La Torre de Berto

Érase una vez, más allá del Mar Brillante, dejando atrás el Reino Ignoto donde se extiende el Reino de Oberón, en las tierras que son ribera del Lago Topacio, en la opuesta orilla al pueblo de Villablanca, que llegó un forastero, alto, fornido, malencarado, que sin pedir a nadie permiso, en las tierras de los reyes, a la vista de las montañas de la Luna, marcó una parcela y se dispuso a construir. Le acompañaba una cuadrilla de operarios que traía la intención de levantar una fortaleza en esa zona. Una larga fila de altas carretas les seguían, cargadas de sillares de piedra probablemente dispuestas de tal modo que el edificio pudiese ser erigido en poco tiempo.


En el tronco de un añoso castaño, cercano al lugar de las obras, vivía Hyla, un hada que tenía el encargo de vigilar lo que ocurría en aquella parte del Reino. El estruendo de aquella construcción, llamó su atención y, sigilosa, se acercó a ver qué ocurría. No tardó mucho en conocer las intenciones de aquellos hombres que servían al forastero a quien respetuosamente llamaban Sr. Conde. Intrusos, queriendo levantar un castillo en las tierras de Oberón… No creyó necesario avisar al rey de momento, pues pensó que bien podría ella solucionar la situación.


Hyla, viajó a los alrededores para avisar a un par de elfos conocidos y a unas simpáticas hadas que eran amigas suyas. Y entre todos, trazaron un plan.


Al terminar la semana aquellos hombres habían construido la base y el primer piso de la torre. Les quedaban las dependencias de los futuros soldados, los establos, la gran cocina, el patio de armas y cercar el terreno con la muralla. Dejaron, pues los aperos de trabajo y se fueron hasta Villablanca para descansar.


Ese fue el momento en que Hyla y sus amigos decidieron poner en marcha su plan.


Supongo que sabéis que los seres mágicos que pueblan el Reino de Oberón tienen poderes muy ligados a la tierra, al aire, al agua y al fuego y que cuentan, además, con la ayuda de los árboles y las plantas a quienes miman y protegen. Hyla, fue a hablar con ellos y les contó lo que quería que hiciesen y así…


Cuando volvieron el lunes a trabajar en las obras, encontraron que fuertes raíces habían removido los inicios de la muralla; que plantas trepadoras subían por las paredes de la torre y que los terrenos que habían removido estaban como si nada les hubiese afectado y lucían cubiertos de flores. Aquello extrañó de gran modo a los obreros y murmuraban entre ellos diciéndose que, posiblemente, no estaba bien lo que hacían. Unos no le dieron mucha importancia, mas otros, veían la mano de duendes traviesos, quién sabe si peligrosos, y abandonaron el trabajo. De ese modo, con menos trabajadores, el Conde se encontró con que las obras iban más lentas y eso le enfadaba, motivo por el que reñía a sus obreros con frecuencia y estaba de mal humor. Cuando se acabó la semana, habían recuperado el trabajo perdido y la torre lucía con la planta baja terminada, la primera planta con un dormitorio para el Conde y un tejado provisional, hasta que dieran el último piso. Apenas se habían alejado camino de la villa, cuando un enorme viento se levantó aullando violentamente, con una fuerte granizada que caía envuelta en una lluvia torrencial. Con desesperación, por no poder evitarlo, vieron cómo el vendaval se llevaba por los aires el tejado y el agua llenaba el dormitorio del forastero.


Hyla y sus amigos, se tronchaban de risa, pues no otros que ellos habían convencido al agua y al aire para organizar aquel destrozo.


El Sr. Conde echaba pestes por la boca. Se le puso un genio de mil demonios y en su afán por terminar pronto la obra, empezó a castigar a los obreros reduciendo sus descansos, riñiéndoles por la mínima causa, no consiguiendo otra cosa que no fuese el que un día se fueran dos, otro día tres y así hasta que se quedó solo.


