

    ROSA Invitado

    Muchas gentes no comentan por ese motivo de decir que no le gustó, temen herir o molestar al escritor, yo no lo hago por herir ni molestar te doy mi palabra, pero soy honesta conmigo misma y cuando algo no me gusta lo digo y punto sin mala intención. A veces no hace falta ser grosero ni utilizar ciertas palabras. Todo el mundo es libre de opinar y debemos aceptar todAS LAS CRITICAS sean buenas o malas. Seguramente ahora me pondre a leer mas obras tuyas, y no pongo en duda que me gustaran pero esta prosa NO ME GUSTÓ. ABRAZOS Y NO TE ENFADES SIGUE ESCRIBIENDO
     
    #11
  12. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias por todo, Rosa. Las críticas de cualquier tipo tienen que ser aceptadas siempre; la tuya es especialmente valiosa por sincera. Y por eso la he tenido muy en cuenta. Te agradezco tus visitas a mis trabajos, y expresamente te animo desde aquí y ahora a ejercerla siempre sin cortapisas de nadie. :)

    Un abrazo sincero
     
    #12
  13. Dennisse

    Dennisse Invitado

    hace unos días perdí la cabeza porque ella murió
    abrazos
    Denn
     
    #13
  14. pablo7972

    pablo7972 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias por pasar y leer esta prosa, tu tarjeta se murió... ya ves cuántos problemas por una tarjeta, estamos cosidos a ella, de verdad. Un abrazo y no llores, los amigos de verdad te volverán a llamar y recuperarás ssus números, los otros... jajajajaa
     
    #14

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