Cuando se vio en soledad, Berto, que así se llamaba el Conde, decidió terminar él la obra. Lo primero que hizo fue buscar los tablones del tejado que el viento se había llevado, colocarlos, asentarlos y clavetearlos. Cuando terminó de hacerlo se sintió agotado y se echó a dormir. Hyla, lo había estado contemplando escondida detrás de una mata de genista y, cuando Berto se acostó, se acercó a observarlo. Entonces se le ocurrió una idea y cuando el Conde estaba en lo más profundo del sueño, acercándose a su oreja comenzó a contarle historias de los gnomos que por allí vivían. A la mañana siguiente, después de un buen sueño, Berto rebuscó entre las carretas hasta que encontró unas pilas de tejas de pizarra que llevó hasta el pie de la torre y luego fue subiendo de varias veces hasta el tejado que estaba arreglando. Con bastante trabajo las fue colocando en filas, recibiéndolas con argamasa para evitar que la lluvia penetrase por ellas. Cuando se acostó, Hyla esperó de nuevo a que estuviese profundamente dormido para contarle al oído aventuras de la Reina Titania y del Rey Oberón. Al día siguiente, Berto se levantó de buen humor. Desayunó despacio y tranquilo y subió a rematar la obra del tejado. Al terminar la jornada, cansado, pero contento, tras tomar una buena cena, se fue a la cama. Igual que las noches anteriores, Hyla acudió a contarle historias de los elfos.


Y de esta manera fueron trascurriendo los días. Berto se olvidó de levantar una fortaleza, no quería ya ni soldados, ni patio de armas, ni muralla. Se dedicó a la torre, removió y colocó los sillares de piedra. Abrió una enorme puerta a ras del suelo, con un arco de medio punto y unas columnas rematadas en capiteles que lucían unas hojas de acanto. En la mitad de los muros aparecieron unas hermosas ventanas. Esto, naturalmente no lo hizo en un día, sino que le llevó su tiempo y por cada día que trabajaba, cada noche durante el sueño recibía las historias que Hyla le contaba. Un buen día mandó venir a unos carreteros de Villablanca, para que se llevasen las carretas con las piedras que no había utilizado y el resto de materiales de construcción, por si alguien los podía necesitar en el pueblo. Y al cabo de unas semanas se encontró con la torre terminada y todo recogido. Ya no sabía qué más hacer así que una pala que tenía la clavó en el suelo a un lado de la torre. Hyla, se propuso darle una grata sorpresa, ya que había visto el cambio que en el hombre se había producido. De ese modo, a la mañana siguiente, la pala se había convertido en un enorme magnolio que daba sombra a la fachada principal de la torre. Berto se quedó asombrado primero y entusiasmado después; se rió por primera vez en mucho tiempo y, por lo bajo, tarareó una canción. Decidió plantar árboles en todo el derredor de la torre, excepto en la parte delantera, donde preparó para poner un jardín con flores. Las hadas y los elfos estaban felices y se apresuraron a ayudarle, naturalmente sin que él se diese cuenta. De este modo ocurría que los árboles que plantaba crecían grandes y hermosos en poco tiempo y su jardín era el más singular y precioso que se haya visto jamás. Tenía begonias, azaleas, campanillas y narcisos, rosas y lirios, preciosas lilas... ¡vaya! un sinfin de las más bellas flores.


Todo este tiempo, Hyla, fiel a su plan siguió visitando al hombre durante el sueño, hasta que no tuvo ya historias que contar.


Creyó entonces que era el momento de dar cuenta a Titania y Oberón de lo que había ocurrido y cómo el forastero había cambiado y se veía sonriente, contento. Cómo cuidaba de los árboles, de las flores y de qué modo se afanaba con un huerto que tenía. Se sintieron muy satisfechos los reyes y decidieron hacer una visita. Esa misma tarde, al ponerse el sol, se acercaron sigilosamente hasta la torre, treparon por la hiedra que cubría sus muros y desde la abierta ventana se colaron en la habitación; así pudieron ver a Berto. Estaba sentado a una mesa, delante tenía una gran pluma de ave, un enorme tintero y papel. Se le veía feliz. Suspiró, mojó la pluma en la tinta, cogió una hoja de papel y comenzó a escribir:

HISTORIAS DE LA TIERRA DE OBERÓN.

Los elfos y las hadas sonrieron, mientras que Titania se reía con ganas. Y su risa sonaba como cascabeles alegres y campanillas lejanas ​

 

Yo soy re infantil porque la historia me tenía fascinada, la verdad es que me imaginé cada detalle, siempre tengo imágenes en mi cabeza y esta historia los hizo más grandes y me pobló de sonrisas. Pude ver esos jardines, esos enormes árboles, ese colorido de las flores, el valle, sus extensiones, las hadas, los duendes, cada detalle descrito, los cambios de humor y las facciones de Berto, además de su paulatina transformación . Qué grata lectura y que universo tan maravilloso ha creado mi Apreciado Poeta y Amigo @Luis Á. Ruiz Peradejordi . Muchas Gracias por compartir su arte fantástico. Por favor reciba mi saludo afectuoso, mi Admiración y mis mejores e incansables deseos sinfín ☘

 

Yo escribo para quienes son así, re-infantiles. Este rincón de Mundoprosa es especial; de por sí la prosa no mueve mucha curiosidad aquí, pero a la prosa infantil sólo se acercan quienes tienen auténtica curiosidad. Por eso es mi lugar preferido. Y así dejo mis cuentos breves, mi Tierra de Oberón, donde dejo volar mis recuerdos para volver al mundo mágico. Me encanta encontrarte aquí ; eso indica que tienes la niña todavía guardada en tu interior y que mantienes la capacidad de asombrarte. Bienvenida a mi mundo, serás siempre bien recibida. Gracias por tu paso, por tu pasión y tu capacidad de emoción. Un cariñoso abrazo

 

Cambiar nuestra conducta, dejar los enojos y penas, nos lleva a ese mundo luminoso y natural que describe tu hermosa historia. La armonía con el entorno nace de la propia armonía interior. Un gusto fue conocer aquel mundo de fantasía. Un gran abrazo.

 

Solo aquellos que saben evadir la realidad y entrar al País de Alicia entienden el fantástico colorido de estas letras y la inmensa profundidad de su historia. Exquisito relato, Luis, saludos Daniel

 

El mundo mágico, es real, está ahí. No lo ve la gente porque siempre va atareada con sus historias y problemas. Cuando los dejamos a un lado y levantamos la vista, hallamos el mundo que apetecemos.
Gracias por llegar hasta estas letras y dejar tu huella en ellas. Un abrazo cordial.

 

Gracias, Daniel, por saberte hacer chiquito y poder entrar por el pequeño agujero de la madriguera y llegar a estas letras. Este es un rincón lejano en el Portal y pocos se acercan a sus misterios. Yo, sin embargo, me siento muy cómodo aquí. Recibe mis saludos y un cordial abrazo.

 

Gracias por la visita. Por esa lectura detenida y tus palabras. Quienes habitamos estos rincones del Portal, tenemos mundos especiales. Así nos creamos este pequeño mundo donde podemos hablar sin cortapisas de todo aquello que hemos visto, vivido, de los seres que hemos tratado y que nadie nos creería si se lo contásemos. Agradezco mucho el tiempo que me has dedicado. Un cordial saludo

 

Ayyy Luís, he vivido cada uno de los momentos transcurridos en la construcción de la torre de Berto, y he ido asumiendo su transformación interior, su manera de ver de diferente manera las cosas, de sentir cómo su mirada aprende a mirar con amor, con ilusión y con fantasía, de dar cabida en su mundo a la magia de la ilusión, de encontrar a pequeños duendecillos y hadas habitando su esperanza...ayyyyyyy qué precioso relato querido amigo, cómo me hubiera gustado escucharlo en tu voz, gesto y palabra sentada junto a los niños y luego darte un aplauso enorme. Encantada de pasar y de dejarte mi humilde huella....muááááckssss rebosando cariño y admiración.

 

Pudiste llegar al rincón secreto. Al lugar de los cuentos y la magia, donde todo es posible, donde las personas cambian, sitio en que la naturaleza imprime su más profunda huella y nos toca con su dedo y nos marca el interior con su fuego. Es mi lugar favorito, en el que me siento de nuevo niño, donde me rodean los duendes, las hadas, los silfos y los elfos. Paisaje que modelo, lugares en que las cosas trascurren como deseo...
Estás invitada Isabel a la Tierra de Oberón, donde sé que te encontrarás a gusto, pues las gentes de limpia mirada, siempre son bien recibidas.
Un montós de besos y todo mi cariño.

 

Acudiré hasta allí toda agradecida y toda presta mi querido Luís...muáááááckssss

 

Ya sabes que para ti hay siempre un sitio especial. Besos

 

Que maravilla haber descubierto tus historias Luis, es tan hermoso sumergirse en tu mundo ideal donde los seres pueden cambiar su mal carácter y son totalmente aceptados por los demás. Has creado un mundo maravilloso con tanta magia y ternura el cual he disfrutado muchísimo. Gracias por compartirlo y permitirnos soñar. Un gran abrazo y miles de sonrisas.

 

Veo que has encontrado el mundo de las Tierras de Oberón. Es un mundo mágico en el que me interno de vez en cuando para encontrar una historia. Gracias por la lectura y por dedicar unas palabras a comentar este cuento. Muy agradecido.
Un cordial saludo

 

Este es otro ejemplo más de la magia, de la sanación que las letras les hacen a las almas de las personas. Muchas veces una historia de ficción puede cambiar un punto de vista y transformar parámetros que antes parecían inamovibles.
Se puede vivir con el apego al mundo, sin interés alguno más que el ego y el materialismo, o escuchar a la fantasía que hace que cambie la mirada y fluya otra sensibilidad.
La literatura, en general el arte derrumba torres y hace crecer jardines.

Estas aventuras de tu reino encantado son un placer, además yo siempre les encuentro el lado filosófico y profundo que es el que prevalece más allá de todo el contexto de ilusión.

El día me encanta empezarlo leyendo tus obras y ni hablar de lo contenta que me pongo cuando nos das una publicación nueva.
De verdad que en mi ausencia, si bien yo tengo una vida ocupada fuera de las redes, una huerta/jardín que atender, una casa que llevar y etc, etc, necesité muchísimo las letras; los argentinos tuvimos un 2020 de encierro muy triste, y gracias a Dios tengo una casa con verde que es mi santuario y en familia, juntos no la pasamos tan mal como otras personas, pero bueno, quizás, quien sabe, Hyla me estuvo hablando mientras dormía y después de mucho pude volver a levantar la pluma.
Es hermoso el simbolismo que le diste a esa vocecita interior llamada inspiración, chispa, amor a las palabras… y podría seguir

Abrazos con admiración, amigo especial, nunca dejes de compartir estas historias que tanto bien hacen.

 

La Torre de Berto fue un cuento que salió sin más. Me puse a escribir y poco a poco fue tomando forma. No hay nada en él premeditado, sino espontáneo. Me ocurre con este mundo mágico; de vez en cuando me envía una señal y yo escribo. Es como si fuese tomando forma a medida que avanzan las palabras y al final ocurre que quienes lo leéis encontráis sentido en los que yo no había pensado, pero que indudablemente están ahí. Es una suerte contar con lectores así y desde luego es una bendición que tú te acerques a mis historias.
Durante el año pasado todos lo pasamos mal. Nosotros estuvimos separados de nuestra hija y este año nos ha ocurrido otro tanto. Fue un tiempo que dediqué a leer y después, lentamente, a escribir. Me cuesta trabajo colocarme delante del espacio en blanco y encontrar las palabras justas con las que quiero expresarme, habrás visto que espacio mis publicaciones, mas es como si ahora quisiera ser más conciso, explicarme mejor... No sé.
Gracias por leer este cuento. La tierra de Oberón en gran parte es deudora tuya y me encanta encontrarte entre sus historias.
Un gran abrazo. Feliz día Cecy.

 

Espacio mis visitas a este fantástico reino como el que tiene en su despensa un extraordinario manjar y no quiere que se le acabe. Así, cada visita se convierte en una ansiada degustación que nunca defrauda. Muchas gracias de nuevo, Luis, y felicidades por tu capacidad narrativa.
Hyla, Berto y compañía.... !qué hermosa cuadrilla!
Un abrazo.
Javier.

 

Es bueno saber que alguno de los lectores se entusiasma con el mundo que el escritor imagina. Siempre he querido que a este mundo entrase la gente con curiosidad y con la puerta de la fantasía abierta. Gracias por dejar al niño que llevamos dentro curiosear por tierras mágicas.
Un cordial abrazo.